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  • Cuando el año cuarenta moría…

    Concordia » El Heraldo

    Fecha: 09/08/2025 19:42

    El libro en cuestión es “Elogio de la sombra” y el autor Jorge Luis Borges en el cuento 15 Pedro Salvadores (a Juan Murchison) EMECE 1969 En realidad, el personaje al que se refiere Borges es José María Salvadores y paso entonces a relatar el material reunido. Este, o sea José María Salvadores había nacido en 1806, año glorioso de la Reconquista de Buenos Aires de manos de los ingleses. Su padre fue Manuel Salvadores y Villegas, un caballero andaluz. Se radicó en el país prestando servicios como cirujano, juntamente con el Dr. Salvio Gaffaro, Justo García Valdez y Aldeodato Olivera. Su madre era doña María Antonia Valle y Ramos, cuñada de Manuel Moreno y Argumosa, padre de Mariano Moreno. Se casó con su prima hermana Josefa Rita Valle; de este matrimonio nacieron nueve hijos. Dos de ellos entre los años 1840 y 1852, en medio de una época terrible y trágica para la familia Salvadores. José María Salvadores desempeñaba un alto cargo durante la fugaz gobernación del General Juan Lavalle, debiendo alejarse del mismo cuando iniciaba Juan Manuel de Rosas su despótico gobierno. Por ser unitario y hombre de enlace con los exiliados en el Uruguay, es perseguido con orden de ejecución por los fanáticos federales. Pero esta desgracia la corre toda la familia Salvadores, entre ellos su hermano Pedro, de quien haré referencia más adelante. Tres tentativas de fuga para pasar al Uruguay, todas ellas fracasaron con resultados sangrientos. Especialmente la última, donde el único sobreviviente fue José María Salvadores, quien salvó su vida por milagro al esconderse en un pozo de aguas servidas. En aquella noche tenebrosa en la que se defendieron con valentía, perdieron la vida sus íntimos amigos y compañeros de causa como Riglos, el Coronel Lynch y otros. El día 5 de agosto de 1840 el Jefe de Policía elevaba a conocimiento de Rosas una lista de centenares de ciudadanos “salvajes unitarios” que se habían fugado del país y señalaba sus residencias y bienes que podían confiscar. Entre ellos aparecía José María Salvadores. Pero sin ser exacta y ello dio motivo a una actitud riesgosamente heroica, que arroja una gloriosa luz sobre la mujer argentina. Asediado por la Mazorca y rodeado de espías, no pudo abandonar su domicilio y de acuerdo con su esposa, doña Josefa Valle, se ocultó en un sótano de su casa cuya existencia era conocida solamente por ellos dos, y que se hallaba debajo de una vitrina en el comedor de su casa, encargándose su esposa de convencer a todo el mundo de que su marido había huido, sin hacerle conocer su paradero. La versión ampliamente difundida, engañó a todos, sin exceptuar a la policía. La Mazorca estuvo en su casa toda la noche esperando su regreso Recién cuando se hizo de día se retiraron, no sin antes revisar toda la casa y romper toda la vajilla de porcelana celeste que encontraron. En aquel insospechado refugio, Salvadores se había convertido en sastre y zapatero a la luz de una vela. Ayudaba así a su mujer que no contaba con medios de subsistencia hasta el 4 de febrero de 1852, día en el que la victoria de Caseros lo devolvió a la sociedad. Al año de desaparecido José María, su esposa dio a luz a un niño. La noticia rápidamente esparcida entre la sociedad a la que pertenecían, le retiró su consideración y la fulminó con su desprecio; y como el caso se repitiera, el exilio social fue definitivo, y la condenación sin piedad, fue comidilla de la maledicencia del barrio durante muchísimos e interminables años. Hay muchos episodios dignos de relatar que ocurrieron durante esos doce años. Esta dama especial por su abnegación conyugal y ejemplar sacrificio, bien merecía hoy en día ser recordada por algún escritor o biógrafo. En el año 1926, a raíz de una iniciativa periodística proponían ponerle nombre a la estación Turdera del Ferrocarril General Roca, Lomas de Zamora para sustituirlo por Manuelita Rosas. La presidencia de la Liga Patriótica Argentina consultó la opinión de uno de sus miembros más caracterizados, el escritor, historiador y archivero José Juan Biedma quien luego de exponer la vida de esa mujer fuera de lo común como fue Josefa Valle de Salvadores, expresó al final de su informe: “Es este tipo de mujer argentina la que elijo, obedeciendo al mandato del señor Presidente, por la excepcionalidad singularísima de su sacrificio” Esta heroína que fue orgullo de la sociedad que la cubriera de maledicencia, sin sospechar la estupenda abnegación de su alma, falleció el 6 de marzo de 1865, llorada y admirada por todos, a cuyo respeto se impusiera con su maravillosa virtud. Pedro Salvadores, hermano de José María fue estanciero. Tomado preso con don Pedro Paso por una partida de la Mazorca fueron conducirlos a Santos Lugares, donde después de tenerlos estaqueados durante ocho días, fueron bárbaramente maltratados y luego degollados el 31 de agosto de 1840. Sus campos y propiedades fueron confiscados y la viuda quedaría en la más absoluta miseria. Su esposa se llamaba María Reyes Castros. Ads Ads

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