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» Clarin
Fecha: 09/08/2025 18:35
-¿Cómo pasa las primeras horas después de haber decidido quedar afuera del acuerdo entre el PRO y La Libertad Avanza en la ciudad de Buenos Aires? -Muy tranquila, como está uno cuando hay coherencia entre lo que siente, lo que piensa y lo que hace. Yo ya tenía esta decisión tomada hace mucho tiempo. La hablé con Mauricio (Macri) y la hablé con Jorge (Macri) en su momento. Les dije que si esta era la decisión del partido en la ciudad de Buenos Aires, yo no iba a ser candidata y que tampoco iba a hacer campaña. Fui consistente con mis valores y con mis convicciones. -¿La decisión tiene que ver con un límite personal de no querer formar parte del mismo espacio que Javier Milei? -No, no es un tema personal. Creo que el acuerdo con La Libertad Avanza es malo para el PRO, malo para la gente y malo para el país. Uno, cuando hace política, tiene que pensar en lo mejor para el país. Y por eso durante un año y medio acompañé todas las decisiones difíciles del Presidente para lograr el equilibrio fiscal. Nunca voté una ley que afectara ese equilibrio, incluso el miércoles en Diputados. -Entonces, ¿por qué no acordar? -Porque también creo que hace falta una oposición constructiva. Mientras el kirchnerismo sea la segunda fuerza, no hay progreso. Hace falta una fuerza política que defienda un Estado que funcione donde tenga que funcionar, que elimine empresas públicas innecesarias pero que atienda a las familias con discapacidad. Un Estado donde la obra pública no sea sinónimo de corrupción, porque hay obras que salvan vidas. -¿Ir aliado con el mileísmo no ofrece esa variante? -El mileísmo hoy no ofrece eso. Por eso creo que hay que construir el post-mileísmo. No hay que seguir construyendo contra algo, sino a favor de una Argentina con oportunidades reales. Eso implica reformas profundas: educativa, para que los chicos aprendan; laboral, para que generar empleo no sea un costo imposible; impositiva, donde no haya tres impuestos que expliquen el 90% de la recaudación. Y también una Argentina donde no se insulte al que piensa distinto, sin opciones binarias ni obediencia ciega. -¿El acuerdo estrictamente porteño es lo que motiva su salida o también está en desacuerdo con la estrategia nacional? -No estuve de acuerdo con la libertad de acción que el partido definió, esto de que cada provincia eligiera lo que creyera mejor. Creo que hay que tener identidad y valores e ideas que defender en todo el país. Y que no puede dar lo mismo con qué partido acordás o con cuál no. Hay que ser coherente. Y bueno, no estuve de acuerdo con esa decisión y la planteé. Pero por supuesto mi posición no fue la que se impuso. Acepté eso. Y en la Ciudad, donde soy diputada, tampoco estuve de acuerdo con cerrar con La Libertad Avanza. Y menos en una ciudad donde el kirchnerismo no gana hace 12 elecciones. No es una amenaza. -¿Cómo fue ese diálogo con Jorge y Mauricio Macri? ¿Lo entendieron? -A mí me interesaba mucho dejar en claro cuál era mi posición. La dejé clara en su momento. No voy a personalizar ni sobre Jorge, ni sobre Mauricio, ni sobre ningún otro dirigente que piense distinto a mí. Me parece que si hay algo que le hizo mucho daño al PRO fueron las peleas internas. Yo siempre digo que hay que defender las instituciones, también digo que hay que defender la institución cuando no estás de acuerdo. En este caso yo no estoy de acuerdo, pero no me voy del PRO. Ni me planteo ir como candidata en otra lista porque acá lo que está en discusión no es un cargo. Son mis ideas, son mis valores. No me gustan los políticos que saltan de un partido al otro en un año electoral. No creo tampoco en eso, así que yo acepto la decisión de mi partido. Pero soy honesta diciendo que no la comparto ni la acompaño. María Eugenia Vidal, en la producción de fotos para Clarín. Foto: Pedro Lázaro Fernández. -¿La absorción del PRO de parte de La Libertad Avanza significa el final del partido en la Ciudad? -Yo creo que mientras existan millones de argentinos y miles de porteños que quieren esa oposición constructiva y ese camino alternativo, el PRO tiene oportunidad. Y eso depende de sus dirigentes. Tenemos dirigentes que ya en esta elección van a representar eso. Ana Clara Romero en Chubut, Gisela Scaglia en Santa Fe, en Mendoza va a estar Gabriel Pradines... Estoy segura que en muchas provincias del país el PRO va a poder mostrar esa alternativa de oposición constructiva. Un partido que cuando el Presidente necesite y tome las decisiones correctas para los argentinos va a estar, que no va a poner en riesgo el equilibrio fiscal. Pero que además de la motosierra quiere tener una pala en la mano. Porque el país necesita construir. Hay muchas cosas para hacer para que la Argentina salga adelante. -¿Había una alternativa de alianza más atractiva? ¿Pensaron en reeditar Juntos por el Cambio a nivel porteño? -El PRO siempre podía volver a presentarse, como se presentó en mayo cuando fue candidata Silvia Lospennato, que para mí es parte de esa segunda generación de dirigentes valiosos que tenemos en el partido. O podía incluso plantear una opción distinta para la Ciudad, con otros actores que de hecho creo que hubieran estado dispuestos a trabajar juntos. Pero bueno, ya está. Ya pasó eso. Ese momento se terminó, digamos. Hubo otra decisión. -Acaba de nacer una tercera vía nueva, como Provincias Unidas, el espacio que armaron cinco gobernadores. ¿Es un lugar atractivo para volver a construir en política? -Me parece interesante que los gobernadores planteen una discusión federal que tenga una representación en el Congreso. De hecho, hay muchos diputados y senadores que responden a esos gobernadores. Para construir un proyecto de país todavía va a llevar más tiempo. Creo que puede ser un paso, pero todavía falta. Falta mucho, falta la elección intermedia. De todas maneras, yo valoro mucho la capacidad de Nacho Torres y Maxi Pullaro, por ejemplo, de hablar entre ellos. Es una nueva generación de dirigentes que representa algo distinto. -¿Javier Milei maltrata al PRO? -Eso no es lo más relevante. Creo en el respeto en los vínculos, en la vida y en la política. No creo que haya que gritar para ser firme. Siendo gobernadora me tocó sufrir amenazas, vivir en una base militar. Jamás me escucharon gritar ni insultar o ser prepotente. La firmeza te la da la convicción. -¿Qué le genera el recurso constante del veto presidencial? -Depende de qué temas hablemos. El veto es una facultad constitucional. Desde ese lugar, yo no la discuto. Pero creo que todos los vetos que vamos a ver y que estamos viendo son hijos de la ausencia de un presupuesto. Cuando no hay presupuesto aprobado, es difícil tratar las leyes que tienen que ver con el gasto. El Presidente vino el año pasado al Congreso y presentó un presupuesto que dijo que era histórico, con una regla de equilibrio fiscal que yo compartía. Se hicieron cuatro reuniones en la comisión y nunca más se convocó. Hoy por esa ausencia de presupuesto, las prioridades del gasto las termina definiendo él solo. Definir un presupuesto es definir ingresos, equilibrio fiscal y prioridades. Y que la motosierra pase donde tiene que pasar, pero no en lugares donde no, como en las pensiones por discapacidad o en los fondos para el Hospital Garrahan. -¿Qué le gustó del Gobierno en estos 20 meses de gestión? -El coraje de haber sostenido el equilibrio fiscal y de haber dado la pelea de bajar el déficit a cero el primer año. Sin duda, sin eso y sin la decisión de no emitir, no hubiera habido baja de inflación. Para los argentinos, esa era su preocupación número uno. No se podía ir al supermercado en diciembre de 2023, era una montaña rusa, no sabías nunca cuánto ibas a gastar. Así que sin duda en eso el gobierno tuvo mi apoyo y no me arrepiento de haberlo acompañado en cada una de esas decisiones difíciles. Pero no por eso me tengo que convertir en La Libertad Avanza o ser oficialista. María Eugenia Vidal, durante la entrevista con Clarín. Foto: Pedro Lázaro Fernández. -¿Qué no le gusta de este Gobierno? -No me gusta el insulto y la agresión. Ni la exigencia de sometimiento o la obediencia absoluta. No me gusta la motosierra rápida donde tiene que ir lenta, ni lenta donde tiene que ir rápida. No comparto que la obra pública no sea necesaria. Hay cosas que el privado o que una empresa no hace y que tenés que hacer desde el Estado para proteger la vida y los bienes de los argentinos. Puede hacerse sin corrupción. El PRO es una muestra de eso. Para mi está muy bien que exista el Garrahan y que un chico que se enferma en Jujuy pueda ser tratado ahí. Creo en ese Estado. No creo en un Estado lleno de ñoquis, pero tampoco en un Congreso con gente sin preparación, que se tira agua en la cara. -¿Duda de este Gobierno en términos de corrupción? ¿Qué opina del caso $Libra que se destapó después de un tuit del Presidente y que avanza lento en el Congreso? -No tengo ningún elemento para hacer una denuncia seria de corrupción de este Gobierno. Pero también creo que este Gobierno es como todos los anteriores, incluso como fuimos nosotros en el PRO: iguales frente a la ley como cualquier otro ciudadano. Ante una denuncia tienen que presentarse, dar todas las explicaciones. Lástima que los tiempos de la justicia argentina sean tan lentos a veces, ¿no? Y que lleve años demostrar culpabilidad o inocencia. -¿Cree que en la Ciudad tuvieron que acordar con Milei para asegurar la gobernabilidad de Jorge Macri? -No creo que la Ciudad vaya a tener problemas de gobernabilidad. El PRO gobierna la Ciudad hace muchos años, sabe cómo hacerlo. Ha gobernado en minoría la mayor parte de esos años. Mauricio nunca tuvo mayoría y Jorge no tuvo mayoría desde el día que asumió. Solamente hubo mayoría en un breve período de Horacio Rodríguez Larreta. Así que no nos asusta gobernar en minoría. Somos gente que sabe conversar, dialogar y que ha sacado muchos presupuestos y leyes difíciles en minoría. Jorge tiene una tarea difícil que es la de superar un PRO de muchos años gobernando. Tiene un muy buen equipo en la Ciudad, que está trabajando todos los días para eso. Hay cosas que mejorar, sin duda, pero todavía hay tiempo para que Jorge muestre a los porteños todo lo que puede hacer. -¿Corre riesgo una continuidad en la gestión a partir de 2027? -Hablar del '27 me parece una vida hoy. Falta mucho. El PRO tiene una segunda y una tercera generación de dirigentes. El PRO no solamente es Mauricio Macri, ni tampoco era antes Patricia Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta, Vidal o Jorge Macri. El PRO tiene mucha gente valiosa. Y tiene una generación desconocida que son unos 40 dirigentes que se están formando en la Fundación Pensar, en la Universidad Di Tella y en San Andrés en un programa de formación. Nosotros apostamos a nuestras inferiores y queremos que crezcan. -¿Cómo se termina con las candidaturas testimoniales? Hay dirigentes del PRO que quizá terminen siéndolo, como Silvia Lospennato y Laura Alonso en la Ciudad, o Guillermo Montenegro en Provincia. -Todos los que me mencionaste me dijeron que van a asumir. Así que ninguno sería una candidatura testimonial. Pero me resulta injustificable que un intendente, como veo hoy en varios distritos, se presente a concejal. Es una cosa ridícula, como lo son las reelecciones indefinidas que muchos quieren aprobar. "Hace seis años que me fui de la Provincia y Kicillof sigue hablando de la pesada herencia" María Eugenia Vidal, diputada nacional por la CABA. María Eugenia Vidal se quedará sin banca como diputada nacional a partir de diciembre de este año. Su decisión de no ser candidata la dejará afuera de cargos de peso, al menos a nivel legislativo, por lo menos hasta 2027. No le preocupa esa situación, dice. "Ya me pasó cuando dejé la gobernación en el '19. Estuve dos años trabajando para el sector privado. Hacer política no puede depender de un cargo, la vida no se agota ahí. No necesito una banca para sostener todo lo que estoy haciendo", explica. Además, la exgobernadora bonaerense hace un análisis de las elecciones que se vienen en octubre, respecto a la importancia que tienen en relación a las ejecutivas de dentro de dos años. "Yo creo que en la Argentina todas las elecciones son importantes. Y en un esquema en el que cada año por medio tenés elecciones ninguna termina siendo definitiva. Van a ser relevantes cuando la política empiece a discutir lo que le importa a la gente. Hoy la mitad de los argentinos no está yendo a votar, porque siente que los políticos no hablan de lo que a ellos les importa", reflexiona. El peso de la provincia de Buenos Aires en el próximo comicio también merece un análisis. Vidal se refiere al riesgo que representa el kirchnerismo en el padrón de mayor peso del país. "Mientras no haya segunda fuerza en la Argentina, el kirchnerismo va a ser un riesgo. Nadie va a generar trabajo en un país donde si al Presidente le va mal, la alternativa es el kirchnerismo", asegura. En ese punto, cree, es clave el rol del PRO. "Por eso tenemos que ser una oposición constructiva. Para garantizar que el progreso argentino esta vez es de verdad y que no va a volver el kirchnerismo a voltearlo. Hay que ganarles y hay que dejar los terceros. Para que todos los que tienen que tomar la decisión de si van a invertir o no sepan que no existe ese riesgo". El kirchnerismo, Vidal, lo interpreta directamente en dirigentes como Axel Kicillof, su sucesor en la gobernación bonaerense, o en la ex presidenta Cristina Fernández, presa en su casa desde junio. "Hace seis años que me fui de la Provincia y Kicillof sigue hablando de la pesada herencia. Es un recurso que se le va agotando. Es el gobernador que debe haber recibido más apoyo de un gobierno nacional, como pasó en la presidencia de Alberto Fernández. No tiene un solo legado en su gestión", opina sobre Kicillof. Sobre Cristina, el diagnóstico que tiene es bien contundente. "Es una política condenada por corrupción después de 15 años de investigación y de la intervención de 14 jueces. No tengo nada más para agregar", concluye. Itinerario Nació el 8 de septiembre de 1973, en el barrio porteño de Flores. Estudió Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en la Universidad Católica Argentina (UCA). Fue parte de la Fundación Sophia y de Creer y Crecer, en el inicio del macrismo, a principios de los años 2000, al frente del área de Desarrollo Social. De 2007 a 2008 fue legisladora porteña, pero poco después asumió como ministra de Desarrollo Social de la Ciudad, hasta el final del primer mandato local de Mauricio Macri. En 2011 fue electa vicejefa de Gobierno porteño y en 2015 dio el salto a la política bonaerense. Ganó la elección y fue electa gobernadora de la provincia hasta 2019, cuando intentó ser reelecta pero perdió con Axel Kicillof. En 2021 fue electa diputada nacional por CABA, cargo que desempeñará hasta el 10 de diciembre de este año. Además, es presidenta de la Fundación Pensar, el think tank del PRO, y da clases en la Universidad di Tella y en la Universidad de San Andrés. Al toque Un sueño: Que los argentinos elijan por convicción y no por descarte. Un desafío: Evitar mirar problemas nuevos con anteojos viejos. Un proyecto: @HacemosArgentina, una fundación de educación que dirijo. Una comida: El pastel de papas de mi mamá. Una bebida: Coca Zero. Un líder: Konrad Adenauer. Un prócer: Francisco. Una película: La lista de Schindler. Una serie: Grey's Anatomy. Un libro: Esperanza sin optimismo, de Terry Eagleton. Una sociedad que admire: La nuestra. Un recuerdo de la infancia: Navidad y Año Nuevo yendo a saludar a mi papá, que estaba de guardia en el Hospital Argerich o en el Santojanni.
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