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Concordia » El Heraldo
Fecha: 09/08/2025 08:01
El desprecio por la restricción presupuestaria Sin embargo, al llevarse puesta la racionalidad económica que imprime el concepto de restricción presupuestaria, podemos develar que solo se trata de un artilugio demagógico, probablemente con fines políticos, ante la cercanía de elecciones legislativas. Accionar que, no solo pretende desgastar políticamente al gobierno nacional forzándolo a vetar dichas iniciativas, sino también atacar el pilar del modelo económico Milei-Caputo: el superávit fiscal. Disfrutar de un sistema previsional que ofrezca mejores jubilaciones y pensiones, a lo cual podríamos sumar el otorgamiento de mejoras en salarios a docentes del sistema de educación pública, sectores todos ellos aún rezagados tras el ajuste fiscal que desactivó la bomba hiperinflacionaria heredada, requiere de un sector privado robusto que pueda costearlas. El déficit fiscal persistente sufrido por la Argentina no es pagado por políticos que aprueban gastos sin prever su financiamiento, sino por los ciudadanos en general, incluso por aquellos beneficiarios inmediatos. El FMI puso en cifras el costo fiscal de la prórroga de la moratoria previsional, el aumento de jubilaciones y la emergencia en discapacidad: 1,5% del PBI en total. Es decir, si el veto presidencial fuese rechazado en el Congreso, se barrería con el superávit fiscal, y por tanto la recuperación económica y el proceso de desinflación se verían revertidos. Lo pagaríamos todos, por supuesto, incluyendo, como se mencionó, a aquellas personas beneficiadas en el corto plazo por dichas iniciativas. Así, el ajuste fiscal previo habría sido en vano, gestándose un nuevo ajuste futuro. Reitero: el mejoramiento de jubilaciones, pensiones, salarios a docentes (quien escribe es docente y no es ajeno a la problemática), y demás partidas de gasto de fuerte incidencia social, requiere de un sector privado robusto que pueda costearlas y mejorarlas en el tiempo. Ads ¿Cómo atentaría una vuelta al déficit contra tal necesaria robustez privada? Depende del mecanismo en que se financie el mismo, básicamente tendríamos los siguientes dos: - Mayor endeudamiento: si el gobierno se ve forzado a incrementar la deuda para costear la vuelva del rojo fiscal, entonces se produciría (nuevamente) un “efecto desplazamiento” en el acceso al financiamiento. Esto es: el crédito disponible se lo llevaría en gran medida el sector público, dejando poco ahorro disponible para que el sector privado pueda financiarse. Esa mayor escasez llevaría al encarecimiento del crédito, tan necesario para que las empresas puedan invertir, y los consumidores adquirir bienes durables en cuotas. Así es como el sector privado se resiente y debilita, lo cual incide negativamente en la base imponible, perjudicando la recaudación impositiva y por tanto la capacidad del Estado de otorgar mejores jubilaciones, sueldos y demás partidas sensibles. - Emitiendo dinero: lo cual lleva a la inflación, afectando el poder de compra del público en general, pero sobre todo de los más pobres, ya que se trata de un impuesto no legislado de características regresivas. No solo eso, además la inflación, al distorsionar el sistema de precios, produce malas asignaciones de recursos, lo cual lleva inevitablemente a resentir la actividad económica. Nuevamente cae la base imponible, y el gobierno obtiene menos recursos, lo cual atenta contra la mejora sosteniblemente de las partidas mencionadas. ¿El ajuste fiscal entonces lo pagan jubilados y pensionados? No en su totalidad, al ajuste lo pagamos todos, y aunque muy duro, constituyó la alternativa a un ajuste hiperinflacionario, mucho más brutal, incierto y destructivo. Ads Naturalmente, al constituir el gasto previsional una partida tan significativa dentro del presupuesto, no pudo escapar de soportar una importante parte de ese ajuste. Esa enorme importancia presupuestaria tiene por causa en gran medida el haber instaurado un sistema de reparto, matemáticamente inviable, en el cual la proporción de aportantes disminuye mientras la de los beneficiarios aumenta. Tal sistema fue impuesto mediante la estatización del sistema privado de jubilaciones y pensiones, como parte del modelo kirchnerista, amante del déficit y la emisión monetaria. Movimiento político que, a su vez, multiplicó clientelarmente el otorgamiento de pensiones por invalidez, de un modo tan escandaloso que cuando recientemente se citó a los beneficiarios en un proceso de autoría, el 60% ni siquiera se molestó en presentarse para la renovación. Ads Cabe recordar que la fórmula de actualización jubilatoria impuesta por la actual administración, se basa en el Índice de Precios al Consumidor (IPC) tomado con dos meses de rezago, por lo que, en un proceso desinflacionario como el que se está transitando (y que busca dinamitarse desde el Congreso), la mejora en términos reales debería ir a la par de la baja en el aumento del nivel de precios. No hay soluciones mágicas, ni inmediatas. Salir del esquema nacional-populista sufrido por décadas, lleva tiempo y sacrificios temporales. Ya soportamos lo peor del ajuste, perder la paciencia y volver al modelo deficitario es gestar un nuevo ajuste futuro, de magnitud impredecible. Tratemos de evitarlo, por todos, incluso por nuestros ya sufridos jubilados.
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