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  • Por qué las empresas y figuras de alto perfil necesitan equipos legales integrados y especializados

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 09/08/2025 04:50

    En Argentina, las agresiones en redes sociales se duplicaron en dos años, con más de 1,3 millones de publicaciones mensuales que contienen insultos o difamaciones, según monitoreo de Ad Hoc sobre interacciones digitales (Foto: NA) En el ecosistema digital actual, la reputación no se construye únicamente tras años de trabajo; puede destruirse en minutos. Cuando se trata de empresas o personas de alto perfil -dirigentes, ejecutivos, artistas, deportistas o influencers-, el impacto se multiplica. Una mala gestión de crisis reputacional puede afectar la imagen personal, los contratos comerciales, la cotización bursátil, el valor de marca y las relaciones estratégicas. En Argentina, las agresiones en redes sociales se duplicaron en dos años, con más de 1,3 millones de publicaciones mensuales que contienen insultos o difamaciones, según monitoreo de Ad Hoc sobre interacciones digitales. A nivel global, el 90% de los usuarios evita marcas asociadas a escándalos o polémicas públicas, y el 87% modifica decisiones de compra ante críticas negativas en redes. La gestión de crisis reputacional dejó de ser exclusiva de la comunicación institucional. Exige el involucramiento activo de abogados especializados, con comprensión tanto del marco legal como de la dinámica viral que puede desencadenar una crisis digital. Muchas compañías y figuras públicas cuentan con equipos de prensa, pero carecen de estructuras interdisciplinarias preparadas para responder legal y estratégicamente ante crisis digitales. Esta separación entre comunicación y asesoría jurídica retrasa decisiones clave, expone a errores irreversibles y genera vacíos que los adversarios o el algoritmo pueden aprovechar. La gestión de crisis reputacional dejó de ser exclusiva de la comunicación institucional En el caso de personas de alto perfil, el riesgo adquiere matices aún más delicados. Viven de lo que se dice sobre ellas. Su imagen representa capital simbólico y contractual. Una acusación no gestionada a tiempo puede traducirse en pérdida de patrocinios, rescisión de contratos, aislamiento mediático o cancelaciones públicas. Debe decirse sin eufemismos: las cancelaciones no constituyen un juego de redes sociales. Funcionan como violencia simbólica que vulnera derechos constitucionales fundamentales. En estos procesos, se invierte la carga de la prueba: la persona debe demostrar su inocencia, cuando la presunción de inocencia es un principio esencial. Se ignoran el derecho de defensa y el debido proceso. Los tribunales son reemplazados por el juicio público, sin reglas, plazos ni posibilidad real de reparación. Los tribunales son reemplazados por el juicio público, sin reglas, plazos ni posibilidad real de reparación (Foto: Maximiliano Luna) Por ello, las consecuencias de no actuar con rapidez y precisión ante una crisis no solo son mediáticas. Pueden arrasar con carreras, prestigio y hasta afectar la salud psíquica de quienes quedan en el centro del escándalo. Una respuesta efectiva en las primeras horas permite contener daños. Una demora o una declaración sin el asesoramiento adecuado puede amplificar la exposición y motivar conflictos legales. Resulta indispensable articular: Abogados expertos en reputación, derecho digital y penal, preparados para activar recursos legales de forma urgente. Responsables de comunicación estratégica, trabajando junto al asesor jurídico en la definición de mensajes y sus tiempos. Peritos en redes y análisis de big data, que monitorean en tiempo real los flujos y anticipan riesgos. Consultores psicológicos o coaches, encargados de la contención emocional y consistencia discursiva del cliente. Esta modalidad es más eficaz y respeta los derechos individuales. El nuevo rol del abogado en crisis reputacional exige más que saber jurídico puro. Se requiere: Lectura estratégica del contexto. Capacidad de coordinación interdisciplinaria. Comprensión de la lógica digital y la narrativa viral. Un profesional con experiencia puede contener el conflicto, evitar errores que abran frentes legales innecesarios, preservar evidencia útil, e intervenir antes de que el daño se torne irreversible. Más del 80% del valor de marca corporativo puede depender de la imagen, y el 41% de las crisis originadas en redes carecían de protocolo de respuesta (Deloitte) No existe margen de improvisación. La reputación pasó a ser un activo intangible central. Según Deloitte, más del 80% del valor de marca corporativo puede depender de la imagen, y el 41% de las crisis originadas en redes carecían de protocolo de respuesta. En figuras públicas, la falta de estrategia puede desembocar en un silenciamiento injusto. Con frecuencia, no hay oportunidad para “volver a explicar” ni reparar lo que el algoritmo ya dispersó. El abogado especializado en crisis reputacional cumple un papel estructural, no accesorio. No solo se trata de frenar el daño legal: su tarea previene que una tormenta digital destruya años de trayectoria. Para empresas y personas de alto perfil, el trabajo conjunto y multidisciplinario representa una necesidad ineludible. En un entorno donde las redes sociales transforman una sospecha en condena en cuestión de minutos, actuar con rapidez, experiencia y prudencia puede marcar la diferencia entre la caída y la reconstrucción. El autor es abogado especializado en manejo crisis, doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales, posgrado en Derecho Procesal Penal

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