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» LaVozdeMisiones
Fecha: 09/08/2025 02:20
El comediante Juan Barraza traerá el domingo a sala Mandové su espectáculo “Deslices y desmanes”, a las 21 horas, con tickets a $18.000. “No me interesa si la provocación está por encima del chiste”, reconoce en la previa, entrevistado por La Voz de Misiones. El humorista con casi veinte años de trayectoria apuntó que “el humor es para pegarle al que está arriba” y que la crueldad no es su estilo, aunque reconoce que se intenta hacer reír con eso. “Nos gobierna gente muy rota”, reconoció. ¿De qué se trata “Deslices y desmanes”? Es el nuevo espectáculo estrenado en marzo. Tiene unos meses. Ya está girando hace un tiempo. El año pasado estuve con otro show en Posadas, así que es la primera vez que lo llevamos al NEA. Y tiene como particularidad la presencia de la guitarra. Hay tres momentos de humor con la guitarra. Otras canciones alusivas que se van mechando con los monólogos y que hacen como una referencia a una llamada a cosas que se dijeron en el show. Que la gente no venga a ver a alguien tocando muy bien la guitarra ni muy bien cantando. Que se concentre en los chistes. ¿Qué tan real es lo que cuentan los comediantes con el stand up? Lo que yo hablo suele venir de cosas que sucedieron. Puede tener un poco más como tienen todas las anécdotas. Si vos te juntas con tus amigos a tomar vino y las anécdotas están exageradas, ¿porqué no va a pasar en un escenario, donde uno está buscando el efecto de la risa y demás? Viene de ahí. Igual, lo que sucede en un escenario de humor, para mí, tiene que ser verosímil, no necesariamente verdad. Tiene que ser creíble, porque ahí está la tensión del humor que desemboca en una risa. Si yo arranco el show diciendo que “acá a la vuelta estaban unos extraterrestres agarrándose a las piñas” nadie cree eso. Entonces, no hay un elemento de verdad ni de tensiones. Pero me parece que tiene que ser verosímil. Por supuesto que la exageración es una herramienta con la que los humoristas contamos y que muchas veces utilizamos a nuestro favor. ¿Hay algo para lo cual no haces humor o todo puede ser tratado a través de la risa? Creo que todos tenemos temas con los que no hacemos humor, no nos reímos. Yo tengo los míos, por supuesto. No es algo que venga de la moral. Simplemente no me da gracia o no me sale escribir sobre eso, o hay algún tipo de barrera que puedo explorar un poco más, un poco menos. Pero aún soy un defensor de la idea de que el humor se puede hacer con todo, y que después el que está del otro lado elija: “Quiero participar de esto o no. Consumo este humor, este comediante. Estos chistes. Sí o no, este me parece un gil, este me da gracia”. Todos tenemos esa división después en nuestra cabeza. Y ese gusto. De la misma manera que uno elije un plato de comida encima de otro, o una película por encima de otra y demás. Por supuesto me parece que hay que permitir la posibilidad de hablar de todo, y que el límite esté puesto sobre uno mismo. No solo lo que va a decir el otro. Porque esto ya es el terreno de la censura para mí. Legislar lo que uno puede decir no me parece una idea muy interesante para mí. Sí me parece buenísimo el límite. Decir: “yo de esto no me río, no participo, no soy público de esto”. Y a la hora de hacer humor uno elige de qué cosas quiere hablar, y probablemente lo que vas a compartir con el público es algo que a vos te causa gracia. Entonces lo que vos no compartís, probablemente, ese algo con lo que no te reirías tampoco. Pero igual, está perfecto que alguien haga humor con eso. Siempre. ¿El humor ha cambiado con el devenir? Porque siempre fue efectivo reírse de los poderosos. Pero hay tal vez una crueldad que muchos apuntan para hacer humor… Sí. Si hablas de la coyuntura, nuestro país hoy en día está gobernado por gente muy rota que encuentra cierto goce y cierto placer en reírse “de” y pareciera que hay que aprovecharse. Mientras hablamos vos y yo habamos se está discutiendo el veto a la ley que tiene que ver con la discapacidad. Yo considero el humor un vehículo para pegarle al que está arriba siempre. Para plantarse al poderoso desde el oprimido. Esto no necesariamente es que los esclavos puedan hacer humor y los demás no. Pero así lo concibo yo. Por lo tanto, el objeto del humor en mi trabajo es alguien que está parado arriba o en una situación de poder o privilegio. Cuando sucede al revés, entiendo que habrá público que se ría de eso, yo no le veo mucho la vuelta. Tal vez se parezca más al bullying que al humor. Pero tampoco estoy yo para determinar qué es humor y qué no. Si hay alguien que se ría del otro lado, bueno, eso significará que eso representa alguna forma de humor para alguien. Creo que el humor va cambiando, evolucionando pero no tanto en sus mecanismos sino en la temática. Siempre que yo remate un chiste hay humor sucediendo ahí. Tal vez estamos atentos a algunas cosas que tienen que ver con un paradigma que antes no estaba. Cuando hicimos la primaria vos y yo nos reíamos del que usaba lentes, el gordito. Y ahora, de adultos, comprendimos que el humor sobre eso es como una salida berreta, y que tiene un costado que por ahí está lastimando a alguien que está en inferioridad de condiciones. Que es minoría. No sé. No me sale tanto ese humor. Entiendo que existe. Y en la medida que exista, gente que se ría de eso habrá, público que se podrá sostener en un escenario, en un video. En un libro, donde sea. A mí ese humor tan ligado a la crueldad no me interesa mucho. Sobre todo si el objetivo es la provocación por encima del chiste. Creo que los chistes provocadores tienen que ser primero un “chistazo”, y después, que incomode el humor, meta el dedo y rasque. A alguien va a incomodar. Todos los chistes a alguien incomoda en algún momento. Entonces, me parece que una cosa es eso, y otra es provocar y buscar el efecto de la provocación por encima del de la risa.
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