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» Diario Cordoba
Fecha: 03/08/2025 09:57
La vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca a principios de este año ha inaugurado una nueva era llena de interrogantes y muchos de ellos, recogidos con mensajes claros y directos en su discurso de investidura, así como otros indirectos que serían el presagio de lo que hoy ya se está confirmando. Su propósito es que Estados Unidos viva nuevamente sus años de oro, una aspiración legítima para cualquier mandatario político. Sin embargo, estas afirmaciones tienen un fuerte impacto internacional; en el ámbito empresarial, esto se traduce en un fortalecimiento de su economía y de sus empresas, a expensas de otros mercados, lo que perjudica directamente a aquellas empresas con una alta vinculación con los mercados estadounidenses. Las tensiones comerciales han aumentado y muchos países han comenzado a replantearse sus relaciones económicas con Estados Unidos. Mientras tanto, en el ámbito interno, Trump ha prometido revitalizar la infraestructura nacional, crear empleos y reducir la burocracia. Sin embargo, sus políticas han sido recibidas con opiniones divididas, tanto en el congreso como entre la población. Sus acciones, en sólo seis meses de gestión, han tenido un fuerte desgaste incluso en su propio Gobierno, con pérdida de confianza de gran calado e impacto, una debilidad que se ha dejado notar en las principales empresas cotizadas de EE. UU. y con fuerte depreciación del dólar frente al euro. No se puede negar que la relación con Estados Unidos debe ser sólida y estable, por lo que es fundamental actuar con prudencia y evaluar siempre el desgaste que nuestras decisiones puedan implicar. En Europa, la Unión Europea ha adoptado en las últimas semanas un enfoque orientado a mitigar el impacto de la política arancelaria del gobierno de Trump, evitando así una guerra comercial. La imposición de un arancel del 15 % sobre productos europeos, junto con la compra de materias energéticas e inversiones adicionales de la Unión Europea en Estados Unidos, podría representar una victoria táctica temporal. Sin embargo, es importante ser realistas: esto tendrá un impacto significativo en Europa y podría acarrear consecuencias negativas para nuestra economía, además de socavar el principio de libre comercio. Lo anterior obligará a la Unión Europea a adoptar medidas decisivas y efectivas para mitigar el impacto en nuestra economía. Los países vecinos han expresado, con razón, la necesidad de reducir la dependencia, explorar nuevas alianzas internacionales y abordar los daños que puedan afectar a sectores claves y estratégicos para nuestro desarrollo económico. En Andalucía, los grandes afectados son la agricultura, con un fuerte castigo al vino y al aceite de oliva, que tendrá una reducción de ventas. La industria turística será otro de los grandes perjudicados. Pérdida de demanda, que se une al aumento de costes que tendrán una consecuencia final en el precio del producto, restándonos competitividad. Sectores como la automoción tendrán fuerte impacto, seguido de la aviación y otros con dependencia con la economía americana. Las empresas andaluzas son un claro ejemplo de la búsqueda de oportunidades en el exterior, demostrando una fuerte implantación y un compromiso sólido con el territorio. Este éxito se ha logrado gracias a una política de libre comercio que respeta las normas internacionales y a un sistema económico global basado en reglas claras. Recientemente, esta situación ha coincidido con el viaje del presidente de la Junta de Andalucía a Japón, donde ha promovido las ventajas de nuestra región y las oportunidades que ofrece en el contexto internacional. Coincidencia o no, está claro que debemos aprovechar este momento con determinación, brindando un apoyo contundente a nuestras empresas y explorando las posibilidades que nuestra tierra ofrece tanto en sectores tradicionales como en otros estratégicos, como el logístico, el de defensa y el tecnológico. Este enfoque ha tenido un impacto directo, evidenciado por el anuncio de inversión de Hitachi en sus instalaciones en Córdoba. En Andalucía, tenemos retos decisivos para las próximas generaciones, y debemos actuar para sostener sectores decisivos, como es el primario (afectado por la próxima reforma de la PAC), la industria, la logística, o el aeronáutico, son esenciales que confluyan con el otro pilar de nuestra economía el turismo y el comercio. Este es el camino: apoyar con firmeza y determinación a nuestra economía.
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