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Concordia » Entre Rios Ahora
Fecha: 03/08/2025 06:29
Sergio empezó a trabajar un domingo. Ese domingo abrió la aplicación, cargó sus datos y salió a la calle con su moto. Hace cinco años se quedó sin trabajo. Intentó rumbear por otro lado. Hizo un curso de electricista. Pero no hay nada, nadie lo llama. “No consigo nada”, dice. Entonces se anotó en Rappi, la aplicación de mensajería a la que todos los jóvenes –y no tanto- se suman porque es más práctica, menos complicada y no pide antecedentes, como Pedidos Ya. Trabaja de 4 a 6 horas por día en su moto. “Tengo 50 años. No tengo hijos así que lo que gano me alcanza bien. Trabajando seis días a la semana saco $100 mil. Para mí, que soy solo, me alcanza y me sobra para mantener la moto, comprar lo que necesite, pagar mis servicios, el seguro, internet”, dice. Sergio dice que la calle cada vez está más poblada de Rappis por una cuestión bastante simple: no hay trabajo. “Soy electricista y tengo título de marketing”, apunta. En las plataformas de reparto, los pedidos se asignan automáticamente según la cantidad de entregas realizadas, el tipo de vehículo, la velocidad promedio y la localización. La gestión algorítmica cumple tareas de vigilancia a través de rankings que clasifican a los repartidores en niveles que abarcan del uno al cinco: a mayor nivel, mayores beneficios, como la posibilidad de elegir los días y los horarios más rentables, publicó la revista Anfibia. Los algoritmos deciden suspensiones y despidos a raíz de conductas que se consideran inaceptables. Por ejemplo, la calificación negativa de un cliente. Así como los influencers luchan por los likes, los repartidores dependen de los clientes. Los algoritmos no están en cada puerta ni en cada esquina: quien juzga la calidad del pedido y la presentabilidad del repartidor es el consumidor. Cuanto más rápido se cumpla con una solicitud, más chances tiene el repartidor de que la plataforma le asigne otros pedidos. La evaluación del trabajo se terceriza en los clientes y se despersonifica en la gestión algorítmica. Si a este panorama se suma la carencia de derechos laborales formales, ¿cómo se explica que los repartidores valoren la flexibilidad horaria y la autodependencia? Rappi y PedidosYa conocen el estado y la fluctuación de la demanda en tiempo presente, lo que les permite configurar un esquema de trabajo que maximiza sus ganancias. La gestión algorítmica, que radicaliza la vigilancia sobre el trabajador y gamifica su desempeño, ha sido criticada por funcionar como una “caja negra”. Las plataformas no están obligadas a informar sus procedimientos. “Venís a eso de las ocho de la noche y acá se llena”, apunta Cristian. Acá es la Plaza 1° de Mayo, el lugar principal de concentración de chicos y chicas que trabajan hiperflexibilizados en el negocio de entrega de pedidos. Los días de lluvia son los mejores, dirá, porque la aplicación sube el precio de cada viaje. “El doble o el triple te pagan”, enseña. Juan dice que le va bien. Está con Rappi –casi todos se vuelcan más a esa aplicación antes que Pedidos Ya-. “Empecé hace tres meses y m va bien. Me pude comprar bici nueva y sigo laburando. Trabajo con los super, como Carrefour, que paga más; con Mostaza y con Mc Donallds. En el centro, porque los viajes en bici los hago en el centro. Dependiendo los kilómetros, por cada viaje gano entre $2.500 a $4.500. Los super pagan más”, dice. Los primeros utilizaban motos, pero ahora que el mercado se pobló de cadetes también usan bicis; los más flexibilizados utiliza el sistema de bicicletas públicas de la Municipalidad para trabajar. Oscar llegó a Rappi después de perder un trabajo en blanco. “Hay muchos chicos nuevos. También familias y parejas que trabajan en esto”, cuenta. Un informe del diario Clarín reveló que la edad promedio de los choferes de apps en Argentina es de 34 años. Según la base de datos de Cabify, menciona Manuel Machado, jefe de crecimiento de la app, el 65% tiene entre 25 y 44 años, el 47% cuenta con estudios secundarios completos, el 72% trabaja como conductor a tiempo completo, el 75% son argentinos nativos, el 60% se mueve en Buenos Aires y el Gran Buenos Aires y un dato alarmante: la mayoría, el 85%, no tiene otro empleo formal. PedidosYa menciona que el 70% de sus repartidores prestan servicios en un promedio de 3 horas al día, acomodando sus tiempos y necesidades, y que el 10% se conecta la cantidad de horas equivalentes a un trabajo de jornada completa. “El 80% tiene menos de 36 años. En los últimos años, notamos que muchos jóvenes con dificultad para conseguir trabajo encuentran en esta modalidad una alternativa para generar ingresos”, refiere la plataforma. “Cada vez más cadetes en Paraná”, revela Santiago. “Hay familias enteras que trabajan de cadetes. Hay más necesidad. La gente busca esto. No necesitas secundaria, no necesitas nada para esto. Yo estaba en una obra, en blanco. Pero perdí el trabajo. Me compré una bici y empecé con la cadetería. No necesitas tener secundaria, no necesitas tener primaria, no te piden nada. Este es el único trabajo que no te pide estudios, no te pide antecedentes. No te pide nada. Entras a la aplicación, y te haces tu cuenta. Y listo”, señala. Johnatan trabajó de albañil hasta que lo despidieron. Después, se empleó en una empresa de limpieza. Siempre estuvo en blanco. Hasta que no estuvo más, y fue a trabajar a la calle. “La gente piensa que es fácil este laburo y no. Corres riesgo en la calle. Hace poco asaltaron a un compañero cerca del shopping nuevo. Le robaron el celular. Y después está el tránsito, aunque nosotros en Rappi tenemos un botón de emergencia por si pasa algo. Al toque llegan Bomberos, la ambulancia”, señala. Testimonios: Laura Molnar para Radio Plaza De la Redacción de Entre Ríos Ahora
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