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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 01/08/2025 22:31
Mitos y verdades sobre la alimentación: lo que creemos saber no siempre tiene base científica (Imagen ilustrativa Infobae) Numerosas creencias sobre alimentación y nutrición persisten en la cultura popular, a pesar de que muchas carecen de respaldo científico. Desde la supuesta capacidad de las hormigas para mejorar la vista hasta la idea de que el azúcar vuelve hiperactivos a los niños, estos mitos influyen en las decisiones cotidianas de millones de personas. De acuerdo con un reportaje de Muy Interesante, gran parte de estas ideas tienen orígenes históricos sorprendentes o se perpetuaron por errores y malentendidos, pero la evidencia científica actual permite refutarlas individualmente. Cuáles fueron los orígenes de los diez mitos alimentarios más extendidos, qué dice la ciencia sobre ellos. Los adultos no deben tomar leche La tolerancia a la leche en adultos depende de factores genéticos, y solo quienes presentan intolerancia a la lactosa deben evitarla (Imagen Ilustrativa Infobae) Una creencia común sostiene que la leche es únicamente para la infancia y resulta antinatural o dañina para adultos. El fundamento suele ser que el ser humano es el único animal que consume leche tras la lactancia. La explicación radica en la enzima lactasa, necesaria para digerir la lactosa, aseguran desde Muy Interesante. Es que, mientras la mayoría de mamíferos deja de producir lactasa al crecer, algunas poblaciones humanas mantienen la capacidad toda la vida gracias a una mutación genética. Por ello, la tolerancia a la leche en adultos es frecuente en Occidente, pero menos en Asia y África. Solo quienes presentan intolerancia a la lactosa deben evitar la leche, ya que pueden sufrir molestias digestivas. Para el resto, puede ser considerada una fuente de calcio y vitaminas, sin representar un riesgo. La pizza se inventó en Italia La pizza, aunque perfeccionada en Italia, tiene orígenes en civilizaciones antiguas como Egipto, Grecia y Roma (Imagen Ilustrativa Infobae) Aunque la pizza es símbolo de la gastronomía italiana, su historia es más antigua y compleja. Muy Interesante señala que ya en el año 4000 a.C., los egipcios elaboraban masas de harina y agua en forma de disco y los griegos cocinaban platos semejantes sobre piedras calientes. Los romanos también comían versiones tempranas de pizza, añadiendo hierbas y aceite de oliva. En Nápoles, siglos después, se añadió la salsa de tomate, ingrediente traído de América, y se inauguró la primera pizzería moderna en 1830. Italia perfeccionó y popularizó la pizza actual, aunque su origen se remonta a civilizaciones mucho más antiguas. Las ostras son afrodisíacas No existen pruebas concluyentes de que las ostras sean afrodisíacas, pese a su contenido de zinc y su fama histórica (Freepik) La reputación de las ostras como afrodisíaco se apoya en su alto contenido de zinc, mineral implicado en la producción de espermatozoides y hormonas sexuales como la testosterona. Sin embargo, la Sociedad Internacional de Medicina Sexual revisó en 2015 los afrodisíacos naturales y no encontró evidencia concluyente de que las ostras aumenten el deseo sexual. Muy Interesante recuerda que, históricamente, se atribuyeron propiedades afrodisíacas a muchos alimentos sin pruebas científicas. Las espinacas son una fuente extraordinaria de hierro Las espinacas no son una fuente extraordinaria de hierro, y su contenido real es mucho menor al popularizado por errores históricos La imagen de las espinacas como alimento rico en hierro debe mucho al personaje Popeye. Según Muy Interesante, 100 gramos de espinacas aportan solo 3 miligramos de hierro, una cifra modesta frente a otros alimentos como el hígado, la carne roja o las legumbres. Además, su contenido de ácido oxálico dificulta su absorción. El mito pudo originarse por un error de transcripción en el siglo XIX, atribuyéndoles diez veces más hierro del real, aunque este episodio no está del todo comprobado. También se ha sugerido una confusión entre valores de espinaca fresca y deshidratada. En cualquier caso, las espinacas no destacan especialmente por su aporte de hierro. El queso Gruyère siempre tiene agujeros La imagen clásica de un Gruyer lleno de agujeros no corresponde a la realidad de todos los quesos de este tipo (Imagen Ilustrativa Infobae) La imagen del queso Gruyère repleto de agujeros está muy extendida, pero no corresponde a la realidad de este producto suizo. Muy Interesante señala que los quesos auténticos presentan agujeros pequeños o incluso pueden carecer de ellos. La variedad francesa de Gruyère, reconocida por la Unión Europea en 2012, se caracteriza precisamente por huecos mayores. Tradicionalmente, el origen de los agujeros se atribuía a la acción de bacterias propiónicas productoras de dióxido de carbono durante la maduración. Sin embargo, investigaciones recientes sugieren que partículas microscópicas de heno presentes en la leche cruda actúan como núcleos físicos donde se acumula el gas, dando lugar a las cavidades características. Un estudio experimental publicado en International Dairy Journal demostró mediante tomografía computarizada que la adición controlada de estas partículas influye directamente en el número, tamaño y distribución de los agujeros en quesos tipo Gruyère El champán conserva las burbujas con una cuchara pequeña El truco de la cucharilla no mantiene el gas en el champán, según la evidencia científica (Imagen Ilustrativa Infobae) El truco de colocar una cuchara pequeña en el cuello de la botella de champán para mantener las burbujas es uno de los mitos más populares relacionados con bebidas espumosas. Muy Interesante explica que las burbujas se deben al anhídrido carbónico, que se escapa poco a poco tras abrir la botella. La cuchara pequeña no altera la conservación del gas. La creencia pudo surgir por la costumbre de refrigerar el champán, lo que realmente ayuda a mantener el gas por más tiempo. La mejor opción es emplear un tapón específico, aunque el gas igualmente se perderá con el tiempo. El azúcar moreno es más saludable que el refinado El azúcar moreno y el azúcar blanco tienen diferencias nutricionales mínimas, por lo que la elección depende del gusto personal (Imagen Ilustrativa Infobae) La preferencia por el azúcar moreno se basa en que supuestamente es más natural y nutritivo. Ambos tipos provienen de la caña o la remolacha, y la diferencia principal radica en el contenido de melaza, que aporta color y sabor al azúcar moreno. Muy Interesante señala que, aunque el azúcar moreno sin refinar contiene algo más de minerales como calcio, hierro y potasio, la diferencia es insignificante en términos nutricionales. En cuanto a las calorías, una cucharada de azúcar moreno aporta 15 calorías frente a 16,3 del azúcar blanco. Para obtener un beneficio tangible, se requeriría consumir cantidades excesivas de azúcar, lo cual no es aconsejable. Así, la elección depende del gusto personal, no de supuestas ventajas para la salud. El azúcar vuelve hiperactivos a los niños La relación entre azúcar e hiperactividad infantil es solo una creencia popular. (Imagen ilustrativa de Infobae) La vinculación entre el consumo de azúcar y la hiperactividad infantil es uno de los mitos más arraigados. Muy Interesante rastrea su origen hasta 1973, cuando el alergólogo Benjamin Feingold propuso una dieta que responsabilizaba a los colorantes, conservantes y azúcares refinados por el nerviosismo en niños, investigaciones posteriores no hallaron evidencia sólida. En particular, una revisión metaanalítica publicada en JAMA, en 1995, analizó dieciséis estudios controlados con placebo, doble ciego y dosis conocidas de azúcar frente a edulcorantes artificiales; encontró que en ninguno de los 14 indicadores evaluados el azúcar tuvo efectos estadísticamente significativos sobre el comportamiento o rendimiento cognitivo de los niños. Aunque no se descarta la posibilidad de efectos en un pequeño subgrupo sensible, la creencia general parece explicarse por expectativas de los padres y el contexto social en que se ingiere el azúcar —como fiestas donde los niños ya están excitados— más que por un impacto fisiológico directo. De todas maneras, conviene moderar su consumo, la idea de que el azúcar causa hiperactividad carece de respaldo científico. Comer hormigas mejora la vista El consumo de hormigas no mejora la vista, según la evidencia científica actual, pese a su valor nutritivo reconocido por la ONU (Wikipedia) La creencia de que consumir hormigas es beneficioso para la visión se ha difundido especialmente en el contexto de la promoción de insectos como fuente alimentaria, ya que al igual que otros insectos, contienen proteínas y se consumen habitualmente en regiones de Asia y África. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha destacado el valor nutritivo de los insectos para combatir el hambre mundial por sus aportes de proteínas y antioxidantes. Sin embargo, Muy Interesante aclara que no hay evidencia científica que relacione el consumo de hormigas con una mejora en la visión, ya que este aspecto no ha sido estudiado específicamente. Hasta ahora, la supuesta relación entre hormigas y salud ocular sigue en el ámbito de la especulación. Mezclar leche y mango es perjudicial La creencia de que mezclar leche y mango es perjudicial carece de base científica y tiene orígenes históricos ligados a la exclusión social (Imagen Ilustrativa Infobae) El rumor sobre la peligrosidad de combinar leche y mango se popularizó recientemente, coincidiendo con el auge del mango a nivel global. Esta creencia, según Muy Interesante, surgió en el Brasil colonial, donde los mangos eran consumidos por esclavos y la leche, reservada para los propietarios. Para impedir que los esclavos accedieran a la leche, se difundió la idea de que mezclar ambos productos era peligroso. Sin embargo, un batido de mango no representa mayores riesgos que uno de cualquier otra fruta, salvo para personas con intolerancia a la lactosa. Existen alternativas como las leches vegetales para estos casos. El mito responde, por tanto, a estrategias de exclusión social antiguas y no cuenta con base científica. Cuestionar los mitos alimentarios y buscar evidencia científica permite tomar mejores decisiones de salud (Imagen Ilustrativa Infobae) La revisión de estos diez ejemplos evidencia la importancia de contrastar las creencias populares con la evidencia científica y consultar fuentes fiables antes de tomar decisiones sobre dieta y salud.
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