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» Diario Cordoba
Fecha: 01/08/2025 03:58
Los incendios forestales, avivados por el calentamiento global, son uno de los grandes problemas a los que se enfrenta el planeta. De ahí que los científicos busquen afanosamente fórmulas para evitarlos, frenarlos o, al menos, contrarrestar sus efectos. El último descubrimiento es sorprendente: una especie de árbol frena los incendios: "Funciona como un cortafuegos". Es un auténtico ‘guardián verde’. Es el resultado más llamativo de un estudio liderado por universidades y agencias federales estadounidenses, que acaban de cuantificar por primera vez el papel decisivo del álamo temblón (Populus tremuloides) como barrera natural contra la propagación de incendios forestales. La investigación, publicada en ‘Ecological Applications’, analizó dos décadas de comportamiento del fuego en más de 300 incendios de la región de Four Corners (Arizona, Colorado, Nuevo México y Utah), revelando que los bosques dominados por esa especie reducen drásticamente la velocidad de avance de las llamas e incluso detienen su expansión. El álamo, un ‘freno definitivo’ Los investigadores examinaron datos diarios obtenidos por satélites de progresión de incendios, mapas de vegetación y variables climáticas. Los hallazgos demuestran que cuando la cobertura de álamo supera el 25% en un área, los incendios se propagan un tercio más lentamente que en zonas con menos del 10% de esa especie. Concretamente, el crecimiento diario promedio del fuego disminuye de 1.112 hectáreas a solo 368 hectáreas, mientras que la velocidad lineal máxima se reduce de 2.073 a 1.349 metros por día. Alamos temblones. / Famartin Pero el impacto va más allá de ralentizar las llamas: el álamo actúa como ‘freno definitivo’. El análisis de 314 incendios (2001-2020) mostró que esta especie es un 44% más abundante en los perímetros donde los incendios se detuvieron que en los interiores quemados. "El álamo temblón no solo frena un incendio, sino que también lo detiene o cambia su curso", explica el estudio. Este efecto persistió incluso bajo condiciones climáticas extremas, factor crítico ante el aumento de sequías y olas de calor. Características biológicas únicas La resistencia al fuego se atribuye a características biológicas únicas: mayor humedad en follaje y sotobosque, ramas elevadas que reducen la continuidad vertical de combustibles, y composición química menos inflamable que las coníferas. "Cuando los administradores promueven el uso del álamo temblón en lugar de las coníferas, estos pueden representar un tratamiento de combustible más deseable en algunos tipos de bosques que el aclareo tradicional o los cortafuegos con sombra debido al valor estético y el hábitat de vida silvestre que proporciona", señala Camille Stevens-Rumann, investigadora principal. Las implicaciones para la gestión de incendios son profundas."Espero que esta investigación contribuya a la gestión de incendios y combustibles, centrada en la propagación del álamo temblón. En algunos entornos, incluso se podría plantar álamo temblón alrededor de las comunidades (poblaciones) para formar cortafuegos verdes que protejan contra incendios", apunta Matt Harris, autor principal del estudio. ‘Cortafuegos vivos’ Estos ‘cortafuegos vivos’ ofrecerían ventajas adicionales frente a métodos tradicionales: mejor integración paisajística, creación de hábitats biodiversos (el álamo alberga un 20% más de especies que bosques adyacentes) y mayor retención hídrica. Ejemplares de álamo temblón. / Scott Catron El estudio también revela un mecanismo de resiliencia climática. Ante la creciente conversión de bosques de coníferas a vegetación no forestal por incendios severos, el álamo emerge como estabilizador ecológico. Su capacidad de regeneración 'postfuego' –mediante rebrotes de raíces y colonización rápida– crea un ‘círculo virtuoso’: más álamos reducen la propagación de futuros incendios, generando así un freno natural al aumento esperado de megaincendios en climas más cálidos. Existen limitaciones "Los desafíos que enfrentamos en materia de incendios forestales siguen aumentando cada año, y necesitamos ciencia sólida para fundamentar soluciones que protejan a las comunidades y mantengan las funciones ecosistémicas de las que dependemos, desde el agua hasta la madera", indica Jonathan Coop, coautor del estudio. No obstante, los investigadores advierten que existen limitaciones. El efecto cortafuegos depende de la salud y homogeneidad de las arboledas, y su aplicación requiere adaptación bioclimática. Además, los bosques mixtos de álamo-coníferas no mostraron la misma eficacia. Pese a ello, el modelo podría extenderse globalmente mediante especies autóctonas de baja inflamabilidad. Como concluye el estudio, la promoción estratégica del álamo representa una solución basada en la naturaleza con triple beneficio: mitigación de incendios, restauración de ecosistemas y protección comunitaria.
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