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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 31/07/2025 16:43
Shelly-Ann Fraser-Pryce es una leyenda del deporte femenino, al haber obtenido múltiples preseas entre mundiales de atletismo y JJ.OO. La consagrada atleta Shelly-Ann Fraser-Pryce encara el cierre de su carrera con renovada determinación, tras superar obstáculos personales y dejar una huella profunda en el deporte. Reconocida a nivel mundial, la velocista jamaiquina regresó a la máxima competencia tras un retiro inesperado en los Juegos Olímpicos de París 2024 y se prepara para despedirse en el próximo Mundial de Atletismo en Tokio. Durante un reportaje para la portada mensual de Marie Claire, primera vez compartió públicamente los motivos de su ausencia en París y, en medio de su vuelta, dejó claro que su legado irá más allá de los récords: “Ya no corro solo por medallas. Ahora, corro por mí y por todo lo que represento”. En el pasado mes de mayo, Fraser-Pryce volvió a la escena internacional en la Wanda Diamond League, donde sorprendió gratamente con un registro de 11,05 segundos en los 100 metros. Un mes más tarde, se aseguró un puesto para el torneo mundial, donde correrá su última carrera profesional en septiembre. Asimismo, este regreso no es una revancha ni un esfuerzo por repetir el pasado. “Me encanta el punto en el que estoy en este viaje”, resaltó. Además, agregó: “No digo que sea fácil, porque no lo es. Pero cuando me miro al espejo, veo a una mujer fuerte y valiente que está a punto de hacer lo imposible”. En exclusiva para Marie Claire, Fraser-Pryce reveló los motivos de su inesperada retirada en los Juegos Olímpicos de París 2024 (Marie Claire) Retirada en París: lo que realmente ocurrió El episodio de París 2024 marcó profundamente la trayectoria de la atleta. Por primera vez, relató los detalles de aquel día. Tras avanzar en las eliminatorias con un tiempo de 10,92 segundos, todo cambió en cuestión de minutos. Al intentar acceder por la puerta habitual del Stade Annexe, el personal le negó la entrada, aunque la había usado el día anterior. Debió esperar, rodeada de miradas y presión, más de media hora mientras intentaban resolver la situación. Finalmente, tuvo que caminar hasta otra entrada y perdió tiempo fundamental de preparación. “La alteración de mi rutina me pasó factura. Sentí ansiedad y calambres musculares. Probablemente estaba teniendo un ataque de pánico“, reconoció. Sobre la duda que atravesó, profundizó: “Soy una guerrera, una luchadora. Quería hacerlo por mi país, pero tuve que preguntarme: ¿qué es lo correcto para mí?”. La decisión de no competir fue dolorosa. Regresó a su alojamiento, donde su hijo Zyon le preguntó: “Mamá, ¿por qué no corriste?”. Entre lágrimas, buscó consuelo en su familia durante unos días en Nueva York. “Me sentía rota, el apoyo de mi esposo me dio fuerzas”, recordó. Luego del episodio en Francia, la deportista jamaiquina regresó a la élite del atletismo mundial para una última temporada histórica (REUTERS) Trayectoria y logros: de Kingston al podio mundial La historia de Fraser-Pryce comenzó en Waterhouse, un barrio de Kingston golpeado por la pobreza y la criminalidad. Creció en un ambiente humilde junto a numerosos familiares, viendo a su madre trabajar como vendedora ambulante y a su abuela cultivar en el patio. Desde niña demostró velocidad y, a los 13 años, ya integraba el equipo de atletismo de la Wolmer’s Trust High School for Girls. Mientras que a los 16, ganó el campeonato nacional escolar. “No hay éxito sin trabajo duro, aunque tengas talento. Me di cuenta de que si me mantenía comprometida y apasionada, podía llegar lejos”, admitió. El apoyo de Jeanne Coke, benefactora de la Wolmer’s Old Girls’ Association, fue fundamental: le brindó ayuda económica en una etapa clave. Su carrera despegó con títulos juveniles y, poco después, éxitos internacionales. Fue la primera mujer caribeña en colgarse el oro olímpico en 100 metros y la tercera más rápida de la historia. Con 38 años de edad, Fraser-Pryce desafía los estereotipos y busca dejar un legado más allá de las pistas (REUTERS) Obstáculos personales: maternidad, lesiones y resiliencia El camino de la velocista estuvo marcado por pruebas personales. Una lesión en el pie condicionó su actuación en los Juegos de Río 2016 y obtuvo el bronce. Poco después, descubrió que estaba embarazada y ocultó la noticia, incluso a su madre. A propósito de ello, mencionó: “Ser mujer en el deporte implica desafíos adicionales. Cuando tu cuerpo es tu herramienta de éxito, un embarazo puede verse como el final de todo”. El nacimiento de su hijo Zyon, por cesárea, no detuvo su ambición. Dos años después, conquistó su octavo título mundial en Doha con 10,71 segundos. “Enfrenté mucha adversidad antes de ese campeonato; la pista era mi vía de escape. Creo en el poder de la alineación”, indicó. Su resiliencia inspira a otras mujeres atletas en Jamaica y todo el mundo. “Siempre pensé: nadie me va a regalar nada. Tengo que demostrar que me necesitan”, sostuvo la deportista, también conocida como “Pocket Rocket“, aludiendo a su pequeña contextura y gran velocidad. La resiliencia de Fraser-Pryce se refleja en su regreso tras la maternidad y las lesiones (REUTERS) Impacto fuera de las pistas: filantropía y legado Su compromiso social se concentra en la Pocket Rocket Foundation, que otorgó cerca de 100 becas académicas a estudiantes de secundaria en Jamaica. “Sé lo que se siente tener el sueño, pero carecer de recursos”, explicó. A su vez, también colabora con donaciones y actividades comunitarias. El reconocimiento local es una constante. En mayo, la calle donde creció se renombró “Shelly-Ann Fraser-Pryce Drive”, y hace apenas cuatro meses recibió la llave de Kingston, celebrándolo con una donación de USD 50.000 a su escuela secundaria. Su amiga y también atleta olímpica, Aisha Praight Leer, la describió como “La Michelle Obama de Jamaica”. La velocista jamaiquna participa de actividades locales en la ciudad de Kingston. Hace algunos meses estuvo en una competencia de la escuela de su hijo Zyon Perspectiva actual y visión a futuro A sus 38 años, Fraser-Pryce desafía los estereotipos sobre la edad en la alta competencia. Con respecto a ello, afirmó: “Estoy ampliando la conversación sobre lo que significa ser una velocista femenina. Ahora tienen un modelo, porque yo lo hice primero”. Sus motivaciones superan las medallas y la fama. “Esta vez es por algo más importante: por mí misma. Esto fue en mis términos y no me retiré porque alguien me lo dijera. Quiero que mi legado sea la totalidad de quién soy: la madre, la atleta, la empresaria, la filántropa”, concluyó sobre su perspectiva, en la recta final de su carrera.
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