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  • “No podés dialogar con el mundo si no sostenés tu propia historia, tus símbolos, tus luchas, tu raíz” – Osvaldo Bodean

    Concordia » Despertar Entrerriano

    Fecha: 29/07/2025 11:11

    Con más de tres décadas dedicadas al periodismo, la escritura y la docencia, Osvaldo Bodean es una de las voces más lúcidas del pensamiento cultural entrerriano. En esta edición N° 130 de “Entrevistados” por el Día de la Cultura Nacional, conversamos con él sobre la identidad, el diálogo entre culturas, la educación, el rol del Estado y el enorme desafío de sostener una cultura viva en un mundo invadido por estímulos globales. A lo largo de esta extensa charla, Bodean despliega un análisis profundo, humano y apasionado sobre lo que nos constituye como pueblo. ¿Qué es para vos la cultura nacional? “La cultura nacional no es un conjunto de costumbres fijas, ni una vitrina de símbolos para repetir. Es un cuerpo vivo, una comunidad que intenta todos los días responder con sus aciertos y errores a esas preguntas eternas del ser humano: la verdad, el sentido, la belleza, el encuentro. A veces creemos que somos lo peor; otras, que somos lo mejor. Y en realidad somos un pueblo que busca, con toda la falibilidad posible. Ni más ni menos que eso.” ¿Cómo pensás la identidad nacional frente a las influencias externas o a las tendencias globales? “El diálogo genuino sólo se da si hay dos partes con identidad propia. Si yo resigno lo que soy para dialogar, el diálogo desaparece. Lo mismo pasa con los pueblos: no podés dialogar con el mundo si no sostenés tu propia historia, tus símbolos, tus luchas, tu raíz. El problema aparece cuando se construye identidad en contra del otro, cuando se vuelve xenófoba. Pero la verdadera identidad se construye dialogando, como hacemos con el pueblo uruguayo, con la lengua española, con los pueblos guaraní y charrúa. Esos vasos comunicantes hacen a lo que somos.” ¿Qué rasgos sentís que definen la identidad entrerriana frente a otras regiones? “Primero, hay algo en el vínculo entre lo humano y el paisaje. Nuestra relación con los ríos, los montes, lo natural nos hace diferentes. Y hay una memoria viva: la bandera federal, la lucha por el respeto al ser entrerriano, que aunque no siempre se sepa explicar con datos, está en el ADN de la provincia. También está esa libertad del entrerriano, esa manera ecuménica de convivir con otros, de mezclarse, de formar nuevas familias entre credos y orígenes distintos. Tenemos raíces suizas, alemanas, italianas, francesas, pero también indígenas, criollas. Todo eso genera algo único, que se nota incluso en cómo hablamos o en cómo tomamos mate.” ¿Considerás que los jóvenes hoy viven esa cultura o se ha transformado con el tiempo? “Yo insisto: el corazón humano no cambia. Todas las generaciones buscan lo mismo. Lo que cambian son los contextos. Te pongo un ejemplo: la payada era una forma popular de cultura, de rima, de decir lo que uno vivía, igual que hoy puede ser el rap. Las formas cambian, pero la búsqueda sigue. Lo que me preocupa es que hoy los chicos tienen más estímulos que los distraen del ideal, como este aparatito —el celular— que puede ser maravilloso o destructivo, según cómo se use. La cultura del trabajo, el esfuerzo, el encuentro, se va debilitando si no hay una comunidad que acompañe esa búsqueda.” ¿Qué rol pensás que tiene el Estado en mantener una cultura viva? “El Estado tiene un rol ineludible. La nación se construyó con escuela pública, con maestras, con pizarrones, con presupuesto. No fue algo espontáneo. No alcanza con el Estado solo, pero sin Estado no hay base. Y hoy tiene una enorme deuda: no puede ser que tengamos leyes que dicen que la escuela es obligatoria, y sin embargo haya chicos fuera del sistema educativo. ¿Y si un padre no manda a su hijo a la escuela? No pasa nada. Pero si estacionás mal, te multan. Eso muestra prioridades. La cultura viva requiere un Estado que planifique, que eduque, que garantice igualdad de acceso. Si no, es todo discurso vacío.” ¿Y cómo ves la relación entre cultura y las realidades sociales más duras, como las periferias urbanas? “Hay que abrirse también a entender la cultura de los barrios periféricos. A veces estamos fascinados por entender a los coreanos, a los japoneses, a los paquistaníes por las plataformas de streaming, pero no hacemos el mismo esfuerzo con el chico que vive a pocas cuadras de nosotros, en condiciones totalmente distintas. Y ese chico tiene una cultura, una forma de ver el mundo, un lenguaje, una música —la cumbia villera, por ejemplo— que expresa lo que vive. Como antes lo hizo el tango en los conventillos. Si no estamos dispuestos a entender eso, no entendemos nada.” ¿Sentís que el argentino promedio hoy está orgulloso de su cultura? “Somos bastante bipolares. A veces creemos que somos lo mejor del mundo, otras que somos lo peor. Eso tiene que ver con una inseguridad profunda. Pero yo creo que sí hay un orgullo por nuestra cultura, aunque a veces esté disfrazado de soberbia o de queja. El argentino promedio ama el mate, la música, los afectos, los rituales compartidos. Y eso es parte de nuestra cultura. Solo que necesitamos cultivarla, no solo repetirla.” Para cerrar, ¿cómo imaginás el futuro de la cultura nacional? “La cultura es como una planta que hay que cuidar todos los días. Si no la cultivás, si no le das agua, si no la defendés del viento, se marchita. Yo creo que tenemos todo para seguir siendo una cultura viva: una juventud con preguntas, un pueblo con memoria, una comunidad que, a pesar de todo, sigue apostando al encuentro. Pero hay que elegir cuidarla. Y no se cuida solo desde arriba. Se cuida desde la casa, desde la escuela, desde el barrio, desde cada mate compartido.” Te invitamos a ver lo más destacado de la entrevista a través de los reels en redes sociales, buscanos como @Despertarentrerriano.

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