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» Derf
Fecha: 29/07/2025 10:25
Empezar a entrenar puede traer beneficios notables para el cuerpo y la mente, pero a veces nos olvidamos de algo fundamental: la piel. El sudor, el roce con la ropa deportiva o los cambios de clima pueden afectarla si no tomás ciertas precauciones. Limpieza después de entrenar: después de hacer ejercicio, la transpiración, el sebo y las impurezas pueden quedar en la piel y obstruir los poros. Lo ideal es limpiarla apenas terminás la actividad, aunque sea con agua micelar si no podés darte una ducha enseguida. Hidratación real: no hace falta aplicar mil productos, pero sí tener a mano una buena crema hidratante que repare y calme. Si entrenás al aire libre, buscá una que también tenga protección solar. Ropa que no irrite: las costuras duras o los materiales sintéticos pueden generar roces que sensibilizan la piel, sobre todo si sudás mucho. Elegir prendas transpirables y cómodas también es parte del cuidado. No tocarse la cara: mientras entrenás, evitá llevarte las manos a la cara, ya que podés estar trasladando bacterias o residuos del equipo, lo que puede favorecer la aparición de granitos o irritaciones. Escuchá a tu piel: si notás enrojecimientos, sequedad o picazón recurrente, tal vez necesites ajustar tu rutina o consultar a un dermatólogo. La piel también responde al estrés físico, así que no la descuides.
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