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  • Entre Ríos, Argentina

  • El frío extremo golpeó la citricultura del norte entrerriano

    Parana » Noticia Uno

    Fecha: 29/07/2025 00:35

    Las consecuencias de la ola polar que azotó a Entre Ríos en las últimas semanas se hacen sentir con fuerza en el norte de la provincia, particularmente en el Macizo Citrícola que abarca Villa del Rosario, Chajarí y Federación. Las temperaturas extremas, con registros de hasta siete grados bajo cero, dejaron una huella preocupante en la producción de cítricos, especialmente en la mandarina, cuya recolección se encuentra en plena etapa. Desde su quinta en Villa del Rosario, Marcos Dal Mazo, presidente de la Asociación de Citricultores de la zona, describió un panorama alarmante: “La helada fue fuerte en toda la región. No es común tener temperaturas tan bajas por tanto tiempo. Ya se están viendo los daños en la fruta, y aunque las plantas no fueron tan afectadas en nuestra zona, en otras regiones la situación es distinta”. El productor explicó que, si bien el frío moderado es parte del ciclo natural del cítrico, esta vez el fenómeno fue mucho más severo: “Una helada controlada, de cero grados, puede beneficiar. Pero esto fue otra cosa. Venimos de una sequía y ahora esto, es demasiado para las quintas”. Elvio Calgaro, también productor en Villa del Rosario, sostuvo que el daño no es tan visible en las plantas como en otras campañas, pero que la fruta sí evidencia los efectos del frío: “Se ve la mandarina quemada. Hay que esperar a ver cuánto se puede rescatar, pero ya sabemos que hubo una pérdida significativa”. Los citricultores coinciden en que no se trató de una helada temprana sino de un fenómeno atípico, con temperaturas extremas sostenidas durante varias jornadas. En muchos casos, el hielo comenzó al anochecer y se mantuvo hasta bien entrado el mediodía siguiente, afectando tanto la calidad como el volumen de producción. Desde Federación, Héctor Toller explicó que en su zona el impacto fue algo menor gracias al efecto del lago de Salto Grande, que genera un microclima menos agresivo. Sin embargo, aclaró que el problema es generalizado: “Fue una helada de muchas horas. Cuando pasa eso, no hay mucho que se pueda hacer. Se hace lo que se puede, pero no hay magia”. La citricultura entrerriana, motor económico de la región, enfrenta así un nuevo desafío climático que se suma a una cadena de eventos adversos en los últimos años: sequías, granizo y ahora frío extremo. Los productores alertan sobre la necesidad de políticas activas de asistencia y prevención, ya que las pérdidas podrían impactar no solo en el mercado interno y la exportación, sino también en los puestos de trabajo del sector. El Macizo Citrícola es una de las zonas más productivas del país, y este golpe climático vuelve a poner en evidencia la vulnerabilidad de las economías regionales frente a fenómenos cada vez más extremos e impredecibles.

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