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Parana » Valor Local
Fecha: 28/07/2025 10:20
El ritmo que adquirió la expansión de la base monetaria tradicional plantea desafíos para la desinflación, mientras el Gobierno mantiene el objetivo de superávit de las finanzas públicas. La eliminación de las LEFI (Letras Fiscales de Liquidez) dejó liberados unos $10 billones Publicidad En las últimas semanas se observó una tendencia alcista para el dólar, que alcanzó la franja de $1.300, el nivel más alto desde la salida del control de cambios. Paralelamengte, subieron las tasas de interés en pesos pactadas por agentes privados en el mercado de cauciones, es decir préstamos de cortísimo plazo -generalmente a uno o siete días de plazo- que llegaron a superar el 100% nominal anual. Ese movimiento generó inquietud dentro de un proceso de estabilización en una economía que mantiene una tasa de crecimiento de 5% interanual y reduce la inflación por debajo del 2% mensual. Tras un año de vigencia, la eliminación de las LEFI (Letras Fiscales de Liquidez) dejó liberados unos $10 billones, impulsando el movimiento traumático del dólar y las tasas de interés, más allá de su reabsorción parcial realizada por el Tesoro con nuevos bonos. El exceso de pesos permanece como amenaza, considerando que las LEFI reemplazaron los Pases pasivos que el BCRA usaba para absorber la emisión destinada a financiar el déficit fiscal. Los altos rendimientos de los Pases, pagados con emisión, pasaron a financiarse con el superávit del sector público. En julio de 2024 el Gobierno estableció un límite para la cantidad de dinero en relación a la llamada base monetaria amplia, tomando como referencia el monto nominal del 30 de abril de 2024: $47,7 billones, entonces menos del 10% del PBI. “La fijación de este techo a la expansión de la demanda por base monetaria permite anticipar que, a partir de la introducción de competencia de monedas, el peso se transformará en la ‘moneda escasa’”, afirmó el Banco Central. Sin embargo, mantener estabilizada la base monetaria amplia no resultó suficiente para congelar la oferta de dinero que presionó al dólar y las tasas de interés en las últimas semanas, porque la base monetaria tradicional (dinero en circulación, más depósitos bancarios en el BCRA y cheques cancelatorios) sí aumentó. Incluso, el concepto más amplio de base monetaria incluye, además de la tradicional, otros pasivos como los depósitos del Gobierno y los pasivos remunerados del Banco Central, tales como Pases pasivos, y en el pasado, Leliq y Lebac. “Se dijo que no había más emisión porque la base monetaria amplia no crecía. Lo cierto es que en la práctica la base monetaria tradicional, que es la que importa, aumentaba todo el tiempo y había emisión monetaria. De hecho, impulsaba un aumento del crédito y la remonetización de la economía”, señaló un informe de la consultora Econviews, que dirige Miguel Kiguel. Desde la llegada de Milei al Gobierno, la base monetaria tradicional aumentó 278,2%, pasando de $10,1 billones del 7 de diciembre de 2023 a $38,2 billones en la actualidad. Durante el mismo período, la inflación acumuló un alza de 214,6%, que deja aún un margen de 60 puntos porcentuales entre la oferta de dinero y su traslado a precios, que probablemente explica por qué es tan difícil doblegar una inflación estimada en 27% para 2025, según el REM (Relevamiento de Expectativas de Mercado) del BCRA. El dólar libre, anotó un alza de 251,3%, desde $364,41 (al 7 de diciembre de 2023, Comunicación A3500 del BCRA) y $1.280 del presente. Es decir que el dólar subió unos 27 puntos menos que la base monetaria, lo que podría anticipar un margen adicional de suba si se considera estrictamente la oferta de dinero. Si la comparación se realiza en función de la circulación de dinero -principal componente de la base monetaria-, que es el stock de efectivo y en cuentas bancarias a la vista, también su crecimiento superó a las tasas de inflación y devaluación: 260%, desde $6,6 billones a $23,8 billones, unos 45 puntos porcentuales más que la inflación y 9 puntos más que el dólar. Para el del FMI (Fondo Monetario Internacional),“la reciente transición a un régimen monetario y cambiario más robusto -pasando de un tipo de cambio de paridad móvil a un tipo de cambio flexible dentro de bandas relativamente amplias- permite un tipo de cambio más determinado por el mercado, aunque siguen siendo necesarias políticas macroeconómicas restrictivas para lograr una balanza comercial sólida y la acumulación de reservas”. (Fuente: Infobae)
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