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» El litoral Corrientes
Fecha: 28/07/2025 06:18
Cuando el río suena…” Siempre hay un run-run que anticipa la versión de algo. Es decir generalmente, no llega solo. Sino que se anticipa con sonido de fondo, advirtiendo que más allá de las palabras hay hechos que lo sellan de alguna manera. Es como la comprobación de lo que vendrá después. Una cierta intuición que va conformando una realidad que al principio no las creemos, pero que en definitiva el tiempo como para todas las cosas, lo va certificando. Cuando leí hace un cierto tiempo, el comentario que los medios europeos bautizaban a la mirada política de los argentinos, parecía una broma que a la larga fue descubriendo una realidad que lastima y nos sella para siempre. Decía con conocimiento de causa, sabiamente, pegando en el travesaño muy próximo al gol: “Argentina, el país que premia a sus ladrones.” Que no es para menos, sino pura realidad que sigue premiando, o si no veamos los titulares de los diarios en su emisión diaria. Más allá del peligro inminente que son “las dentadas a velocidad súper vertiginosa de la despiadada motosierra”, estas elecciones han demostrado que todas las artimañas se siguen dando en favor de “los ladrones premiados”. Una súper oposición de candidatos, como quienes se molestan en una cola de personas, pisándose, empujándose a empellones, por poco llegar a la desmesura, sin embargo el interés personal y partidario muchas veces no marchan acordes, sino llegar como sea. Cuesta entender. Cuesta entendernos. Pero sí estamos de acuerdo, así lo demuestra la tan defenestrada “casta” que somos todos, por hacer de la hipocresía la inspiración permanente. Se ha dado en los momentos trascendentes de esta historia sinfín, que los mismos candidatos de un determinada agrupación votan en contra de la oposición o de sí mismos, descalabran los planes de ellos mismos, en total inmoral actitud, que no se entiende para quienes juegan por más libertad que avanza. En definitiva no importa para quién, sino el asunto es exterminar pelea de por medio, sin abordar las consecuencias, de último la ética misma, que al final no sabemos para qué cuando los “cambios de camiseta” habla de la desesperación de perder territorio, poder que le dicen sin preocuparse en el cómo. Es que “muerto el perro, muerta la rabia”, por no decir que arribar al descaro de contradecir sus propios principios, con tal de reinar aunque la lluvia redoble su frente de agua. Se han dado esas “minucias” cuando se planteó específicamente Movilidad Jubilatoria, levantando una polvareda que al principio no se la vio venir hasta que se cruzó con miles de hipótesis, siendo la más fuerte en desigualdad de fuerzas la que provino del Presidente y su inexorable predicción, con amenaza de veto. La carta para dirimir cuando el cielo oscurece, cayendo el gong inmerecidamente para los pobres jubilados, que siempre están pagando el pato por otros. Son probetas de ensayos que como conejillos de indias, siempre quedan atrapados en la mentira de larga data. Se palpitaba que se venía, el tiempo no estaba para probar desarmados cuando la cosa era David contra Goliat. Recordemos que esa sesión tenía el camuflaje de parecer como otra más, simple y sin complicaciones, sobre todo para la banca. Fue: 61 votos a favor. 8 en contra. Rotundo y contundente, cuyo resultado puso por fin una sonrisa alentadora de la tercera edad que duró poco. Veremos el desenlace de la negación del hambre que corroe el panorama de los que habitamos la mitad de la sociedad para abajo. Hay una desconexión tal entre la realidad de la mitad para arriba, que los indigentes se preguntan si están en sus cabales o nuevamente pagando los platos rotos, quienes siempre están en la llama aunque vengan achurando. Cuando el veto esté en el aire, porque no lo creo que conozca de arrepentimientos, ya sea total o parcial, lo importante, y lo es, el número aunque al ajuste no le quede agujero alguno que el cinto pueda achicar un poco más. El cierre de las listas fue para alquilar balcones, con sorpresas y chicanas sorpresivas, cambios y recambios de integrantes, cortes de luz, asociándola al caos general. Mañas electorales que sacrificar a otros no cuesta nada. Lamentablemente mostrando una vez más la hilacha, siempre lo mismo y criticable. Uno llega a la conclusión que la casta comienza a mostrar sus verdaderos dientes como en las mejores épocas, cada cual jugando su doble y hasta triple identidad. Confundiendo pero destacándose cuando vemos cómo toman varios bondis que lo lleven al poder, por las dudas logran así engañar a sus propios cálculos. Es decir, podría decirse, la casta somos todos, o sea la hipocresía de una militancia acostumbrada al “conchavo” que brinda el desempeño político de nuestros días, sin importar en absoluto el origen, de dónde proceden y que la lealtad no será tal como hasta ahora. Faltaría nombrar la novela del Presidente y la vicepresidente, bautizada “Traidora” por el primero. Por suerte el “Libro de quejas”, tiene lugar de sobra para escribir sobre los argentinos y sus cuitas con el poder a toda costa. Cuesta entender. Cuesta entendernos. Pero sí estamos de acuerdo, así lo demuestra la tan defenestrada “casta” que somos todos, por hacer de la hipocresía la inspiración permanente para utilizar todas las “armas”, seguros de haber metido en los bolsillos el poder, benefactor total, para que el nepotismo con otras malas costumbres transcurra tranquilo: ganador siempre, aunque la pista sea barrosa y el peso justo permitan un clásico sin inconvenientes. Al menos, que parezca.
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