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» Primerochaco
Fecha: 27/07/2025 13:31
El mundo de los matones se desarrolla, otra vez, como una más o menos sorda pulseada entre Occidente (Estados Unidos y Europa) y Oriente (China y Rusia) que buscan extender globalmente su influencia política, económica y cultural. Por caso, para China y Rusia los valores occidentales de la democracia y los derechos humanos son relativos, aplicables según la idiosincrasia de cada sociedad. El desencanto con los resultados de la democracia liberal, el resentimiento ante las desigualdades de la globalización, el impacto de la revolución tecnológica en los empleos más tradicionales y las crecientes demandas de múltiples sectores de la sociedad hicieron emerger liderazgos con tintes mesiánicos que alteraron la cultura política. Para el respetado analista venezolano Moisés Naim, vivimos tiempos de ansiedad colectiva y desconfianza en las instituciones que generan las condiciones ideales para que prosperen los charlatanes. “ Siempre han existido. Son los influencers de la historia, pero ahora están empoderados por la tecnología” dice. Sería lo que italiano Giuliano da Empoli llama “los ingenieros del caos”. Naim alerta, entonces, sobre el auge y expansión de los populismos de distinto signo en momentos en que el fracaso es una característica fundamental de la gobernabilidad. De hecho, son los propios gobiernos los que para mantener la estabilidad política y económica recurren a las tres p: “populismo, polarización y posverdad”. A menudo cualquier cosa que suceda en la OEA o la ONU suena a algo lejano, que tiene poco que ver con nuestra vida cotidiana. Es más, cada vez sentimos mayor desconfianza sobre lo que surge de esos ámbitos. Sin embargo, Europa puede jactarse de estar atravesando desde finales del siglo XX uno de sus más extensos períodos de paz, prosperidad y estabilidad. Habrá que estar atentos, entonces, a la deriva europea donde acechan los nacionalismos, el antieuropeísmo y una versión de la actual batalla por la mente de las personas que podría hacer tambalear esa unidad que comenzó siendo económica, pero, lentamente, se fue transformando en una forma de ser continental. Quizás sea la última frontera de matones y charlatanes.
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