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Gualeguaychu » El Dia
Fecha: 26/07/2025 20:51
El caos es el signo de los tiempos. Mucho se ha escrito y teorizado sobre el tema, aunque en la Argentina podríamos hacer un tratado. Así fue el cierre de las listas en la Provincia de Buenos Aires con un pantagruélico corte de luz que le dio al peronismo unas horas más para ponerse de acuerdo. El panorama en La Libertad Avanza también fue un caos alrededor de la lapicera de Karina Milei. Todos saben que la elección, más allá de lo que suceda en el resto del país, se dirime en los inmensos rincones de Buenos Aires. Ahí, Kicillof se juega su liderazgo en el peronismo y sus ganas de ser Presidente; Cristina, su resistencia a pasar al olvido; y el Gobierno, la capacidad de demostrar que puede ganar en el último bastión opositor. Todo con el tropel del PRO, los ex del partido macrista, los radicales que quieren alianza, los que no quieren y sigue la lista. Es tal la confusión que rodeó el cierre de listas y la desconfianza entre los actores que Kicillof mandó armar una lista “espejo”, lo que mereció más peleas y gritos con sus aliados. En La Libertad Avanza, la lapicera de la hermana del Presidente dejó decenas de heridos, entre ellos los fieles seguidores del asesor Caputo, no el Ministro, el joven que forma parte (¿o formaba?) del triángulo de hierro presidencial. Puede interesarte El asesor y sus trolls desataron una guerra en las redes con forma de queja por haber quedado afuera de la mayoría de los armados. Contra su metodología, la propia Karina salió a cruzarlos y les lanzó una frase lapidaria: “La lealtad no es una opción, es una condición”. Todavía se están acomodando la peluca y nadie sabe hasta dónde llegará el rencor. En el cada vez más estrecho mundo del PRO también quedaron heridos, aunque Ritondo y Santilli hicieron un trabajo de cirujanos para cortar la hemorragia. En el camino quedaron algunos intendentes que no se bancaron la alianza, pero los grosos, como el de Mar del Plata no sacaron los pies del plato. Adentro será otra historia, sabiendo que hay ex PRO, que hace un tiempo pegaron el salto y estarán obligados a la convivencia. Kicillof, del otro lado, está obligado a zurcir todas las heridas que quedaron. Sólo un peronismo unido tiene chances de ganar, no hay alternativas. Será él, con Cristina fuera de combate, el máximo responsable de la victoria o la derrota. De eso dependerá su proyección para el 2027 y la solidez de sus aspiraciones a sentarse en el sillón de Rivadavia. Con una yapa: el liderazgo del peronismo. Sabe lo que se juega. Si gana, el correlato será empezar a construir la renovación partidaria, esa que el liderazgo de Cristina todavía impide por peso propio, más allá de los impedimentos de su prisión domiciliaria. Deberá con habilidad juntar todos los pedazos del peronismo que están afuera: sus propios pares, los gobernadores, figuran al tope de la lista. Massa, más tarde que temprano, terminará con él, más allá del resultado electoral. El pope del Frente Renovador ha tenido sus oportunidades y el tren de la historia le pasó de largo. La sobrevivencia oficial no sólo es económica, es política. En el Gobierno imaginan un desierto aún sin transitar hasta octubre donde, si los resultados lo favorecen, se abrirá una ventana nueva en el Congreso de la Nación. Con otras mayorías será posible negociar de otra manera e imponer otras condiciones. Hasta ahora han predominado los gritos y las cajas destempladas, también por la impericia para manejar la relación de poder. Hay reformas de fondo que, sin el Congreso, para el Ejecutivo serán imposibles de encarar. Puede interesarte Además, está ahí el FMI presionando por la salud de las reservas, el campo pidiendo una baja de retenciones y los que andan con los bidones de nafta en la mano que nunca faltaron ni faltarán. Los dirigentes peronistas no hacen más que presagiar desastres, la bancarrota del plan económico y otro default. Claro, son los mismos que comían pochoclo en la playa y auguraban que el gobierno de Milei no pasaba de la Semana Santa del 2024. Los demagogos de siempre se encargan de pedir plata hasta por las dudas. Todo es entendible: el Garrahan, la emergencia por discapacidad, los jubilados... Son los mismos que, en los últimos 50 años se encargaron de desfinanciar la salud, la educación pública y las cajas jubilatorias, sumiendo a millones de jubilados en la miseria. Ahora, que no están en el poder, tienen la fórmula. Es una historia que se repite una y otra vez. Como una letanía nos alcanza. La única verdad es la realidad y se sostiene en la explicación de quién es quién y por qué hoy, Milei está en el poder. Si los mismos que propiciaron su llegada con fiascos imperecederos, ahora prometen el paraíso, da para desconfiar. No es difícil la cuenta. Es la misma que hacen millones de argentinos que la pasan mal desde hace mucho tiempo.
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