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Parana » Informe Digital
Fecha: 26/07/2025 07:42
Relatos salvajes se convirtió hace una década en una aclamada película argentina. En ella, seis historias retratan a personajes que se ven arrastrados hacia el abismo y el innegable placer de perder el control al cruzar la delgada línea que separa la civilización de la barbarie. En un ir y venir del tiempo, el caso más emblemático de furia fue interpretado por Leonardo Sbaraglia, quien ahora encarna a Carlos Menem en su reciente biopic. Mientras el arte anticipa la realidad, que a su vez nutre el arte, la gran diferencia entre la década menemista y la actualidad es que aquella se caracterizaba por el placer y el hedonismo, mientras que esta se define por la furia y la exasperación. Milei, en ocasiones, parece aspirar a emular al Carlos Menem de Sbaraglia, pero su esencia lo lleva más hacia el personaje de Relatos salvajes, consumido por la ira, lo que lo conduce hacia la autodestrucción. Esta semana es un claro ejemplo de ello. El cierre de las listas para las elecciones locales en la provincia de Buenos Aires terminó dividiendo de manera irreconciliable a los dos sectores más influyentes del mileísmo: su hermana y Santiago Caputo. En la Derecha Fest, evento realizado en Córdoba con Javier Milei como orador de cierre, se amplió también la brecha irreconciliable con su vicepresidenta, Victoria Villarruel, a quien llamó “traidora”. Para culminar la semana con un nuevo conflicto, ayer, furioso por la portada de la edición impresa de Clarín, donde el ministro de Economía, Luis Caputo, aparecía junto al presidente de la Rural, Nicolás Pino, con la frente en la mano bajo el título “El campo, un dolor de cabeza para Caputo”, Milei escribió: “Aquí está la basura inmunda del gran operador argentino Clarín. Para variar, mintiendo. Naturalmente seguirán operando porque les duele la falta de pauta y sobres. Y como si esto fuera poco, no se van a quedar con Telefónica. ¿Están extorsionando? Fin”. El Presidente suma enemigos y niveles creciente de enemistad cada semana. ¿Cómo llegará a diciembre al comenzar sus últimos dos años de mandato? Confía en su eslogan: “La Libertad Arrasa”. Esperemos que sea más un impulso performativo que una verdadera creencia en que las encuestas que lo posicionan cerca del cincuenta por ciento son una fiel representación de los votos que obtendrá. Lo que las consultoras de opinión pública pronostican tres meses antes no debería dar ninguna certeza al Gobierno sobre su suerte; siempre ajustan sus pronósticos en las semanas, días y hasta horas previas a una elección para luego justificar que no erraron tanto. Sea porque gana como espera y logra alcanzar los 86 diputados necesarios para contar con un tercio propio en esa Cámara, lo que implica que debería acercarse a un porcentaje de votos del 47% que indican las encuestas favorables, o porque sufre un golpe narcisista con cualquier porcentaje inferior al 39%, tras las elecciones de octubre, la emocionalidad del Presidente encontrará estímulos para expresar sus sentimientos, ya sea por la intoxicación del triunfo o por el enojo ante la derrota. Es imposible prever cómo reaccionará ante un estado alterado por intensas emociones debido a estímulos cargados, pero seguramente aumentará de alguna manera la intensidad de su discurso. Así como en Relatos salvajes la explosión de furia de los protagonistas conduce al “innegable placer de perder el control al cruzar la delgada línea que separa la civilización de la barbarie”. El posteo contra Clarín de ayer puede interpretarse como un síntoma de esa descarga emocional, o como un anticipo de una política donde, tras un año y medio como presidente y otros dos como candidato, Milei ha atacado a personas, como periodistas y, de manera excepcional, dueños de medios, pero no a empresas. Pasando —al estilo Trump— a atacar a empresas. Podría decirse que, ante el deseo clásico de los gobernantes de antaño de un mundo sin periodistas, a La Libertad Avanza podría corresponderle la idea de “sacar a los medios del medio”, es decir, a las empresas. Después de las elecciones de medio término, suele iniciarse para los gobiernos ganadores el fin de la “estacionalidad positiva”, un período de tolerancia de los votantes ante la falta de satisfacción de las expectativas generadas por sus votos. Si este fuera el caso con Milei, y quienes apoyan a LLA comenzaran a sentirse decepcionados, la situación sería aún más tumultuosa, ya que es relevante considerar que la crisis de representación de los partidos políticos que dio lugar a la emergencia de un outsider excéntrico como Milei no está resuelta. Se escuchan de nuevo especulaciones sobre un escenario en el que LLA no logre un tercio de diputados propios y, frente a un descontento social por un persistente “estrés económico”, se genere la posibilidad de una eventual Asamblea Legislativa que deba elegir a un legislador para concluir el mandato. Y siguiendo con estas especulaciones, que el elegido no fuera alguien sin posibilidades electorales en 2027, como fue el caso de Michel Temer en Brasil, quien ocupó la presidencia entre el 31 de agosto de 2016 y el 31 de diciembre de 2018, sino alguien que pudiera luego aspirar a ser confirmado electoralmente en 2027. Duhalde perdió las elecciones de 1999 y dos años después fue nombrado presidente por el Congreso para concluir el mandato de su oponente, Fernando de la Rúa. Si Sergio Massa decidiera postularse como diputado en octubre, no podría evitar imaginar ese escenario. Sin embargo, será la economía la que tenga la última palabra y, mientras Estados Unidos, de manera directa o indirecta, continúe dispuesto a enviar todos los dólares que necesite Milei, como parecen confirmar las declaraciones del futuro embajador, Peter Lamelas, el ministro Caputo no tendrá razones para desesperarse.
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