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» Misionesparatodos
Fecha: 26/07/2025 00:11
El 1 de agosto es la fecha fijada por Donald Trump para que entre en vigor el arancel del 50% a los productos brasileños. El presidente Lula intenta frenarlo, pero aún no ha conseguido abrir canales de diálogo con Washington. Analistas sostienen que detrás del castigo podría haber algo más que razones económicas, la postura de los BRICS o el caso Bolsonaro: lo vinculan con recientes regulaciones que afectan a grandes tecnológicas. Brasil afronta una semana decisiva ante la inminente entrada en vigor, el 1 de agosto, del nuevo arancel del 50% sobre todos sus productos exportados a Estados Unidos. Hasta ahora, Brasilia no ha recibido señales de disposición a negociar por parte de la Administración estadounidense, y no se espera que el presidente Donald Trump dé marcha atrás. Una salida razonable para Brasil podría ser intentar ampliar este plazo para que los productores brasileños tengan tiempo de prepararse, pero tampoco hay ninguna garantía de que esto sea viable. Hasta el momento, lo máximo que ha logrado el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva es hacer un puente con las empresas estadounidenses para intentar convencer a Trump de retomar las negociaciones. El 16 de julio, la Cámara de Comercio de Estados Unidos y la Cámara de Comercio Estadounidense para Brasil (Amcham Brasil) publicaron una nota conjunta solicitando la suspensión de los impuestos del 50% a los productos brasileños. La nota de ambas entidades destaca que esta medida unilateral afectará “productos esenciales para las cadenas productivas y los consumidores estadounidenses, aumentando los costos para las familias y reduciendo la competitividad de sectores productivos estratégicos en Estados Unidos”. Además, recordaron que unas 6.500 pequeñas empresas estadounidenses dependen de las importaciones brasileñas y otras 3.900 empresas tienen inversiones en Brasil. Los Bolsonaro, detrás de la pugna Donald Trump ha vinculado su subida arancelaria a los productos Brasil con el caso contra el expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro, quien enfrenta un juicio por una supuesta trama golpista contra Lula. Pero analistas ven algo más detrás. Mientras tanto, la escalada de tensión sigue imparable. La Administración Trump revocó el visado a ocho de los 11 jueces de la Corte Suprema de Brasil y a sus familiares. Además, los aliados del exmandatario Jair Bolsonaro aseguran que Washington anunciará pronto nuevas sanciones contra el Tribunal Supremo y contra el país. En sus redes sociales, y hasta en una reciente transmisión en vivo, el diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente, se atribuyó el mérito de haber impulsado estas medidas. En marzo, Eduardo Bolsonaro se instaló en territorio estadounidense para hacer 'lobby' a favor de la amnistía de su padre por la trama golpista. En una entrevista con 'CNN', afirmó que el arancel del 50% “no es el escenario deseado", pero es la “única esperanza” que le queda. El diputado también afirmó que “lamenta que el pueblo brasileño tenga que pagar la cuenta”. Precisamente por esta razón, el juez Alexandre de Moraes ha abierto una investigación por coacción e intento de obstrucción a la Justicia. duardo Bolsonaro es acusado de haber realizado declaraciones y publicaciones en redes sociales en repetidas ocasiones, en las que afirma estar trabajando para que el Gobierno de EE. UU. imponga sanciones a jueces del Tribunal Supremo, así como a miembros de la Fiscalía General y de la Policía Federal, por lo que califica como una persecución política contra él y su padre. El 19 de julio, el juez Moraes manifestó que Bolsonaro había intensificado las conductas ilícitas a través de "varias publicaciones y ataques" contra la Corte Suprema en redes sociales. El magistrado decidió que dos de las muchas publicaciones realizadas fueran adjuntadas a las actas del proceso que investiga las acciones del diputado en Estados Unidos. Foto de archivo. Eduardo Bolsonaro, miembro de la Cámara de Diputados de Brasil, habla durante la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) 2025, celebrada en Oxon Hill, Maryland, el jueves 20 de febrero de 2025. AP - Jose Luis Magana Dos días después, ordenó el bloqueo de sus cuentas bancarias y de todos sus bienes. En una de sus publicaciones, Eduardo Bolsonaro dijo que el juez del Tribunal Supremo ya no podrá viajar a Estados Unidos y, en la otra, lo calificó de “dictador”, al comentar las medidas cautelares impuestas a Jair Bolsonaro el pasado 18 de julio, entre ellas el uso de tobillera electrónica. En medio de este cruce de ataques, ha cobrado fuerza la idea de que las críticas de Trump al juicio contra Bolsonaro —al que calificó de “injusto” y “cacería de brujas”— podrían ser solo una cortina de humo. El Gobierno brasileño está convencido de que Trump estaría usando el componente político a favor del expresidente de extrema derecha para alcanzar otro objetivo, considerado prioritario: impedir que Brasil tome medidas contra las grandes empresas tecnológicas estadounidenses y que el Tribunal Supremo dé marcha atrás en las que ya han sido adoptadas. La nueva regulación para las redes sociales A finales de junio, el Supremo aprobó por mayoría una decisión que responsabiliza a las grandes tecnológicas de divulgar contenidos delictivos publicados por terceros. Hasta entonces, las redes sociales en Brasil se regían por el Marco Civil de Internet, en vigor desde 2014, cuyo artículo 19 sólo permitía responsabilizar legalmente a las empresas en caso de incumplimiento de una orden judicial para eliminar determinados contenidos. A partir de ahora, este texto dejará de ser válido. La nueva resolución amplía la responsabilidad de las Big Techs por los contenidos publicados por terceros, incluyendo los anuncios remunerados y los contenidos de redes artificiales. Además, el texto define la responsabilidad por contenidos ilegales graves, como actos antidemocráticos o delitos sexuales, y hasta por la falta de adoptar medidas de prevención o de eliminar este tipo de publicaciones. En la práctica, las grandes empresas estadounidenses tendrán que invertir muchísimo dinero para poder cumplir la legislación brasileña. #17Jul | El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, reiteró que pretende negociar con Estados Unidos por el arancel del 50 % a productos brasileños, pero aclaró que “no será un gringo el que le dé órdenes” a su país, en alusión al mandatario Donald Trump. Asimismo,… pic.twitter.com/IazVlhPfCM — El Diario (@eldiario) July 17, 2025 Y agregó: "Es necesario proteger a las familias brasileñas de personas y organizaciones que utilizan las redes digitales para promover estafas y fraudes, cometer crímenes racistas, alentar la violencia contra las mujeres y atacar la democracia, además de alimentar el odio, la violencia y el acoso entre niños y adolescentes, provocando en algunos casos la muerte, y desacreditando las vacunas, trayendo de vuelta enfermedades largamente erradicadas”. Soberanía digital Para el especialista Luca Belli, coordinador del Centro de Tecnología y Sociedad de la Fundación Getúlio Vargas, las iniciativas regulatorias impulsadas por Brasil han incomodado a Washington porque afectan directamente los intereses económicos y políticos de las grandes tecnológicas estadounidenses. A su juicio, las presiones y amenazas del Gobierno de EE. UU. responden a la intención de proteger esos intereses. “La regulación de estas plataformas reduce claramente el potencial económico y político de las empresas estadounidenses. Lo que vemos son una serie de medidas, de exigencias y de amenazas, cuyo propósito es claramente privilegiar los intereses económicos y políticos estadounidenses”, señala a France 24. Belli afirma que "la regulación de las 'Big Tech' es un elemento clave" en su "investigación sobre soberanía digital". "La gran mayoría de los países es totalmente dependiente de la tecnología estadounidense". Asegura que existe la pretensión de hacer al país "más autónomo tecnológicamente" y esto es "algo que en Brasil es una prioridad establecida en la propia Constitución". Sin embargo, alerta el experto, "es extremadamente difícil cuando estás en una situación de dependencia total, que es la situación en la mayoría de los países, incluido Brasil". Pix, otro elemento de discordia Otra de las razones que explican los ataques de Trump contra Brasil es el auge del Pix, el sistema de pagos instantáneos creado por el Banco Central brasileño. Este mecanismo permite transferencias y pagos entre diferentes instituciones financieras en segundos, a cualquier hora y de forma gratuita. El Pix fue mencionado explícitamente en un documento que respalda la investigación comercial abierta por la Administración de Trump. La Oficina de Representación Comercial de Estados Unidos afirmó que Brasil “parece participar en una serie de prácticas desleales con respecto a los servicios de pago electrónico, que incluyen, entre otras, favorecer sus servicios de pago electrónico desarrollados por el Gobierno”. La inclusión del Pix en el paquete de denuncias es considerada como un espaldarazo a Mark Zuckerberg, el dueño de Meta y de WhatsApp, que nunca vio con buenos ojos la decisión del Banco Central de Brasil, en 2020, de bloquear el lanzamiento de WhatsApp Pay en el país más grande de América Latina. © France 24 En ese momento, la entidad ordenó a Visa y Mastercard —que viabilizaban las operaciones— suspender su participación para evaluar posibles riesgos y proteger el funcionamiento del Sistema de Pagos Brasileño. En 2023, cuando Pix ya estaba consolidado, el Banco Central de Brasil autorizó la función de WhatsApp que permite pagos con tarjetas de crédito, débito y prepago. Sin embargo, ya era tarde: Pix ya se había establecido como el sistema de pago digital preferido por los brasileños. Tal vez por esta razón, en diciembre del año pasado, WhatsApp suspendió la función de pago entre personas con tarjetas de débito en la versión brasileña de la aplicación. Para Belli, el caso de Pix ilustra con claridad lo que llama una “buena soberanía digital”. "Brasil ha sido capaz de crear su propia infraestructura pública digital y reducir la dependencia de las redes Visa y Mastercard", señala. "Sin embargo, esto atañe a los intereses de Estados Unidos: Visa y Mastercard son dos empresas que cobran hasta un 5% por cada transacción y también recopilan datos. Son empresas de Big Data y también empresas de inteligencia artificial. Al crear una alternativa pública con el Pix, Brasil no solo redujo la dependencia de Visa y Mastercard, sino que también redujo las ganancias de estas empresas, no solo en términos económicos, sino en términos de datos, que también se traducen en ganancias económicas", argumenta Belli. La teoría de "las tres B" Un comentarista de 'TV Globo' ha resumido la actual punga entre EE. UU. y Brasil con una teoría a la que denominó como las tres B: Bolsonaro, BRICS y Big Tech. “En esta lectura, Bolsonaro es simplemente un 'toro de sacrificio', como lo define un asesor cercano a Lula. Pero incluso el énfasis en el tema interesa a las grandes empresas tecnológicas, porque permite ataques directos al Tribunal Supremo, que se ha ocupado más del tema debido a la inacción del Congreso”, asegura el periodista brasileño Octavio Guedes. No es un secreto que Trump se opone a los BRICS y más concretamente a su deseo manifiesto de sustituir el dólar por monedas locales en las transacciones comerciales entre los miembros. Recientemente, el presidente de los EE. UU. arremetió contra el bloque. “Cuando escuché sobre este grupo BRICS, básicamente seis países, me sentí muy, muy molesto. Y si realmente se forman de manera significativa, esto terminará muy rápidamente”, afirmó con relación a la idea de crear su propia moneda comercial. Mientras tanto, el juez Alexandre de Moraes ha abierto una investigación sobre una compraventa dudosa de dólares, que se produjo poco antes del anuncio del arancel de Trump, el 9 de julio. La sospecha, en los bastidores, es que personas del entorno de Eduardo Bolsonaro podrían haberse beneficiado gracias a una filtración de información privilegiada. Se trata de una operación de entre 3.000 y 4.000 millones de dólares, comprados y vendidos a pocas horas de diferencia, lo que pudo dar un lucro de hasta el 50% del valor invertido. Por su parte, Lula ha advertido en más de una ocasión que, si es necesario, aplicará la Ley de Reciprocidad y una tributación extra a las grandes empresas tecnológicas, aunque prefiere seguir dialogando con Estados Unidos. Brasil sigue esperando una señal de la Casa Blanca antes de avanzar en las negociaciones. La opinión generalizada es que la pelota está en el tejado estadounidense. De momento, no hay ninguna expectativa de que el presidente Lula impulse conversaciones con Trump, y tampoco está prevista ninguna misión oficial del Ejecutivo brasileño hacia Estados Unidos. Desde Chile, el presidente Lula aseguró, con el optimismo que le caracteriza, que está tranquilo y que Brasilia todavía no está en una guerra comercial con Washington. Por Valeria Saccone-France24
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