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Parana » Ahora
Fecha: 25/07/2025 11:20
* Carbones Según la etimología resentimiento es volver a sentir una emoción negativa, un dolor, algo parecido a recordar y que moleste. A mí siempre me parece una potencia, habitar el resentimiento no como una vaca empantanada en el fango, pero sí como alguien que sabe qué partes le dolieron en determinadas circunstancias. Y me gusta leer poemas que de fondo me hacen sentir el resentimiento. Y pienso también mientras escucho Dos minutos o Viejas locas canciones como Ya no sos igual y Homero. La clase social, la pobreza, el margen, la estafa al barrio, la pérdida del origen como identidad, el desprecio de los de tu clase. Una contraposición al centralismo, si en el centro se pone al poder, la riqueza y el status, en la contracara está lo otro, lo que da sombra, lo que sin embargo como el juego de la luz y oscuridad, hace que resplandezca el brillo de lo que no se tiene. El trabajador le da riqueza al patrón y no al revés, así es la cosa aunque callada. No conviene subvertir el orden del discurso y mantenemos qué buenos los patrones que dan de comer a sus empleados. Entonces veo títulos de medios cercanos con alegorías que instalan esta mentira: gracias al empresario avícola acceden al trabajo mil jóvenes. Mentira, puñeteo contra el teclado, la explotación, la dinámica absorbente, lo que se genera en torno me da asco. Perdón, no leo con romanticismo las notas de los estudiantes que llegan en burro a la escuela, ni las docentes que hacen dedo para dar clases. Todos esos sacrificios se hacen porque de lo contrario no se come, que se sublime con leyendas es otra cosa, un afán literario incluso, de la mala literatura que nos hizo el daño de creer que es mejor poner el lomo y agradecer la miseria. Leo esto en poemas de Walter Lezcano, un poeta correntino que reivindica el origen marrón, que habita conurbano, que da clases en escuelas periféricas (qué es el centro sin la periferia) que la frustración, por ejemplo, en el poema que dice: Mi vieja todavía no tiene casa. No es que viva en la calle es que todavía no es dueña de ninguna de esas propiedades que la gente llena de cosas inútiles y les dice hogar. Mi vieja alquila y putea cada día de su vida porque siente que tira la plata que la desperdicia que la regala. Mi vieja estuvo averiguando si el gobierno no le regala una casa o al menos le da un terreno pero no tiene suerte con eso. Mi vieja se muda cada dos o tres años. A veces consigue casas lindas por poca guita otras consigue casas que se caen a pedazos por poca guita y a veces no consigue casa y para en lo de alguna amiga. Mi vieja sueña con su casa. Creo que es lo único que la mantiene viva. Cuando nos vemos me cuenta de dónde sería lindo vivir de cómo organizaría los muebles de cortinas hermosas cubriendo ventanales enormes de ambientes cómodos de patios y flores y techos de tejas. Yo una vez escribí una novela para mandarla a un concurso que tenía como primer premio 50.000 pesos. Me parecía que con eso le alcanzaría para cumplir su sueño. Pero la novela estaba muy mal escrita y no gané ni una mención. Mi vieja sigue anhelando su casa. Y yo lo único que pude hacer por eso es escribir un poema. La poesía no sirve para nada. La vida como combustible literario que hace explotar verdades, no solo en este poeta, muchxs otrxs como Silvina Giaganti o músicos se valen del arte para recrudecer (hacer ver) la realidad y a su vez nunca abandonan su oficio artístico. No son denuncias y ya, son procedimientos estilísticos que traen cosmovisiones del mundo que han sido desplazadas de los cánones. Y la poesía no sirve para nada y sin embargo hace visible realidades que suelen ser silencios. Y también qué es el arte si no abarcar con una mirada expresiva todos los rincones. Qué es el arte si no decir lo que por buena educación se calla. ¿Qué hace la gente cuando se pone a escribir por primera vez? Toma la infancia y los dolores de la vida y los romantiza. Pero ese mecanismo de defensa, (quizás) -no me interesan en el arte los diagnósticos que le corresponden a otros campos-, en la literatura son procedimientos que quitan potencia a los textos. En el arte lo que parece sin mediación, sin explicación conceptual, sin una lectura que mastique y disimule, una historia, un poema, una canción que estalle de rabia, rencor, resentimiento y que ofrezca la verdad es una joya. Pienso en el poema Carbón de Audre Lorde, en los versos finales dice: Yo soy negra porque provengo del interior de la tierra / Toma mi palabra como una joya/ En la luz abierta. *
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