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  • El apoderado del Ejército de los Andes

    » Comercio y Justicia

    Fecha: 25/07/2025 08:36

    Por Luis R. Carranza Torres Hipólito de Villegas, en ocasiones apellidado como “Villareal”, resulta una figura clave, aunque poco conocida, para la emancipación de Sudamérica en dos países actualmente existentes: Argentina y Chile. Nació en Buenos Aires, por entonces capital de la gobernación del Río de la Plata del Virreinato del Perú, el 13 de agosto de 1761. Tuvo 11 hermanos, realizando sus primeros estudios en el Real Colegio de San Carlos, antes que su familia se trasladara a la Capitanía General de Chile en 1784. Estudió allí en la Real Universidad de San Felipe, en Santiago de Chile, titulándose como abogado el 13 de diciembre de 1788, siendo en el primer abogado titulado en Chile. Tras haberse graduado como jurisconsulto dirigió los resguardos del Norte y posteriormente fue juez de comisión en causas referentes al contrabando, tomando parte en los autos referentes al apresamiento del buque inglés Scorpion, y el asesinato de su capitán Bunker. La revolución chilena lo tuvo por activo participante, asistiendo al Cabildo Abierto del 18 de septiembre de 1810. Miembro honorario del Supremo Tribunal de Justicia, fue diputado por Coquimbo en el Primer Congreso Nacional chileno el 25 de septiembre de 1811, llegando a desempeñar su vicepresidencia. Se lo contó asimismo como integrante de la comisión que proyectó la Constitución provisoria de 1812. Participó del periódico La Aurora de Chile, formando parte de la Sociedad de Amigos del País e integró asimismo la Logia Lautaro, organización secreta que perseguía la independencia del país. A partir de 1813, inicia en el desempeño de cargos de naturaleza económica, siendo nombrado en tal año comisario general del Ejército, encargado de los abastecimientos militares; en marzo del siguiente año se lo designó ministro Tesorero del Estado. Su enfrentamiento con los hermanos Carrera determinó -al tomar éstos el poder- no sólo su cese en tales funciones sino también su destierro a la ciudad de Mendoza. Allí trabó amistad con el gobernador de Cuyo, coronel mayor José de San Martín, que lo tuvo como su apoderado personal. Luego de declarada la Independencia de las Provincias Unidas por el Congreso de Tucumán, el 9 de julio de 1816, y creado el Ejército de los Andes el 1 de agosto de ese año, el flamante General en jefe de esa nueva fuerza, mucho más en los papeles que en la realidad, lo nombró apoderado Militar del Ejército de los Andes, confiándole la delicada y clave tarea de recaudar y administrar fondos para la campaña libertadora. Su rol se asemejó más al de un ministro en misión especial, que al de un apoderado convencional como lo entendemos hoy en día, resultando en el siglo XIX una figura clave en la gestión administrativa, financiera y política de la campaña sanmartiniana, cuyas funciones no se limitaron a lo jurídico sino que abarcó otras mucho más amplias y estratégicas. Villegas se encargó de recaudar fondos, gestionar donaciones y administrar los bienes necesarios para la expedición, que iban desde alimentos, a uniformes, equipos militares, armamento, mulas, caballos y medicinas, entre otros. Su labor implicó asimismo coordinar acciones con las autoridades locales, comerciantes y hacendados para asegurar el abastecimiento continuo de un ejército en preparación y constante aumento, canalizando tanto recursos fiscales como esfuerzos privados. Supervisó asimismo el almacenamiento, transporte y distribución de estos recursos, a fin de que durante la preparación del cruce o durante el cruce mismo las tropas tuvieran las raciones, mulas y pertrechos necesarios, muchas veces en condiciones extremas. Fue el encargado de implementar asimismo diversos mecanismos de financiamiento patriótico, como contribuciones voluntarias, préstamos forzosos y recaudación de estancos o monopolios estatales. En tales actuaciones, Villegas evidenció su formación jurídica, lealtad y capacidad para navegar los complejos escenarios políticos entre Mendoza y Buenos Aires, donde debió actuar como diplomático y financiero, negociando recursos vitales para la campaña libertadora. Aspectos por los que San Martín lo había elegido. Figuras como Villegas fueron esenciales para articular un modelo logístico que combinaba planificación estratégica, administración de recursos y movilización social, que se reveló eficaz, pese a las condiciones de precariedad y urgencia bajo las cuales, de ordinario, fue establecido. Esto lleva a que se considere que Villegas no fue sólo un excelente administrador financiero sino un el verdadero “estratega económico” detrás del plan de cruce de los Andes. Fue, en definitiva, el engranaje que permitió transformar recursos civiles en capacidad operativa militar, combinando su formación jurídica con una profunda vocación política y administrativa. Tras la victoria en la batalla de Chacabuco, nombrado Bernardo O’Higgins como director supremo del país, lo restituyó como ministro Tesorero. Fue asimismo uno de los firmantes, en 1818, del Acta de Independencia de Chile. El 12 de abril de 1838 falleció en Santiago de Chile y fue enterrado en el campo santo del templo de Santa Ana. Como muchos otros que dieron tanto, ha sido poco reconocido y aún menos recordado.

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