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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 25/07/2025 08:32
Deborah Mason, de 65 años, lideró una red criminal familiar que operó en varias ciudades del Reino Unido (Metropolitan Police) Deborah Mason, de 65 años, fue condenada a 20 años de prisión por encabezar una red familiar responsable de traficar una tonelada de cocaína, valuada en 103,2 millones de dólares, en distintas ciudades del Reino Unido. El caso destacó tanto por la magnitud del delito como por el perfil inusual de la cabecilla. Las sentencias impuestas a los miembros del grupo suman más de 100 años de cárcel, según informó Daily Mail. La organización, integrada por sus hijos, nietos y otros familiares, combinó actividades domésticas con el tráfico a gran escala, operando a nivel nacional y exponiendo la compleja estructura criminal de la familia. Una organización nacional basada en la familia La investigación policial determinó que Mason, residente de Islington, al norte de Londres, diseñó una red criminal utilizando a su familia como eje central. Mason, conocida como “Gangster Debbs” y “Queen Bee“, reclutó a su hermana, cuatro de sus hijos, las parejas de estos y amigos cercanos para movilizar cocaína desde puertos como Harwich hacia ciudades británicas como Bristol, Cardiff, Leicester, Birmingham, Rotherham, Sheffield y Bradford. De acuerdo con Daily Mail, la organización realizó al menos 20 entregas entre abril y noviembre de 2023, empleando vehículos personales y rutas cuidadosamente planificadas. La logística incluyó pagos de 1.290 dólares por trayecto a los familiares que actuaron como transportistas. En algunos desplazamientos, los nietos de Mason, incluso de apenas dos años, viajaron en sillas infantiles rodeados de cajas de cartón con bloques de cocaína de cinco kilogramos cada uno. La droga se trasladaba en bolsas reutilizables de supermercado, que posteriormente eran distribuidas entre los miembros de la familia para su venta en las diferentes ciudades. Reggie Bright, 24, sentenciado a 15 años y Bright, 26, sentenciado a 13 años (Metropolitan Police) La participación de menores y el uso de los vínculos familiares como soporte del entramado sorprendieron a investigadores y al tribunal. La fiscal Charlotte Hole remarcó durante el juicio la naturaleza sistemática y familiar de la operación, subrayando cómo los lazos de parentesco reforzaron la estructura delictiva. Estilo de vida lujoso y ostentación financiados con narcotráfico El estilo de vida de Deborah Mason y sus allegados reflejó las ganancias obtenidas por la actividad ilícita. Según el medio británico, destinó parte de los beneficios a viajes costosos a Dubái y Baréin, y a la adquisición de prendas y bolsos de diseñador. Uno de los elementos más llamativos del caso fue la compra de un collar y una correa Gucci, valuados en 516 dólares, para su gato bengalí Ghost, con una placa de oro de nueve quilates grabada. Pese a los ingresos del tráfico, Mason continuó percibiendo más de 64.500 dólares anuales en beneficios sociales. Planeaba utilizar 116.100 dólares en una cirugía plástica en Turquía antes de su detención. Durante los registros domiciliarios, la policía halló drogas ocultas en bolsos de diseñador y grandes sumas de dinero en efectivo. La policía incautó drogas, dinero en efectivo y dispositivos electrónicos con miles de mensajes incriminatorios (Metropolitan Police) La policía también constató que Mason retenía parte de los pagos asignados a sus familiares y llegó a involucrar en la operación a su hijo Reggie Bright, quien sufría una adicción y una lesión cerebral causada por una sobredosis de cocaína. Hallazgos policiales e investigación Durante la investigación, los agentes siguieron a Mason desde su vivienda en Tufnell Park hasta el puerto de Harwich, documentando la recogida, distribución y entrega de los cargamentos. Los registros permitieron incautar droga en bolsos de marca Chloé y grandes cantidades de billetes en efectivo. La detención de Mason ocurrió en su casa adosada de Islington, valuada en 1.935.000 dólares: la policía la encontró en bata de dormir y en silencio en el baño, opuesta a la imagen de lujo que solía proyectar. Tina Golding, condenada a 10 años y Roseanne Mason, sentenciada a 11 años (Metropolitan Police) Se confiscaron celulares y dispositivos electrónicos con miles de mensajes incriminatorios. La revisión detallada de estas pruebas digitales demostró la implicación de todos los integrantes y un patrón de eliminación de mensajes, lo que evidenció la conciencia de culpabilidad en la red. Valoraciones judiciales y policiales El juicio, que se prolongó por 11 semanas en el Tribunal de la Corona de Woolwich, puso de manifiesto la sofisticación y el impacto social de la red liderada por Deborah Mason. El juez Philip Shorrock expresó que la acusada debía haber sido un ejemplo para sus hijos, en lugar de corromperlos. “Como madre, deberías haber sido un ejemplo para tus hijos, no corromperlos”, recriminó Shorrock, según Daily Mail. El detective Jack Kraushaar, de la Policía Metropolitana, calificó la operación de “sofisticada y extremadamente rentable” y resaltó el alcance de la labor policial que permitió encarcelar a los principales responsables. Subrayó que la red fue arrastrada por la criminalidad y por el deseo de financiar estilos de vida lujosos. “No sabían que íbamos tras ellos y esta sentencia debe servir de advertencia para quienes piensen en cometer este tipo de delitos”, afirmó Kraushaar. Anita Slaughter, sentenciada a 13 años ,Demi Bright, recibió 11 años y Demi Kendall, condenada a 13 años (Créditos: Metropolitan Police) Por su parte, el fiscal Robert Hutchinson del Servicio de Fiscalía de la Corona (CPS) señaló: “Esta no era una familia común. En lugar de cuidar y proteger a los suyos, Deborah Mason los reclutó para crear una empresa criminal sumamente rentable que finalmente llevó a todos a prisión”. Hutchinson valoró la colaboración entre la policía y la fiscalía, así como el análisis de pruebas digitales para demostrar que los acusados tenían total conocimiento de la naturaleza de sus actos. Sentencias y argumentos de defensa Las penas impuestas a los 10 miembros de la red familiar suman 106 años y seis meses de prisión. Deborah Mason recibió la condena más alta: 20 años de reclusión. Sus hijas Roseanne Mason (29) y Demi Bright (30) fueron sentenciadas a 11 años cada una; Lillie Bright (26), a 13 años; Reggie Bright (24), a 15 años, y su pareja Demi Kendall (31), a 13 años y medio. También fue condenada una amiga, Anita Slaughter (44), a 13 años, y la hermana mayor de Mason, Tina Golding (66), a 10 años. Algunos acusados intentaron justificar sus desplazamientos alegando que obedecían a excursiones al azar, supuestamente elegidas por sus hijos al manipular el navegador del coche. Sin embargo, la acumulación de pruebas y la coordinación desmontaron estos argumentos ante el tribunal.
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