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» El Sur Diario
Fecha: 24/07/2025 18:28
La planta de Acindar en Villa Constitución atraviesa una de las crisis más severas de los últimos años. La producción cayó a la mitad, el régimen de suspensiones se mantiene desde hace más de un año y medio, y el reciente cierre definitivo del tren laminador número 2 profundiza la incertidumbre sobre el futuro. Según explicaron Silvio Acosta y Ariel Alcaraz, integrantes de la Comisión Interna de la UOM, la producción anual descendió de 1.200.000 toneladas a unas 600.000. A esto se suma la paralización inminente del tren laminador número 1, aunque de forma no permanente. “Seguimos surfeando la ola con acuerdos de suspensiones”, graficó Acosta. Los dirigentes sindicales identifican múltiples factores como responsables de la situación: una caída del 60 % en la obra pública, el ingreso masivo de acero desde Brasil y la apertura irrestricta de importaciones. “Esto no solo afecta a los trabajadores directos de Acindar, sino también a las contratistas, cooperativas y a toda la economía local”, advirtieron. "La empresa podría hacer más" Desde la UOM sostienen que la empresa no está haciendo todo lo necesario para revertir el escenario. “Plantean que no conviene producir, pero 600.000 toneladas no son lo mismo que 1.200.000”, subrayó Acosta. Además, alertan sobre la falta de un plan concreto de reactivación y la posible utilización de la crisis como excusa para achicar personal. “La caída de la producción es real, pero sobre esa base aprovechan para ajustar. Muchas veces parece que quieren que el costo lo paguemos los trabajadores”, señaló. En este contexto, el sindicato busca preservar cada puesto de trabajo, incluso si eso implica negociar suspensiones o adelantar vacaciones. “No justificamos la pérdida de empleo de nadie”, remarcó. Contratistas al límite y conciliación obligatoria Las empresas contratistas que operan dentro de la planta también enfrentan una situación límite. La cooperativa Cooperar, por ejemplo, atraviesa una conciliación obligatoria y espera definiciones clave para su continuidad. “El contexto es terrible para todos los trabajadores, y los empresarios tratan de sacar ventaja. No queremos que esto se transforme en una pelea de pobre contra pobre”, expresó Ariel Alcaraz. Aunque se había previsto un paro de las contratistas, las negociaciones siguen abiertas. “Estamos intentando resolverlo en una mesa de diálogo. No queremos enfrentamientos entre trabajadores”, aclaró. Sin producción, sin herramientas de presión Una de las dudas que circulan entre los vecinos es por qué no se adoptan medidas de fuerza más visibles. La respuesta sindical es contundente: sin producción, el impacto de un paro se diluye. “No es tan sencillo. Si no hay producción, una medida de fuerza no tiene el mismo peso”, explicó Acosta. Desde la UOM aseguran que se mantienen en estado de alerta permanente y que responderán con un paro total ante cualquier intento de despido. Por el momento, priorizan el diálogo como camino para encontrar soluciones. El impacto en la economía local La crisis de Acindar trasciende las paredes de la planta. Su efecto se extiende a talleres, comercios y al entramado económico de Villa Constitución. “La siderurgia cumple un rol central en la ciudad”, afirmó Acosta. Por ello, desde el gremio proponen la conformación de un comité de crisis con participación de trabajadores, empresarios, autoridades políticas y referentes sociales. “Esto no lo va a resolver solo la UOM, ni solo Acindar. Se necesita un esfuerzo colectivo para salir adelante”, subrayaron. En cuanto al Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), recientemente aprobado a nivel nacional, los representantes gremiales expresaron su escepticismo: “No genera puestos de trabajo por sí solo. Permite pagar menos impuestos, pero no garantiza que haya producción”. El presente de Acindar resume una crisis estructural del modelo productivo actual. Suspensiones masivas, caída de la producción, incertidumbre entre contratistas y escasas respuestas desde el Estado conforman un panorama alarmante. Mientras tanto, los trabajadores resisten. Desde la UOM afirman que los retiros son efectivamente voluntarios y que se mantendrán firmes ante cualquier intento de despido. El futuro inmediato dependerá de la capacidad de generar instancias reales de negociación, que permitan evitar que la crisis siga recayendo siempre sobre quienes menos tienen.
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