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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 23/07/2025 18:59
La plaga, que ya causó estragos en el norte argentino, apareció en dos campos del departamento Totoral. Especialistas confirman el hallazgo y recomiendan intensificar los monitoreos (inta) Por primera vez, el picudo negro de la vaina de soja (Rhyssomatus subtilis) fue detectado en la provincia de Córdoba, encendiendo las alertas en el sector agrícola. La plaga, conocida por causar severos daños en el NOA durante las últimas dos décadas, representa una amenaza considerable para los cultivos de soja si no se implementan controles a tiempo. Las pérdidas podrían alcanzar hasta el 70 %, según reportes de especialistas. La detección se produjo en un campo ubicado en la zona de Montecristo, a pocos kilómetros de la ciudad de Córdoba. El hallazgo fue denunciado por una empresa privada de monitoreo de cultivos y confirmado por el INTA. “Constituye el primer registro de esta plaga en la región”, explicó Eduardo Trumper, coordinador del Programa Nacional de Protección Vegetal del INTA. La plaga representa una amenaza considerable para los cultivos de soja (inta) Daños invisibles, consecuencias profundas El picudo negro ataca en distintas etapas del cultivo. En los primeros estadios, se alimenta de brotes tiernos, lo que puede dejar a las plantas sin desarrollo. En la fase de llenado de grano, las hembras colocan huevos en el interior de las vainas y las larvas se alimentan de las semillas, generando pérdidas parciales o totales. Las perforaciones también abren la puerta a enfermedades que comprometen la calidad del grano. “En el norte, es una plaga muy difícil de manejar. Tiene hábitos nocturnos, y los huevos y larvas están protegidos dentro de las vainas”, detalló Guillermina Socías, entomóloga del INTA Salta. Una red para contener su avance Frente a esta situación, el INTA trabaja junto a sus centros regionales de Salta–Jujuy, Tucumán–Santiago del Estero y Córdoba para coordinar una red de monitoreo y contención. El objetivo es frenar la expansión y preparar estrategias de manejo eficientes. “Proponemos usar este caso en Córdoba como epicentro para monitorear lotes vecinos y detectar nuevos focos”, explicó Trumper. Una de las preocupaciones centrales es la posibilidad de que el insecto se disperse mediante la maquinaria agrícola. Por eso, se busca generar capacidades conjuntas entre organismos públicos y privados. “Necesitamos acompañar al productor con prácticas adecuadas para evitar pérdidas significativas”, subrayó el especialista. Control difícil, pero no imposible El control del picudo negro ya ha sido ensayado en el norte del país. Las estrategias incluyen curasemillas al inicio del ciclo y aplicaciones foliares sucesivas. Sin embargo, las emergencias del insecto se producen en oleadas, especialmente luego de lluvias, lo que obliga a realizar varios tratamientos. “Los productos actuales no tienen suficiente residualidad. Un solo tratamiento no alcanza”, explicó Socías. El mayor riesgo aparece cuando el ataque ocurre durante el llenado del grano. “Una vez que el adulto pone huevos dentro de la vaina, ya no se puede hacer nada”, afirmó la especialista. Si no se controla, “toda la producción puede terminar siendo para descarte”, advirtió. Pérdidas cuantificables A raíz de esta situación, se baraja la creación de una mesa técnica de sanidad vegetal, como la que se implementó frente a la aparición de la chicharrita. La propuesta incluiría a la Secretaría de Agricultura, INTA, universidades y empresas, buscando articular investigación, monitoreo y extensión. El objetivo es anticiparse a la problemática y facilitar la cooperación institucional. Frente a una plaga silenciosa pero dañina, el trabajo en red será clave para preservar la producción. Fuente: Inta
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