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  • El Congreso partidario podría hacer caer la interna radical

    Valle María » Vallemarianoticias

    Fecha: 23/07/2025 15:52

    Es una de las variantes que se analizan para salir del laberinto en el que se encuentra la UCR. Que el Congreso provincial no sólo defina el marco de alianzas del partido, sino también la lista de candidatos. Una parte de la dirigencia radical –la más cercana al gobernador Rogelio Frigerio– analiza por estas horas una alternativa para que la UCR atraviese el proceso electoral interno de un modo que, bajo su mirada, implicaría una reducción de daños. Lo que evalúan no es nuevo, se pensó desde el mismo momento en el que desde la conducción del partido se fijaron las fechas que, a la vista de distintos sectores internos, se interpretan como una encerrona: 2 de agosto: Congreso radical para definir política de alianzas (convocado por la Mesa del Congreso). 7 de agosto: inscripción de alianzas (fecha ya establecida por el cronograma nacional). 10 de agosto: interna para elegir candidatos a senadores y diputados (convocada por el Comité Provincial). La idea es que el Congreso del 2 de agosto desactive la elección del 10. ¿Cómo? Militando una moción: si el acuerdo para la nueva alianza con La Libertad Avanza se alcanza con el voto de los dos tercios de los congresales, quedan automáticamente proclamados los candidatos de la lista oficial, Corriente para Construir, que encabezan Atilio Benedetti y Darío Schneider. En otras palabras, resolver la pulseada interna –que centralmente pasa por el sí o no a Milei– en el Congreso. La jugada cuenta con que la Justicia Electoral mantenga su tradición de no arbitrar en las decisiones políticas de los partidos cuando los opositores de la lista Militancia Activa vayan con su planteo en contra de la resolución del Congreso partidario. No sería por el voto de los afiliados, pero al menos los candidatos de la UCR habrían surgido de la asamblea del máximo órgano partidario y con el aval de una mayoría especial. Bastante más que las mesas chicas o acuerdos de cúpula con los que las distintas fuerzas políticas del país están resolviendo su oferta electoral para este turno de PASO suspendidas. La posibilidad de alcanzar los dos tercios de parte del oficialismo no es lejana, si se toma en cuenta que el candidato a diputado por la lista opositora, Rubén Pagliotto, estima que hoy cuentan con el seguro apoyo de 82 congresales. Es bastante menos de un tercio de los 350 miembros del Congreso. Supervivencia Entre la dirigencia radical más cercana a Rogelio Frigerio son pocos los que abiertamente alientan una alianza con La Libertad Avanza. La mayoría vive esta coyuntura como un trago amargo, que le acarrea costos al interior del partido. Aunque el ejercicio de la política más allá de lo testimonial requiera de una buena dosis de pragmatismo, no es fácil para un dirigente que viene militando desde la recuperación de la democracia en 1983 aceptar compartir un espacio electoral con quien desprecia al radicalismo y en particular a su último prócer, Raúl Alfonsín. Aunque argumenten que el anti peronismo que predomina en su electorado les pide que se junten, no les resulta tan sencillo pedir el voto para la profundización de las políticas de un Presidente que ha desfinanciado como nunca nadie antes a la provincia, a pesar del apoyo político que Entre Ríos le dio a su histórico ajuste, desde la Gobernación y desde el Congreso. Sin intendentes, sin legisladores y sin funcionarios en el gobierno provincial, los radicales críticos de Frigerio opinan desde la pura ética de la convicción. Ven en la alianza con LLA una suerte de definitiva rendición de la UCR. La aceptación de su disolución. Un certificado de defunción del partido. Los oficialistas, en cambio, entienden que en esta etapa la suerte de la UCR va atada a la del gobierno de Frigerio que integran con un gran número de funcionarios y que avalan como aliados en la Legislatura, donde presiden los bloques de Juntos por Entre Ríos de ambas cámaras. Si no hay alianza de Frigerio con Milei, los comicios de octubre se jugarían en un escenario electoral de tercios en Entre Ríos. Y entre los radicales oficialistas están muy seguros de que en tal caso Juntos por Entre Ríos sale tercero, porque Frigerio comparte votos con Milei. Y porque, a pesar de su interna no resuelta, el peronismo con su núcleo duro puede hacer una buena elección si en la provincia se replica la baja participación electoral que se viene registrando en el país, reflejo de la decepción social con el conjunto de la política. Bajo esta mirada, la alianza con LLA es una cuestión de “supervivencia” del gobierno de Frigerio y, por ende, del radicalismo. En todo caso, explican, el tiempo de la disputa interna en Juntos por Entre Ríos vendrá en 2027, cuando se discuta el poder provincial y municipal. Entienden que exponerse ahora a una derrota es también restarle poder a los intendentes radicales en sus territorios, debilitarlos para 2027. Okupas La historia reciente muestra cómo la derrota del peronismo entrerriano en elecciones intermedias no le impidió volver a ganar, dos años después, en las elecciones de cargos ejecutivos. Pero los radicales advierten que los efectos de una derrota electoral de medio término tendría un perjuicio mucho mayor para Frigerio, que llegó al poder tras dos décadas consecutivas de gobiernos peronistas y apenas por una diferencia de dos puntos. “Muchas veces nos hacen sentir que somos okupas”, explica, didáctico, un legislador que se queja porque empleados de la Legislatura demoran los trámites que piden desde el oficialismo. “Lo mismo pasa en distintas áreas del Ejecutivo”, agrega. Debilidad Entre tantas diferencias, hay un par de puntos en los que nadie puede disentir: 1.- Elegir sus candidatos por una interna colocaría a la UCR en el meritorio lugar de único partido entrerriano con democracia interna. 2.- Ir a una interna cerrada, donde sólo pueden votar los afiliados, en un marco de histórica apatía electoral, exhibiría a la UCR como una fuerza débil. Golpearía de lleno su principal activo dentro de la coalición oficialista: que es el partido más grande, el único con una capilaridad suficiente como para sostener un gobierno en todo el territorio. La UCR es el segundo partido más grande de Entre Ríos, después del PJ. Su padrón depurado ronda los 53 mil afiliados. Pero en los acuerdos para la organización de la interna se prevé imprimir no más de 30 mil boletas únicas. Porque nadie espera una participación mayor. La última elección cerrada en la UCR, de abril de 2023, que despertó especial interés -porque a las puertas de la interna de JxER por la gobernación, enfrentaba a los radicales frigeristas con los no frigeristas- no alcanzó a sumar 15 mil votantes. El padrón partidario se fue achicando en las últimas décadas. El ejercicio de la afiliación perdió relevancia en los partidos políticos desde la instrumentación de las PASO en 2011. Como la interna pasó a ser a padrón abierto, los aparatos partidarios perdieron peso. En Entre Ríos, ese proceso se inició antes: Sergio Montiel ganó en 1999 la primera interna abierta de la UCR, en la que podían votar los afiliados radicales y los no afiliados a otros partidos. Pasaron 26 años. Hay un tercer punto en el que todos están de acuerdo. En cualquier contexto, con o sin alianza, la UCR no tiene ninguna posibilidad de retener las tres bancas que pone en juego en el Congreso de la Nación. Página Política

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