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» Derf
Fecha: 23/07/2025 04:11
«¿Por qué no’». Esa fue la respuesta que Venus Williams regaló con una enorme sonrisa cuando le preguntaron por qué, a los 45 años y tras más de un año alejada de las canchas, decidió aceptar la invitación del WTA 500 de Washington para jugar esta semana los cuadros de singles y dobles del certamen que sirve de preparación para el US Open. «Simplemente amo este deporte», explicó. La estadounidense, ex número uno y ganadora de 21 títulos de Grand Slam (siete en individuales y 14 en dobles), venció el lunes junto a su compañera Hailey Baptiste por un contundente 6-3 y 6-1 a Eugenie Bouchard y Clervie Ngounoue para meterse en los cuartos de final. Fue su primera victoria profesional en casi dos años, desde la que había conseguido en agosto de 2023 en la rueda inicial del WTA 1000 de Cincinnati. Y casi sin descanso, este martes por la noche irá por más cuando enfrente por la primera ronda del singles a Peyton Stearns, 35ª del ranking, en uno de los últimos partidos del día. Las tribunas sin un lugar libre del estadio John Harris, el segundo en importancia del complejo de la capital estadounidense, fueron testimonio de lo que significa Venus para el tenis y el deporte de ese país. Si hasta Kevin Durant, estrella de la NBA, dijo presente para ver a su compatriota en acción junto a Baptiste. La mayor de las Williams había disputado su último torneo hace 16 meses en una temporada 2024 en la que jugó solo dos eventos, gracias a sendas wild cards. Fueron los WTA 1000 de Indian Wells y Miami, en los que se despidió en sus primeros partido al caer ante la japonesa Nao Hibino y la rusa Diana Shnaider. Unos meses más tarde, se sometió a una operación en la que le extirparon fibromas uterinos, unos tumores benignos que le causaban dolor desde hacía décadas. «Ni siquiera estaba pensando en el tenis en ese momento. Solo quería tener una cirugía exitosa de la que sobreviviera. Definitivamente puso todo en perspectiva para mí, pero quizás también hizo que fuera más fácil tomar la decisión de regresar y tal vez jugar aún más libremente», contó en los últimos días. Leyenda viva del tenis, Venus suele recibir invitaciones especiales para jugar torneos importantes, como ocurrió otra vez este año para Indian Wells. En esa ocasión ella rechazó la wild card. Pero cuando llegó la chance de Washington, dijo «Sí». «La mayoría de las veces no las acepto. Pero ahora estaba pegándole bien a la pelota. Y me encanta jugar en canchas duras, es mi superficie preferida, en la que más cómoda me siento», explicó quien ya no figura en el ranking mundial. «He estado entrenando durante meses para llegar a este momento». Cuando saltó a la cancha el lunes junto a Baptiste, se anotó oficialmente su 32ª temporada consecutiva con al menos un torneo disputado. Un récord impresionante en el circuito femenino, que nadie está cerca de quitarle. Quienes quedaron más cerca de esa marca fueron su hermana Serena y la checa Martina Navratilova, que jugaron por 26 años al hilo. Williams celebró en el dobles de Washington su primera victoria profesional en casi dos años. Foto AP/Nick Wass Venus disputó su primer torneo profesional en octubre de 1994 en Oakland (California). Con apenas 14 años llegó a segunda ronda, en la que le robó un set a la española Arantxa Sánchez Vicario, máxima favorita y luego campeona. En ese momento, la alemana Steffi Graf y el estadounidense Pete Sampras lideraban los rankings mundiales. Ni Jannik Sinner ni Aryna Sabalenka, los vigentes números 1, habían nacido: el italiano lo hizo en 2001 y la bielorrusa, en 1998. Y solo dos integrantes de los actuales top 10 de la ATP y de la WTA ya estaban en este mundo: Novak Djokovic, que tenía siete años, y Jessica Pegula, con apenas ocho meses. Muchas cosas cambiaron desde aquel debut precoz en el profesionalismo. La mayor de las Williams construyó una carrera legendaria y, junto a su hermana Serena, revolucionó el tenis y abrió la puerta de ese deporte a otras jugadoras afroamericanas y de raza negra. Con un lugar asegurado en la historia y una vida exitosa también fuera de las canchas como empresaria y escritora, podría darse por satisfecha. Pero el tenis la sigue seduciendo. «El tenis es un juego, sí, pero también es nuestra vida, nuestra obsesión. Y la verdad es que simplemente es lindo poder estar jugando», comentó poco después de su debut con victoria en el dobles de Washington. «Siento que definitivamente puedo jugar bien. Sigo siendo la misma jugadora de siempre. Pego fuerte y con potencia, esa es mi marca registrada (Risas). Así que lo importante es golpear fuerte y colocar bien la pelota», reflexionó. Aunque aseguró que su objetivo principal ya no es ganar partidos y títulos. «No quiero ponerme demasiada presión. Quiero disfrutar el momento. Creo que en esta etapa la única manera en la que puede definir qué sería el éxito para mí sería creer en mí misma y apegarme a mi proceso. Y eso no es fácil de hacer después de un tiempo afuera», aseguró. Y consultada sobre cuánto tiempo más planea jugar al tenis profesionalmente, la inoxidable Venus afirmó: «Creo que sé lo que quiero hacer, pero no siempre quiero hablar del tema. Solo estoy acá por ahora, ¿y quién sabe? Quizás haya más. Como digo siempre, mantengo abierta la puerta, pero hoy solo me enfoco en el presente».
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