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  • Miguel Guarumba; un hombre bueno que en batalla se transformaba en un guerrero muy bravo

    Chajari » Chajari al dia

    Fecha: 23/07/2025 00:51

    A las 11 de la mañana del 5 de marzo de 1890, en su estancia “San Gabriel”, el gran jefe cerró sus ojos para siempre. El Cnel. Miguel Guarumba daba su último suspiro, dejando a sus lanceros con su recuerdo y sus enseñanzas. Guarumba tenía 80 años. El profesor César Manuel Varini, en su obra “Efemérides Chajarienses”, dice que los restos de Miguel Guarumba “fueron trasladados por ferrocarril a la Vieja Federación para velarlos en su casa de calle Rivadavia Nº 521, frente a la Escuela ´Carlos Pellegrini´, y depositarlos luego en el panteón de la familia Barreto. Posteriormente fueron guardados en una urna donada por el ministro Bernardino C. Horne y colocada en el monumento de la costanera que se inauguró el 5 de febrero de 1950”. Actualmente, esa urna se conserva en el Museo de los Asentamientos de la Nueva Federación. Guarumba nació en 1810 en una de las reducciones de indios de las misiones jesuíticas instaladas en la hoy gobernación de Misiones y fue, indiscutiblemente, un líder entre los suyos. Perteneció a una de esas tribus que sirvieron a las organizaciones religiosas católicas y que defendían a éstas de los ataques continuos de los portugueses. De manera que a pesar de ser analfabeto, Guarumba recibió la influencia de la educación católica, y se crió en un ámbito de orden y de obediencia que imponían los misioneros. Esta educación fue determinante en su vida, ya que Guarumba sirvió siempre a las autoridades. Algunos historiadores lo juzgan ligeramente y en forma despectiva, al igual que a la mayoría de los caudillos regionales, y no entienden los motivos de la conducta del indio misionero. Era indómito, pero dentro del concepto del orden y del respeto a la autoridad que había aprendido, influido por la educación religiosa. Fue parte de las milicias guaraníes que comandaba Pablo de la Cruz. En 1847 organizó el traslado de los habitantes de Mandisoví al lugar donde se levantaría la Vieja Federación. Primeramente actuó a las órdenes del comandante Pablo de la Cruz y luego junto con el coronel Áquileo González Oliver. En batallas sangrientas libradas en el período anárquico del país, en su lucha por la organización nacional, siguió siendo una figura sobresaliente como guerrillero eficaz y valeroso. En Pago Largo, Arroyo Grande, Caaguazú e India Muerta, sangrientas batallas que siempre son recordadas con horror, Guarumba hizo méritos suficientes para merecer lógicas recompensas. Se le ascendió a cabo y luego a sargento. Con este último grado luchó en la Batalla de Caseros integrando el Ejército Grande de Justo José de Urquiza, obteniendo por ello su ascenso a oficial, en cuyo carácter le tocó actuar en Pavón. Terminadas las luchas, el general Urquiza le señaló un destino. Ordenó que acampara con su gente en Mandisoví, ya en el límite con Corrientes, y allí se estableció, estando siempre pronto al llamado de sus jefes. En 1870, con 600 hombres, se sumó a la Rebelión Jordanista, aunque poco después cambió de bando. El 29 de abril de 1875 la Legislatura entrerriana lo ascendió a coronel de caballería. Es interesante recordar lo que Enrique Mouliá escribiera en su obra “Aguafuertes Entrerrianas”, lo que demuestra que Guarumba, que estaba considerado un persona buena, en la batalla podía ser y de hecho lo era, el más bravo guerrero. “A mí no me entran las balas… -decía el caudillo misionero, y, sin duda, en tal convicción cifraba su bravura y su arrojo en los combates y entreveros. -Debe estar ´retobao´ -expresaban los hombres de su tiempo al enterarse de que, a pesar de luchar siempre al frente de sus lanceros, nunca resultaba herido y sólo rasgaban su piel curtida de indio mestizo los rozamientos propios de toda refriega. Lo cierto es que Guarumba, famoso por su temeridad, y a quién se le atribuye participación principal en hechos sangrientos como los de Pago Largo, fue un guerrillero afortunado. Quizá ello se debió en parte a su destreza en el manejo de las armas, y especialmente la lanza, pero lo más acertado será adjudicado al factor suerte, el mismo que acompañó a Ramírez, al Chacho y al propio Facundo, con la ventaja sobre todos éstos que dicho factor le siguió siendo propicio hasta sus últimos días y, en cambio, a los citados caudillos lo fue efímeramente, de cuyo modo resultó truncada su existencia en la forma bárbara y trágica que registra la historia”. El profesor Varini indica que el 21 de julio de 1859, Guarumba contrajo matrimonio. En el libro de Matrimonios de la Parroquia de Federación consta el acta de casamiento de Miguel Guarumba con María Salomé Tiraparé. Agrega quien fuera Cronista Histórico de Chajarí que Guarumba era hijo Legítimo de Domingo Guarumba y Francisca Acampipé. En tanto, María Salomé Tiraparé era natural de Brasil, hija de Mauricia Josefa Agatí y de N. Tiraparé viuda de Manuel Alecrín. Guarumba, el indio bravo e invencible, era a la vez un hombre modesto y bondadoso. Fue así cómo en su vida civil no supo actuar con la eficacia y la firmeza inquebrantable con que lo hiciera en la lucha armada, teniendo que pasar sus últimos años en medio de estrecheses a pesar de que poseía bienes y gozó de la pensión militar que le correspondiera como servidor de la patria. Pero todo lo daba o dejaba que se lo llevaran sus parientes y allegados.

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