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La Paz » Politica con vos
Fecha: 18/07/2025 11:27
El radical abre el escenario de nueva disyuntiva: necesita de una vital ayuda para cruzar el río; el problema es que el resto del sistema lo conoce y teme el desenlace. Por Gabriel Silva La conocida fábula de la rana y el escorpión relata cómo el arácnido convence al anfibio para que lo cruce con la promesa de que no lo picara. El desenlace, por demás conocido, grafica la manera en la que el escorpión incumple con su palabra, pica a la rana y logra su objetivo al traicionarla después de cruzar. La analogía bien puede servir para describir la imperiosa necesidad que atraviesa por estos días el jefe del bloque de diputados de la UCR, Rodrigo de Loredo, ante la urgencia de una combinación de factores que le garanticen cuatro años más en esa porción del Congreso. Y frente a un escenario de socios, con mayor o menor cercanía, más o menos frecuencia de reuniones o WhatsApp en el último tiempo, pero de los que, en la previa del carreteo electoral necesitará que combinen sus necesidades de acuerdo con la innata ambición del radical. Entre ellos, el senador Luis Juez, el también diputado y líder de la bancada libertaria, Gabriel Bornoroni, los intendentes del radicalismo, legisladores provinciales, concejales… en fin, un nutrido grupo de dirigentes y militantes, de distintas facciones en algunos casos, que deben claudicar a sus propios intereses a los fines de una garantía para De Loredo. Un crédito, un voto de confianza o, como dicen los mestristas (algunos con poca memoria): “un cheque en blanco”. En definitiva, todos ser convencidos, seducidos por algo o alguien que les asegure que ese primer o tercer casillero de una lista en alianza entre el radicalismo y La Libertad Avanza no será un inconveniente en los objetivos propios en dos años. Antes, De Loredo y los suyos deberán sortear su propio escollo el lunes cuando se reúna el congreso partidario de la UCR y se les otorgue bandera verde para empujar una coalición. Discusión que ayer por la tarde tuvo un poroteo clave cuando se pidió la convocatoria de los congresales del departamento Colón y, en otra decisión, se les cerró la puerta a los nuevos núcleos internos. Entre ellos, el del suegro de De Loredo, Oscar Aguad, quien había bautizado su vertiente bajo el nombre de “Desarrollo o Pobreza”; y el de Dante Rossi. Ya con el aval para una alianza en marcha, lo que sigue dependerá de las garantías y la confianza que el mismo De Loredo genere entre sus socios -eternos y ocasionales- para que el triunfo no signifique la consecuencia de un acto individual. Todos saben dentro del sistema político en Córdoba, incluso los que forman parte de Generación X, de la vanidad y el ego del hombre en cuestión; y quizá sean esas constantes maniobras individualistas las que ponen en duda incluso al colectivo de radicales que lo acompaña en la heroica que significa arrastrar al partido a una alianza que se parece más a una succión de sello que a una equidad en el vínculo societario. También, la duda acerca de qué factores terminen empujando la alianza con los libertarios, y si es como dicen los correligionarios rivales de De Loredo que la candidatura está atada a la ratificación del veto, se terminará de despejar en cuestión de días. Antes, varios podrán decidir ser la rana o el escorpión de la fábula. (Alfil)
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