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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 14/07/2025 06:33
La permanencia del régimen cubano ha influido en la propagación de prácticas autoritarias, redes criminales y desestabilización política en la región (EFE/Ernesto Mastrascusa) La movilización civil y popular del 4 de julio de 2001 señaló el fin de la dictadura de Cuba que, desde entonces, agoniza con barbarie y terrorismo de Estado, sostenida por líderes y gobiernos coautores de los crímenes que perpetra contra los cubanos y los pueblos de las Américas. La dictadura de más de 66 años es el origen de las agresiones que sufren todos los países de la región. Mientras el pueblo cubano no sea libre, no habrá libertad ni seguridad en las Américas. Más de 66 años de historia demuestran que el centro de agresión permanente contra todos los países de la región es la dictadura de Cuba. Desde los fusilamientos, persecución, cárcel, tortura, exilio, terrorismo de Estado contra su pueblo, hasta la exportación de esa metodología criminal que hoy se aplica en Venezuela, Nicaragua, Bolivia y que pasó por Ecuador con Correa. Desde la crisis de los misiles de 1962 hasta el establecimiento de bases de espionaje, entrenamiento, encubrimiento y conspiración de China, Rusia e Irán, en su territorio y en sus dictaduras satélites. Desde la organización de guerrillas e invasiones en los sesenta hasta el sostenimiento de las FARC, ELN y grupos criminales para atacar las democracias del hemisferio. No hay un crimen que la dictadura de Cuba haya dejado de perpetrar, encubierta en la narrativa de una revolución que solo resultó la coartada para institucionalizar la violación de derechos humanos y la corrupción con impunidad. El comunismo con que se cubrió el castrismo en la Guerra Fría ha devenido en socialismo del siglo XXI para seguir cometiendo los mismos y mayores crímenes que van desde las migraciones forzadas, el tráfico de personas, narcotráfico, instalación de narcoestados, crimen común trasnacional, desestabilización de gobiernos, golpes de Estado, asesinatos de reputación, magnicidios, masacres, genocidios y toda forma de agresión que configura la “guerra híbrida” contra la democracia. La dictadura de Cuba ha convertido la subversión del siglo XX en “guerra híbrida” contra las democracias en el siglo XXI, esto es la “agresión en que se utilizan todo tipo de medios y procedimientos, fuerza convencional, no convencional o medios irregulares con el objeto de debilitar y socavar la resistencia del adversario, erosionar su poder, potencia y voluntad, y que tiene la ventaja de que el agresor puede evitar que le atribuyan el ataque” con la “negación plausible”. La dictadura de Cuba usa la denominación de socialismo del siglo XXI para perpetrar crímenes en Venezuela, Nicaragua y Bolivia donde ha instalado su sistema, y en países democráticos que controla con gobiernos paradictatoriales en Brasil con Lula, México con López Obrador y ahora Sheinbaum, Colombia con Petro, Chile con Boric y Honduras con Castro de Zelaya. Países sometidos con gobiernos sirvientes que sacrifican los intereses nacionales para sostener al crimen organizado con discurso de antiimperialismo. La dictadura de Cuba no tiene viabilidad política, histórica ni factual, es un zombi: no tiene pueblo porque más del 90% de los cubanos repudian al régimen como lo ha demostrado el 11-J y las permanentes y crecientes protestas; no tiene economía porque está en la miseria, con crisis alimentaria, sin servicios esenciales y sin ingresos; no tiene narrativa porque nadie ya se cree el cuento de la “revolución cubana” que hoy es solo una mafia; y no tiene alternativas ni opciones porque la única solución es la libertad del pueblo cubano. La historia del siglo XXI demuestra que todas las agresiones contra la estabilidad democrática, el desarrollo de los pueblos, la seguridad, la salud, el crecimiento sostenible en las Américas han sido perpetradas, lideradas y operadas por la dictadura de Cuba. Después de 66 años de ser el enemigo de la libertad y la seguridad de las Américas, de haber atacado a todos y cada uno de los estados de la región, de haber institucionalizado el sistema de violación de derechos humanos como mecanismo para detentar el poder indefinidamente, de ser la amenaza constante a la paz y seguridad internacionales como base de dictaduras extracontinentales, de ser y construir narcoestados, de generar las mayores crisis migratorias, de asesinar dentro y fuera de su territorio, de instalar y sostener guerrillas y terrorismo, la única opción para las Américas es terminar la dictadura de Cuba. Para que el pueblo cubano recupere su libertad solo es necesario que los líderes, gobiernos e instituciones democráticas de las Américas y del mundo cumplan sus obligaciones establecidas en demasiadas cartas, tratados, convenciones y pactos porque el pueblo cubano ya ha hecho y hace lo suyo. La existencia de la dictadura de Cuba es una ilegalidad que tiene demasiados cómplices que son una suerte de masoquistas porque protegen al régimen que los ataca constantemente. Cuando termine la dictadura en Cuba, habrá cesado el epicentro de la agresión a la libertad y la seguridad de los pueblos de las Américas. *El autor de este artículo es abogado, politólogo y Director del Interamerican Institute for Democracy.
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