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Parana » AnalisisDigital
Fecha: 14/07/2025 00:21
Por Jorge Oscar Daneri (*) Y profundizamos sus problemas, más que graves. No logramos iniciar como sociedad y sus gobiernos, transiciones. Poner freno de mano y caminar hacia contextos territoriales que nos orienten desde la luminosidad de esos otros mundos posibles. Como Ezio Manzini expone, transiciones democráticas y en paz hacia sociedades sustentables (1). La mirada eco federal es borrada de un plumazo desde los malos aires del poder centralizado y unitario. No solo ahora. Desde hace décadas. No es útil aún y menos para los intereses que dominan las decisiones y los silencios, poner en la mesa de la gestión pública la reforma de la constitución de la provincia. Notable. El silencio invade a la cuenca del río Uruguay frente a las noticias que vienen de la banda oriental en razón o sin razón de reformas al proyecto de planta mal llamado de hidrógeno verde que, con retoques, no cambia de ubicación. Los silencios se profundizan frente a la falta de presencias de las autoridades de la Comisión Administradora del río Uruguay (CARU) y la cancillería nacional, como de las autoridades provinciales competentes para la protección de los bienes naturales. La gestión sustentable de la titular de los mismos, brilla por su ausencia, ausencia liderada por una No proactividad, silencio alienando al expediente e incluso a su inexistencia. Y esto no solo en la cuenca compartida con el pueblo hermano. El caso de los mega proyectos que pretenden aumentar la escala de maltrato al río Paraná con más de tres metros de profundización de su canal de navegación para barcos de ultramar, como su ampliación y realización de nuevas intervenciones en el delta argentino, también denuncian la inexistencia proactiva del Plan Integral Estratégico para la Conservación y Aprovechamiento Sostenible en el Delta del Paraná (PIECAS-DP) y de quienes lo coordinan como Comité de Cuencas del Paraná Inferior. Así lo narran las respuestas a las solicitudes de acceso a la información pública ambiental obrante en nuestras manos, contemplación que oscurece el ejercicio de la democracia ambiental, el federalismo de concertación. El delta está más en proceso de remate de sus tierras públicas que de cumplimiento y aplicación de programas de preservación ambiental y promoción de la agricultura familiar, de las juventudes hacia los humedales esculpiendo agricultura saludable y agroecológica compartida con los seres de la madre tierra. Las sentencias de la Corte Suprema de Justicia como en el caso del proyecto inmobiliario “Amarras” en la cuenca del río Gualeguaychú, no solo no se cumplen, se las intenta modelar siempre en beneficio de esos pocos iluminados del mal desarrollo, como sucede también y a pesar de Sentencias maravillosas (Bema Agri c/ Municipalidad de Victoria y otros) con la no destrucción de los endicamientos en el sistema de humedales y las lecciones que dicha Sentencia firme deja para el futuro sustentable y más que posible del valle de inundación más grande de agua dulce del pueblo argentino. El mega modelo extractivista sigue de fiesta en la timba financiera de los cripto-paraísos fiscales y la Ley Bases. Más aún desde la firma del Acta de Mayo en Tucumán, interpretación retorcida de la emancipación. Y en el medio o más cerca, las organizaciones ecologistas, las asambleas ambientales, los pueblos originarios, organizaciones de derechos humanos y todos aquellos seres que digan estas y tantas otras denuncias sobre las injusticias sociales y ambientales, pasan a ser parte de la oscura y nueva planificación oficial de la desinteligencia de “Los ingenieros del caos” (2), libro que casi todo lo explica frente al deliro arrogante del no tan nuevo mundo político del agravio digital. Entre Ríos nos llamamos. Contemplar los ríos, escucharlos desde la sabiduría de los sentires del poeta, quizás, quizás algo de esta tendencia absurda, pueda cambiar. “Fui al río... Fui al río, y lo sentía cerca de mí, enfrente de mí. Las ramas tenían voces que no llegaban hasta mí. La corriente decía cosas que no entendía. Me angustiaba casi. Quería comprenderlo, sentir qué decía el cielo vago y pálido en él con sus primeras sílabas alargadas, pero no podía. Regresaba —¿Era yo el que regresaba? — en la angustia vaga de sentirme solo entre las cosas últimas y secretas. De pronto sentí el río en mí, corría en mí con sus orillas trémulas de señas, con sus hondos reflejos apenas estrellados. Corría el río en mí con sus ramajes. Era yo un río en el anochecer, y suspiraban en mí los árboles, y el sendero y las hierbas se apagaban en mí. Me atravesaba un río, me atravesaba un río”. Juan L. Ortiz. Referencias 1) “Ecología y Democracia: De La Injusticia Ecológica a La Democracia Ambiental”. Ezio Manzini. Ed. Icaria, Barcelona, 2000. 2) “Los ingenieros del caos”. Giuliano Da Empoli. Editorial Anaya Multimedia, 2020. (*) Jorge Oscar Daneri integra la Asociación Argentina de Abogadas/dos Ambientalistas y del Colectivo de Acción por la Justicia Ecosocial (CAJE).
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