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» AgenciaFe
Fecha: 13/07/2025 16:50
Aunque vienen de climas secos, eso no las hace resistentes al frío. Muchas suculentas son originarias de zonas subtropicales. En su hábitat, las heladas no son frecuentes. En nuestras latitudes, sí. “El alto contenido de agua del tejido suculento las hace susceptibles de congelarse. Cuando el agua se congela, aumenta de volumen y forma cristales de hielo y entonces se rompen las células, lo que genera daños profundos. Luego la descomposición hace el resto”, explica el ingeniero agrónomo Sebastián Ojeda. Menos agua, más aguante Lo primero —y más contraintuitivo— que hay que hacer para no dañarlas, es regar menos. Mucho menos. Una suculenta hidratada al máximo tiene los tejidos llenos de agua. Y ese es su punto débil en invierno. “Secas resisten mejor el frío: al perder agua concentran los compuestos anticongelantes del contenido celular, por lo que aumenta su resistencia”, dice Ojeda. Cómo prepararlas para el frío No es solo lo que se hace en pleno invierno lo que cuenta. Es cómo se llega a ese momento clave en la vida de las suculentas. Una buena fertilización otoñal puede marcar la diferencia. “El aporte de nutrientes –como calcio y potasio– antes de la llegada del frío fortalece las paredes celulares. Podemos aplicar formulaciones ricas en estos nutrientes en las últimas fertilizaciones de la temporada de crecimiento”, recomienda Ojeda. No hace falta sobrefertilizar: basta con sumar productos ricos en K y Ca en las semanas previas al frío intenso. Lo que se busca es fortalecer las células, no empujar el crecimiento. Dónde ubicarlas Generarles el microclima ideal también es importante. “Bajo aleros y agrupadas cerca de paredes que reciban el sol de la tarde podemos lograr una diferencia de temperatura por radiación que las proteja del daño”, sugiere Ojeda.
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