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» Elterritorio
Fecha: 13/07/2025 10:56
Más allá de la digitalización de muchas tareas, lo importante, lo esencial, lo técnico, lo ético se siguen sosteniendo en lo humano, en lo comunitario, en oficios que buscan viejas nuevas formas de establecer contacto con el otro domingo 13 de julio de 2025 | 6:08hs. Mientras el mundo se desliza hacia un porvenir cada vez más automatizado, con voces sintéticas que redactan discursos y artefactos que se vuelven obsoletos al poco tiempo, hay manos que insisten en seguir reparando. No por terquedad, sino por certeza. Porque lo viejo, muchas veces, todavía funciona. Y porque el saber manual, transmitido con paciencia y experiencia, sigue siendo el verdadero músculo de los oficios. Este informe hilvana historias de quienes, sin negarse al avance tecnológico, encuentran en lo analógico, en lo tangible y en lo heredado, una forma de mantenerse conectados con el hacer. Artesanas del tiempo, como Julia Sersun, que a los 74 años sigue arreglando relojes en Oberá, un oficio que aprendió de su hermano y que sostuvo a fuerza de ingenio y de fabricar sus propias piezas cuando no había repuestos ni tutoriales en YouTube. “El trabajo sigue”, dice con naturalidad, como quien conoce el valor de las cosas que perduran. Héctor Bernal repara, restaura y da nueva oportunidad a las bicicletas de seguir andando. Foto: Marcelo Rodríguez En Posadas, en tanto, Érika Krieger es otra autodidacta que heredó la pasión reparadora e informática de su padre, en este caso. Aprendió a arreglar computadoras prácticamente sola, observando, abriéndolas sin miedo cuando ni se intuía que una mujer pudiera desarrollar esa labor. A fuerza de convicción se hizo un staff de clientes que hoy le confían sus más valiosos aparatos para una última vida. Repara, recicla y enseña a cada paso y como si fuera poco, en su tiempo libre se desafía con reparaciones más intrincadas, como la que hizo de una PC de los 90. Mes a mes, repuesto a repuesto (página 6). También en el taller de Héctor Bernal, en el barrio San Miguel, se escuchan historias parecidas. Rodeado de cuadros oxidados y ruedas desparejas, repara bicicletas como quien remienda vínculos ya que muchos van por su experiencia pero también se quedan contando historias o intercambiando ideas. Entre herramientas gastadas y grasa de cadena, el bicicletero sostiene economía y comunidad. Más allá, en Jardín América, la familia Schenone levanta antenas y conecta frecuencias. Son radioaficionados: una práctica que parece del pasado, pero que vuelve a cobrar sentido cuando todo lo demás falla. La radio como forma de conectar, tender puentes y estar presentes. En emergencias, como las inundaciones de Bahía Blanca, recuerda la familia, las radios resultaron clave, una vez más. Y mientras el descarte se impone como lógica global, los cybercirujas desarman para rearmar. Recuperan tecnología y la reconfiguran como método de resistencia a la obsolescencia, como filosofía que busca acortar la brecha digital y cambiar las formas impuestas de consumo. Su gesto es técnico, es social, es comunitario, es político. Incluso en la construcción -un oficio históricamente masculinizado- hay nuevas viejas formas de trabajo que se abren paso. En la capital provincial, un grupo de mujeres avanza sobre el cemento con herramientas en mano. No sólo construyen casas, también otra manera de habitar el trabajo: con apoyo mutuo, con formación, con autonomía. De esta manera, lo que persiste en definitiva, en estos oficios manuales es algo esencial. Una ética del hacer, donde cada arreglo, cada ajuste, es también una afirmación contra lo vertiginoso de estos tiempos. Son trabajos que requieren paciencia, atención, cuerpo. Que no se miden en métricas de productividad, pero que hacen que las cosas sigan andando. Y aunque no siempre tengan marketing ni hashtags, ahí están: sosteniendo el pulso de una sociedad que aún necesita andar en bici, escuchar al otro, saber qué hora es y pelear por nuestros derechos. Porque mientras haya quien repare, restaure, construya o comunique el presente resiste y lo que funciona, sigue permaneciendo. Compartí esta nota:
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