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» El Ciudadano
Fecha: 13/07/2025 10:01
Por David Ferrara Habrá que entender que el Central-Godoy Cruz de la primera fecha del torneo no era un partido, era una excusa. Habrá que entender que hay momentos y situaciones que exceden de manera inevitable el contexto, y que la cita deportiva pasa a ser sólo el marco para que algo único suceda. Es lógico que Central lamente dos puntos perdidos, pero el 1 a 1 fue apenas el escenario para que Ángel Di María regrese a su casa, para que la emoción le gane otra vez, para que se escriban frases emotivas y se generen imágenes que recorrieron y recorrerán el mundo. De ahora en más será otra cosa. Pero este sábado era para eso. Y está bien. Era inevitable. Ángel está otra vez en casa, Alejo también eligió volver. Y fue un día de festejo, de liturgia canalla, que coincidió con un partido. Esas lágrimas, esa sonrisa, tantas veces vistas en momentos de gloria albiceleste, esas que algunos recordarán también de pibito antes de partir a Portugal, esa ovación impresionante al pisar el Gigante cuando sus compañeros lo dejaron ingresar en soledad; el video, los abrazos, la salida oficial al campo de la mano de sus hijas, y el afecto, y el cariño. Ángel Di María lo sabe mejor que nadie: el reconocimiento, la emoción, los homenajes y extras deben terminarse cuanto antes. Hablar menos y estar más con la pelota. Desde su inteligencia futbolera, una vez más Fideo fue quién más rápido entendió cuál es el camino. Pero se sabe que hay situaciones que son como deben ser. Está claro que desde afuera, Central hizo todo lo que debía para tener nombres que permitan formar un equipazo, y que ahora son Holan y los jugadores quienes tienen que edificarlo. Y en el fútbol 2 más 2 no son cuatro, al menos casi nunca de inmediato. En ese vaivén emotivo, el empate tal vez se emparda con el costado de los merecimientos, con aquel «resultado moral» que ponía décadas atrás la revista Sólo Fútbol en épocas más cercanas al debut de Angelito en el Canalla. Es verdad que Central fue un poco más, pero tampoco le sobró como para justificarlo. Por eso el empate de Godoy Cruz da bronca, pero de alguna manera tiene que ver con la realidad de un penal «livianito» de los cuales hay tres o cuatro por partido, pero que casi nunca se cobran, que agiganta el folclore de la buena relación con AFA (tope de gama la bandera a Tapia) para que hable la gilada. El fútbol se trata de fútbol, y en eso estará Central de ahora en más, para encontrar el funcionamiento y el juego que extraña, con la responsabilidad lógica de tener las miradas encima por los apellidos, pero sería de necios renegar de eso, porque la fórmula está en unirse, no escuchar, y seguir. Que la mirada ajena espere sentada lo peor, como suele pasar, pero que no se ilusione demasiado, porque el potencial es formidable. Al fin y al cabo este sábado era para Ángel y su regreso, y el lunes el fútbol volverá a ser fútbol.
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