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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 13/07/2025 02:46
Luis Alejandro Rodriguez Echeverría, conocido artísticamente como Lare, vuelve a ponerse en la piel de El Principito (Foto: Bautista Araya) El Principito, la novela de Antoine de Saint-Exupéry, es uno de los grandes libros de la literatura de todos los tiempos, atravesando generación tras generación. Una historia que hasta el día de hoy sigue vigente: viajes interplanetarios, la búsqueda de la amistad, la importancia de la conexión humana y la inocencia de la infancia. Tal es la trascendencia de la obra que Juan Carlos Baglietto la adaptó, junto a dos de sus cuatro hijos, a un musical, arrasó en el Teatro Ópera la temporada de invierno de 2024 y regresa desde el próximo 19 de julio. El papel de El Principito es llevado a cabo por Luis Alejandro Rodríguez Echeverría, conocido artísticamente como Lare. Un joven que luchó con uñas y dientes, dejando de lado la frustración de formar parte de una industria difícil, a veces ingrata y con mucho sacrificio. En diálogo con Teleshow recordó cómo fue la experiencia de llegar a la Avenida Corrientes, la emoción de volver a ponerse el traje de El Principito y su paso por Despertar de Primavera. —Vos y tu mamá se fueron de Venezuela a Estados Unidos, y después a Argentina. ¿Qué fue lo que te trajo y te hizo decir ‘Voy a apostar al arte, a mi voz y al talento’? —La verdad es que cuando salí de Venezuela, ese también fue mi objetivo. Mi mamá y yo salimos buscando oportunidades para mi futuro, ella creyó siempre en mí, desde que yo era niño, siempre hice clases de teatro, de canto y el arte siempre formó parte de mi vida. Por la situación de Venezuela fuimos a Estados Unidos como a probar suerte y en Estados Unidos no pudimos conseguir los papeles para quedarnos a vivir legalmente, después de dos años, así que buscamos una opción B y la mejor fue Buenos Aires. Argentina es un país con muchísimas oportunidades a nivel artístico, con una cultura que apoya mucho el circuito artístico y porque es un país que recibe inmigrantes con facilidad. A los seis meses estábamos con nuestros DNI, legales y tranquilos y a partir de ahí pude comenzar a proyectar una vida de artista. Lare habló de las razones por las que él y su mamá se fueron de Venezuela: "Salimos buscando oportunidades para mi futuro" —No es una vida fácil. —Depende. No es fácil porque hay que rebuscársela, hay que ser muy apasionado, pero creo que eso nunca me ha costado, en el sentido de que genuinamente lo haría sin ningún incentivo económico. Creo que cuando se vuelve un hábito en tu vida y algo tan inseparable de quién sos que es casi inevitable no encontrarle el disfrute y aunque sea trabajoso, difícil, rebuscado y haya mucha competencia. —¿Cómo fue llegar a las audiciones de El Principito? Porque vos pasaste de ser coach vocal en una mini compañía en Devoto a tener tu cara en un teatro histórico de calle Corrientes. —Es tremendo. Hace poco hablaba con una amiga que en el 2023 yo estaba muy resignado con el teatro musical, estaba solamente siendo coach vocal en Joy Producciones y mi amiga me dice ‘Bueno, andá al castigo de Rent, a la audición abierta, no perdés nada’ y yo le dije ‘Quiero enfocarme en mi música, quiero ser cantautor’. Fui a la audición abierta de Rent, el segundo día, pasé todos los filtros de ese día y para mi sorpresa pasé a los callbacks. Llegué al tercer callback, después no quedé en la producción pero me sentí orgulloso por haber llegado tan lejos en algo que no tenía expectativas. Al año siguiente, me escribe una productora y me dice ‘Hay una audición cerrada para El Principito, te recordamos de los callbacks de Rent y queríamos ver si querías pasar a hacerla’. Fue muy inesperado que apareciera otra oportunidad de parte del mismo grupo y que se hayan acordado de mí y El Principito había sido un libro que a mí me marcó mucho en mi vida, fue como una señal del universo. Fui, hice dos audiciones, a la tercera leí textos con Baglietto y ese día me llamaron, me dijeron que iba a ser El Principito y me mandaron a la peluquería a teñirme de rubio. Después de tres audiciones recibió el llamado de que había conseguido el papel —¿En qué sentido decís que el libro te marcó? —Me marcó mucho en un momento en el que iba a interpretar el personaje en otro lugar, a finales del 2019, era un proyecto de El Principito Sinfónico. Yo ya conocía la historia, pero en ese momento me preparé mucho, leí mucho el libro y me encantó el personaje. Después, por cuestiones de la pandemia y por problemas de ponerme de acuerdo con el tiempo, no pude participar, pero El Principito quedó conmigo, la historia, el mensaje. —O sea que estaba medio predestinado. —No sé si creo mucho en el destino, pero me parece loco como a veces siento que el no haber hecho El Principito en ese momento fue necesario para decirle sí ahora. No me puedo imaginar cómo sería mi vida ahora sin este papel. —¿Cómo fue la preparación del personaje? —Fue increíble realmente. Fue mucho volver a la novela original, leer muchísimo entre líneas y crearlo basándome en mi propia experiencia, de mi infancia, mi juventud. Hay muchas cuestiones con las cuales me identificó con El Principito. La cuestión del viajero, como inmigrante, conozco muy bien ese sentimiento de desarraigo, pero también de aventura, de soledad, pero también de curiosidad, y creo que es en ese punto medio donde se encuentra El Principito. Como con mucha inocencia, sin saber mucho a dónde va, pero con muchas ganas de aprender y también con ganas de conectar con alguien, de salir de su propia melancolía. Creo que fue como encontrar en donde para mí era genuino su camino. —¿Cómo es trabajar con Baglietto? —Siempre fue un placer y un honor. En esta versión mi personaje es como una representación del niño interior de El aviador que interpreta Baglietto. Entonces tuvo que trabajar muy cerca de él también para poder encontrar cuáles eran nuestros puntos en común en términos de emocionalidad y valores. Me gusta creer que lo estudié un poco para poder ser una versión un poco abstracta de lo que sería el niño interior de ese aviador. Él siempre confió mucho en mí, tanto de parte suya como de Eduardo Gondell, nuestro increíble director. Siempre la pauta fue ser un niño, divertirme, jugar, ver el mundo con curiosidad, un poco la antítesis de El Aviador frustrado, molesto que está preocupado porque se le averió el avión en el medio del desierto. Siento que se dio muy naturalmente. —Estás volviendo al escenario con un premio Hugo bajo el brazo. ¿Cómo te sentís? —Es muy bizarro. Me siento muy feliz de haber sido reconocido de esta forma. Siento que es un reconocimiento del cual no puedo… por el que tengo que seguir trabajando, formándome como intérprete y como artista para merecerme algo así. Siento que fue muy sorpresivo y el volver ahora, no solamente con mi premio, sino con todos los premios que hemos obtenido es una gran prueba de que esta historia es muy vigente y de que es importante contarla en todo momento. Su rol como el Principito le ganó el primer galardón de su carrera —¿Vos pensaste que lo podías ganar? Por qué es tu primer gran trabajo, —Yo estaba feliz de estar invitado. El mero hecho de decir voy a ir a los Hugo y encima estoy nominado fue decir ‘Bueno, que increíble ser reconocido, ser visto en esta escala’. Todavía no sé qué significa eso en términos de mi vida, mi carrera, pero es algo que obviamente agradezco muchísimo y que me da mucho orgullo. Me gustó haber usado ese momento para inspirar a otros venezolanos, ahí es donde siento más orgullo, en poder usar mi plataforma para inspirar a las personas de mi país. —¿Cómo se preparan para esta vuelta al escenario? —Tenemos la obra en los huesos, podríamos hacerla ese día sin hacer un ensayo previo y saldría increíble. Por el momento la producción se encargó de llevar la escenografía al Ópera y yo la veo porque estoy trabajando en Despertar de Primavera y me da risa porque la producción nos dijo ‘Bueno, chicos vamos a tener menos espacio de pasillo porque está la escenografía de El Principito’ y mis compañeros me miraban. —Te llevo un rato a Despertar de Primavera, donde interpretás a un estudiante alemán en pleno descubrimiento sexual. ¿Es muy distinto ese papel al de El Principito? —Creo que es muy interesante esto de que en la práctica sí son muy distintos, las intenciones de ambas obras son muy distintas, pero a la vez creo que hay una conexión porque ambas trabajan la inocencia, de maneras diferentes. Pienso que Despertar la trabaja desde el no saber, el tabú que hay acerca del saber y El Principito es más bien el volver a conectar con la inocencia después de haberla perdido, es un intento de regresar a ese niño interior. En Despertar es todo lo contrario, es el querer saber más de lo que no está permitido saber, es una lucha y una resistencia, contra algo que te oprime. A veces siento que es como si El Principito hubiese crecido y ahora es un adolescente en Despertar de Primavera, hasta hemos hecho chistes porque el vestuario también es todo azul. Igual Otto es un personaje totalmente separado, que tiene sus propias búsquedas, sus propios anhelos, el tener que trabajar en un espacio también poético, místico y metafórico, porque eso tiene Despertar que no es muy literal. Es una obra de teatro muy hermosa en la que se permite explorar mucho el arte desde el imaginario onírico y mi personaje tiene mucho de eso. Por eso me encanta que me hayan permitido tener tanto solos como el de Touch Me, la pauta era en esa canción sos el mar y tenés que cantar como si fueras las olas del mar. Este regreso al Teatro Ópera será tan solo por seis funciones (Foto: Bautista Araya) —¿Qué se viene después de El Principito y las vacaciones de invierno? —Planteamos, quizás, extender después de las vacaciones de invierno. Pero después para mí me encantaría sacar otro proyecto musical. Estoy trabajando en mi música en paralelo con esto, me gustaría poder enfocarme en eso en algún momento y también ver si puedo continuar en el mundo de la comedia musical en otro proyecto. En definitiva, seguir apostando por mi carrera artística, tanto en lo propio, independiente, como cantautor, como intérprete de teatro musical. Fotos de la obra: Bautista Araye
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