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Parana » ViaParana
Fecha: 13/07/2025 02:46
Un día Hernán Danolfo fue tocado con la varita mágica: el universo le dio el superpoder de pensar en el otro. No lo cree, se considera ante todo y simplemente un ser humano. Habla de aquel ayer de consumo y lucha interna que lo trajo a este hoy, en el que millones de seguidores se emocionan e inspiran con las historias que presenta: hay un tipazo en las redes que pudo salir y que, encima, todavía cree en la gente. “Soy solo un ser humano que por su ‘adicción’ terminó consumiendo sustancias. Estuve 10 años así, de los 15 hasta los 25 años. Hasta que me di cuenta de los problemas que me traía. Después de varios intentos pude salir y, con el cambio, decidimos junto a Agus, que es mi compañera, lo que se puede llamar vivir para inspirar, para motivar”, cuenta Hernán en diálogo con Vía País. No fue fácil: tuvo gente que lo ayudó y varias oportunidades. Estuvo dos veces internado en rehabilitación sin éxito y la tercera fue la vencida: logró salir gracias a la fe, mediante una comunidad evangélica. Pero hubo otra cosa, una fuerza más poderosa que cualquier Dios. “Ya estaba con Agus, que estaba embarazada. Querer cambiar y todo el impulso de ser papá me ayudó”, dice. “No hablo de la religión como salida porque es muy personal. Antes lo hacía, pero hoy entiendo que la religión o la fe pueden ser una opción, pero no el único camino. Puedo contar mi experiencia, decir que sí se puede salir, pero es individual y depende de cada situación”, aclara. Mejor es hablar Hernán sale a la calle a buscar historias. Le pregunta a la gente si ya conoció al amor de su vida o propone imaginar que hoy es tu último día en el mundo y te invita a llamar por teléfono a esa persona especial. También se sienta a escuchar historias duras, de esas que cambian el día de cualquiera que preste atención. Lo hace porque le gusta y porque sabe que así como su historia generó algo en otro, esos relatos pueden repercutir en la realidad de alguien más. Pero también porque tiene la firme convicción de que hablar, largar la carga, salva vidas. Cuando él entendió que cayó en el consumo de sustancias por su “a-dicción” (sin hablar) quiso inspirar desde su experiencia e instalar el concepto de que “mejor es hablar”, tal como se titulan sus charlas motivacionales. Así, comenzó a darle espacio a todo aquel que tuviera algo que decir. “A mí me ayudó muchísimo el que me hayan dado un espacio para hablar. Me gusta cuando la gente se expresa y también escuchar historias. En este momento, me considero un medio de comunicación, un espacio, una alternativa para poder hablar de diferentes temas que por ahí no se hablan en lo cotidiano”, cuenta. Danolfo destaca sus redes como un “canal de expresión”, donde la gente puede decir un “te amo” o “contar su historia de resiliencia, de superación o de fracaso”. “Porque es parte de lo que nos toca”, asegura. “Hoy esto es una necesidad. Somos una sociedad sin habla, una sociedad de consumo, que no expresamos lo que nos pasa. Una de las consecuencias de esta sociedad consumista y adicta está hoy en los problemas de salud mental. Todo lo no hablado, está comprobado científicamente, genera enfermedades tanto psicosomáticas como mentales y físicas”, enfatiza. “Escuchar que alguien pudo es motivador” Cuando se le pregunta si logró su propósito, Hernán duda: “¿qué propósito?“, se lee en sus ojos. Es consciente, porque se lo dicen día a día, de lo que significa su labor para muchos, pero nunca hubo algo tal como un ”propósito puntual". “Si alguien hoy me dice cómo tiene que hacer para tener 2 millones de seguidores en Tiktok la verdad es que no sé qué contestar. Acá no hay nada estudiado. Con el tiempo vas adquiriendo ciertas herramientas, pero yo nunca lo pensé. Esto, como muchas de las cosas que me van pasando, fue natural", reconoce. “Creo que nuestra historia es importante porque hay millones de personas sufriendo por un hijo, un padre, un abuelo, un primo. Entonces escuchar que alguien pudo es motivador y lo que recibís cuando vos das es mucho más de lo que das. Lo que se recibe en una mirada, en un mensaje, en un abrazo y después en un montón de cosas materiales que si querés... Fue todo fluyendo de contar lo que nos pasó”, asegura. Qué le falta a nuestra sociedad Para Danolfo a nuestra sociedad “le falta de amor”. “Eso deriva en el egoísmo, el orgullo, la envidia, los celos... Tenemos 5 camperas y hay 1 o 2 que no usamos hace un montón y no pensamos ‘che, le puede servir a alguien’. Entonces todo eso nos va haciendo individualistas, nos va metiendo a cada uno en su problema. Creo que como sociedad se fueron dando muchas cosas que nos hicieron ensimismarnos, hoy relacionarse es difícil, nos fuimos enfriando. Pero en algún lado queda esa chispa. Creo que todos queremos sentirnos amados, que nos valoren, que nos respeten", señala. Estar convencido de que “la chispa está” lo empuja. A menudo la encuentra en la calle y día a día alguien le agradece haberla encendido. “Me han dicho ‘reflexioné gracias a un video tuyo, me hablé con mi papá después de 15 años y ahora nos vemos una vez por semana’. Después, gracias a tus videos estoy dejando las adicciones o madres que me dicen ‘el saber de tu cambio me inspira a seguir soñando con que mi hijo un día pueda salir...’“, cuenta con felicidad. Y suma: “Es relindo sentirse un eslabón, parte de una transformación. Uno quisiera hacer mucho más. No sé si es orgullo, gratitud o simplemente sentirte bien porque valió la pena". “Creo en la gente, es un ejercicio de todas maneras, eh. Pero creer es la pulsión de vida que tenemos. Y para mí el ser humano es más bueno que malo. Si yo estoy vivo es porque hubo personas que apostaron y creyeron en mí. Y yo necesité muchas oportunidades", afirma. Enseñar y aprender a ayudar Muchas de las acciones solidarias del pequeño grupo que encabezan Hernán y su compañera Agustina no salen en ningún lado. Él no hace hincapié en eso y tampoco pide ayuda, aunque agradece a quienes colaboran mes a mes mediante Mercado Pago o a las marcas que los acompañan. Sin embargo, su foco está en otro lado: que todos puedan usar sus propios recursos y aprendan a ayudar. “Con el tiempo lo que entendemos que está bueno animarse a ayudar en persona, llevar esa ropa que no usan a alguien, preguntarle como se llama, entablar un diálogo... Que la gente entienda que tienen algo bueno y son una parte en este rompecabezas para mejorarlo. No está mal que haya personas que hagan cosas gigantes, pero para nosotros es mejor que cada uno de nosotros haga lo que tiene que hacer en el lugar que está y con las herramientas que tiene. Si yo le pago el peaje al que viene detrás, esa persona se va a sentir mejor y yo también”, reflexiona. Y concluye: “Nuestra tarea es humanizarnos y por eso una de las remeras que vendemos del proyecto dice ‘Salvemos lo humano”. Y de eso se trata“.
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