08/07/2025 19:25
08/07/2025 19:25
08/07/2025 19:22
08/07/2025 19:21
08/07/2025 19:20
08/07/2025 19:20
08/07/2025 19:20
08/07/2025 19:16
08/07/2025 19:15
08/07/2025 19:15
Parana » Informe Digital
Fecha: 08/07/2025 15:10
El primer semestre del año presentó señales mixtas para el sector lácteo argentino. Mientras que la producción experimentó un notable crecimiento y el consumo interno comenzó a mostrar indicios de recuperación, las exportaciones se contrajeron, encendiendo una alerta ante la llegada de la primavera. Así lo evidencian los últimos datos publicados por el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), que registró un incremento del 11% en la producción de leche entre enero y junio de 2025 en comparación con el mismo período del año anterior. Por su parte, la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas (Apymel) menciona un crecimiento aún mayor, indicando que, dependiendo de la provincia, la producción aumentó entre un 12 y un 13%. “En este primer semestre, la producción superó en un 11% al año pasado, y, de aquí a octubre, se prevé un crecimiento estacional”, explicó a LA NACION Jorge Giraudo, director ejecutivo del OCLA. Sin embargo, aclaró que este ritmo no será sostenible: “Ese 11% probablemente se reducirá a la mitad hacia fin de año, con un crecimiento interanual estimado entre el 7 y el 8%”. A pesar del incremento en la producción, las exportaciones, medidas en litros de leche equivalentes, descendieron un 4% en comparación con 2024. Según Giraudo, esto se atribuye a un tipo de cambio desfavorable que afectó considerablemente la rentabilidad del negocio externo, a pesar de la eliminación de los Derechos de Exportación (DEX). “Los precios internacionales fueron excelentes, de los más altos en los últimos 20 años, pero con un tipo de cambio poco competitivo, muchos optaron por no exportar”, afirmó. Según los expertos, el aumento en la demanda interna no es suficiente para absorber toda la producción, y la caída en los precios internacionales complica la estrategia exportadora. OCLA De hecho, el precio FOB de la leche en polvo entera alcanzó en mayo los US$4185 por tonelada, lo que representa un 32% más respecto al valor de noviembre de 2023 y está muy por encima del promedio histórico de US$3570, según datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca. En este contexto, el consumo interno fue una de las sorpresas positivas. Tras una significativa caída en 2024 (a 170 litros per cápita), este año ya se ha notado una recuperación: “Es probable que hacia fin de año volvamos a los 190 litros por habitante, como en 2023”, anticipó Giraudo. Efectivamente, el consumo total creció un 15,5% en los primeros seis meses del año. A pesar de esta mejora, el directivo del OCLA advirtió sobre el impacto que puede ocasionar una sobreoferta en el mercado interno: “Con exportaciones moderadas, ese excedente presionará sobre los precios y probablemente generará una reducción del ingreso industrial. Esto, a su vez, podría significar un menor precio para la materia prima y desincentivar la producción”. El diagnóstico fue respaldado por José Quintana, ingeniero agrónomo y director de la consultora Economía Láctea. “Lo que comenzó como una recuperación en 2024 hoy ya está por encima incluso de 2023, lo que sugiere que 2025 cerrará con un volumen importante de leche”, señaló. Si bien, en promedio, los números siguen siendo positivos, para Giraudo ya se empieza a percibir que algunos tambos pequeños enfrentan dificultades para mantenerse, mientras que los más grandes se encuentran en una situación más favorable. Sin embargo, el consumo todavía no repunta del todo. “La caída en el gasto en productos lácteos fue menor que en otros rubros, pero los indicadores muestran que la recuperación no es la esperada”, analizó Quintana. Este menor dinamismo del mercado interno, sumado a la necesidad de destinar más litros, impulsó las exportaciones, aunque con un problema estructural: “Dependemos considerablemente de Brasil y Argelia, que concentran el 90% de las ventas de leche en polvo entera”, señaló. El aumento de producción en Brasil podría reducir la demanda, mientras que el precio internacional de la leche en polvo ya ha comenzado a retroceder en Oceanía. “La luz amarilla está encendida de cara a la primavera. Tendremos mucha leche para exportar y hay que evaluar cómo se comportan los precios. Europa los mantiene, pero en Oceanía ya están disminuyendo, y Brasil podría dejar de ser un mercado tan dinámico”, subrayó Quintana. El mercado de futuros de Nueva Zelanda anticipa una tendencia a la baja en los precios de las commodities lácteas hacia fin de año. Para Giraudo, esto demanda acciones urgentes. En términos de rentabilidad, Quintana destacó que el contexto aún resulta favorable para el productor primario: “Las condiciones climáticas son propicias, y la relación leche/granos sigue siendo buena, dado que el precio de la soja es relativamente bajo, lo que mejora el poder de compra del tambero”. En este marco, Giraudo evaluó sobre el sector: “Afortunadamente, se han presentado dos factores favorables; por un lado, la mejora en las condiciones meteorológicas, que propiciaron lluvias en gran parte de las regiones productivas, favoreciendo la producción de pasto, heno y silo; y, por otro, la relación de precios con los insumos, como los concentrados de maíz y soja, que se han mantenido bajos”. “Es importante considerar que el 50% de la tierra destinada a la producción de leche en Argentina es campo alquilado, y la mayoría de estos alquileres se pactan en quintales de soja. Con la soja volviendo a niveles anteriores de retenciones, el precio se reduce y esto también disminuye el valor de los alquileres. Además, el expeller de soja, utilizado como alimento, también será más barato. Todo esto contribuye a que el panorama general siga siendo favorable para el sector primario”, añadió. En cuanto a las proyecciones para el segundo semestre, ambos expertos coincidieron en que el crecimiento se mantendrá, pero con menor intensidad. “El negocio seguirá siendo positivo, aunque probablemente no tan rentable como en el primer semestre”, estimó Quintana. Siguiendo esta línea, aunque en promedio los números siguen siendo positivos, para Giraudo comienza a observarse que algunos tambos pequeños enfrentan dificultades para permanecer en el mercado, mientras que los más grandes están en una situación más favorable. Respecto a la industria, también se anticipa que será complejo el segundo semestre. “Ya hay varias empresas con problemas, y esto, en este contexto, indudablemente se intensificará”, advirtió Giraudo. Subrayó que la solución radica en mejorar las condiciones competitivas para la exportación. “Sabemos que no se puede esperar devaluaciones, pero sí podría haber una mejora del tipo de cambio mediante la devolución de impuestos internos, como reintegros de ingresos brutos, impuesto al cheque, entre otros”, indicó. “La reducción impositiva más necesaria se encuentra en las provincias, y muchas de ellas, lejos de disminuir impuestos, los están aumentando. Esto complica aún más la situación. Luego están las soluciones estructurales, que requieren un plazo más largo. Cuando se habla de soluciones estructurales se hace referencia a plantas más eficientes, mayor productividad, reducción impositiva y también mejoras en infraestructura básica como caminos, electrificación, etc.”, enumeró Giraudo. En este contexto global, los analistas han señalado la urgencia de actuar. A corto plazo, Giraudo considera necesario implementar medidas para mejorar la competitividad en las exportaciones y evitar que el sector pierda impulso. “El contexto de precios internacionales a la baja ya se ha comenzado a observar, y todo indica que esta tendencia se mantendrá hacia fin de año, según lo pronosticado por los mercados de futuros”, concluyó.
Ver noticia original