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  • La modelo que se recibió de docente, se consagró dos veces Miss Argentina y Sandro le dedicó dos canciones: “La mujer de mi vida”

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 08/07/2025 04:41

    La relación entre Sandro y Yoli Scuffi quedó inmortalizada en la portada del disco lanzado en 1968 “La Pantera Negra” y “El Gitano” se enamoraron y él le compuso una canción para demostrarle su pasión. “Una muchacha y una guitarra para poder cantar, esas son cosas que en esta vida nunca me han de faltar... Siempre cantando, siempre bailando, yo quisiera morir, de cara al cielo, sobre este suelo, en el que yo nací”, dicen los versos. Además, le pidió que lo acompañara en la foto de ambos abrazados que fue la tapa de ese long play legendario que salió a la venta en 1968 con un total de quince temas, además de Una muchacha y una guitarra, otros como Querida; Quizás, quizás, quizás; La paloma; Como lo hice yo; El solitario y Lo que fue. Amalia Scuffi fue Miss Argentina en 1959 y 1967, y ganó decenas de certámenes nacionales de belleza Ella era Amalia Yolanda Scuffi, la prensa la había bautizado así por su sutil y delicado andar en la pasarela, y los íntimos la llamaban simplemente Yoli. Se había consagrado dos veces Miss Argentina: en 1959 para Miss Mundo de Londres con apenas diecisiete años, y en 1967 para aquellos concursos tan recordados que conducía Nelly Raymond que además le dio la posibilidad de participar para Miss Universo en Miami. También fue Reina de los Estudiantes de La Plata, del Citrus, del Petróleo, Miss La Plata y Miss Mar del Plata, su ciudad natal. La canción "Una muchacha y una guitarra" de Sandro" fue lanzada en el álbum homónimo en 1968 Penumbras, también inspirado en Yoli Él, nada menos que Roberto Sánchez, Sandro de América, se había enamorado perdidamente de esa mujer que también le inspiró otra canción memorable, Penumbras, que según el propio testimonio del gitano en una entrevista a corazón abierto fue uno de los más inspiradores que redactó por la inspiración que le provocaba esa “joven muy alta, de cabellos largos y negros, ojos verdes, bellísima”, tal cual él mismo supo definirla, con la que estaba saliendo. Por esas coincidencias del destino ambos habían concurrido a Canal 9 por separado, y al reencontrarse, él la miró a los ojos y surgió lo que luego se convertiría en el tema Penumbras, cuando se le acercó y le susurró al oído: “La noche se perdió en tu pelo, la luna se aferró a tu piel, y el mar se sintió celoso, y quiso en tus ojos, estar él también...”. Esa, aunque sin nombrarla para preservar la intimidad de ambos, fue la última vez que se refirió ante la prensa a uno de sus tantos amores, una verdadera excepción. La anterior revelación la había realizado décadas atrás cuando a un periodista de una revista del corazón le confesó cómplice: “A los diez años tuve mi primera novia. Ella tenía ocho. Éramos vecinos”, dijo entre sonrisas, y luego agregó: “Me agrada tener en cada puerto un amor”, afirmó entre otras tantas confidencias. La canción "Penumbras" la compuso Sandro y se la dedicó a su novia Yoli Scuffi “No vendo ni a mi mamá ni a mis mujeres” Su biógrafa de toda la vida, la periodista Graciela Guiñazú, además de confirmar el romance entre ambos, brindó detalles muy íntimos en Sandro de América, el libro que escribió para Editorial Planeta: “Yoli Scuffi fue su última novia oficial. Él dejó de hablar de sus amores privados, no porque existiera un contrato, sino porque empezó a diferenciar a Roberto de Sandro. Por eso, cuando le inventaban romances, callaba. ‘Yo vendo mi propia piel, la de Sandro, ese es mi trabajo, pero no vendo ni a mi mamá ni a mis mujeres. Eso es mío y muy querido. Si también las vendo, ¿con qué me quedo?’”. Graciela describió en esas páginas la frase con la que él solía definirla en aquellos tiempos: “Es la mujer de mi vida. Tengo solo una palabra para definirla: Maravillosa”. Mientras tanto aparecían en las revistas de entonces fotos más que románticas entre ambos que ratificaban la relación concurriendo a ver obras de teatro, estrenos de cine y paseando sin esconderse. Yoli Scuffi desarrolló una exitosa carrera como modelo internacional y hablaba tres idiomas La escritora que conocía cada detalle de su vida redactó sobre él: “Roberto siempre sostuvo que era un romántico, que vivía enamorado y que sus canciones nacían de las experiencias privadas. De manera que podemos concluir que todas sus canciones tienen dueña, aunque no siempre sepamos el nombre de la afortunada en cuestión. Yoli Scuffi, la bella Miss Argentina, era mucho más que su compañera en la tapa del disco Una muchacha y una guitarra. Modelo de alta costura, medía 1,76, había desfilado en las pasarelas de París y ganado nueve certámenes de belleza... No duraron mucho. Cuando se separaron Yoli se mudó a Madrid y en una nota vía satélite para el programa de Pipo Mancera, declaró: ‘He sido novia de Sandro y me ha compuesto este tema, Una muchacha y una guitarra. Hemos hecho el disco juntos, estamos en la tapa los dos y ahora voy a tratar de hacerlo…’. Y ahí nomás se puso a cantar el tema en vivo. Lo hizo bastante mal por cierto, y eso que había aclarado que estaba estudiando canto desde hacía ocho meses… En julio de 1970, cuando Roberto viajó a España por primera vez, se reencontraron pero no hubo fuego sino solo recuerdos”, contó como nadie Guiñazú en esta memoria biográfica imperdible de 480 páginas. Sandro diferenciaba su vida privada de la artística y evitaba hablar públicamente de sus relaciones sentimentales “Elegante como un cisne” Amalia Scuffi si bien nació en Mar del Plata, residió además en la ciudad de La Plata junto a sus padres de origen italiano. Era docente, pero su pasión por los desfiles nació desde que tenía 14 años. Hablaba perfectamente tres idiomas, el italiano que aprendió en su propia casa, también inglés y francés, luego de haber trabajado tanto en estos países, ya que hizo una gran carrera en Europa. Todo gracias a sus participaciones en los certámenes internacionales donde concursó para Miss Mundo en 1959 en Londres, resultando la primera vez que una argentina llegaba a dicho concurso, y además posicionándose entre las finalistas. Y también en 1967 donde era candidata a llevarse el título de Miss Universo en Miami. No lo logró y al respecto circularon distintas versiones de por qué no llegó a la consagración. Algunos medios latinoamericanos le adjudicaron escándalos surgidos en la convivencia con sus colegas. Pero periodistas de los Estados Unidos expertos en relaciones internacionales manejaron otra información que argumentaba que la no continuidad de Yoli en el certamen ocurrió por las deterioradas vinculaciones entre ambos países. Es que en esa época la Argentina era presidida por la dictadura de Juan Carlos Onganía, quien había derrocado al presidente constitucional Arturo Illia en junio de 1966. A Sandro le encantaba por sus ojos verde esmeralda, porque era alta, mannequin de alta costura, “elegante como un cisne”, solía bromear. Y también por su desenfado. Disfrutaba el juego ante la prensa de aludir a ella sin nombrarla, confesar que se encontraba muy feliz, pero sin dar mayores precisiones. Aunque las imágenes juntos obtenidas por los fotógrafos de la época revelaran sin lugar a dudas la pasión que había entre ellos, y él reconoció que fue una mujer que lo marcó para siempre: “Me agrada hablar de mi vida artística, la separo de la privada y eso me ayuda a no referirme a mi intimidad. Entonces estoy cómodo en ese rol, me siento yo mismo, auténtico como intento ser. Siempre repito eso muy sabio acerca de que el corazón tiene razones que la razón no entiende”. Es palabra de Sandro...

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