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Parana » AnalisisDigital
Fecha: 08/07/2025 03:23
Por Néstor Banega - de ANÁLISIS Un globo de ensayo que puso de manifiesto lo que algunos (tal vez demasiados) desean fervientemente desde hace mucho y ahora, aprovechando el presente tenso que construye el gobierno de La Libertad Avanza, pueden vomitar crudamente. En este caso el insulto es hacia las instituciones, hacia la democracia. No se lo puede dejar pasar. Callar es riesgoso. ¿El protagonista? Alberto Kohan, nuevo rey del brulote. Un ex poderoso amortizado, amante de la cinegética que aprovecho (en rara y furtiva aparición) para denostar uno de los poderes del Estado: el Legislativo. Desde su óptica, asentada en el menemismo puro y duro que ayudó a construir desde sus inicios, el Congreso de la Nación Argentina es un obstáculo, por lo que, para maximizar el accionar del Poder Ejecutivo (que necesita tiempo para engrandecer la patria), habría que disolverlo. Haciendo mención a alguna tristeza que lo invadió (mostrando su sensible papel de comentarista de imágenes televisivas), aprovecho un contexto en el que las instituciones están frágiles y no gozan de prestigio social, para ofrecernos su sentir profundo y lo espetó de manera inescrupulosa. Quiero recordar que en los últimos dos años he tenido (tengo) una mirada crítica sobre el funcionamiento del Poder Legislativo y no debo estar en soledad en tal cuestión. El cambio de época y la aparición de un crispador profesional colocaron todo patas para arriba y entramos a una zona gris. El Congreso Nacional no escapó a la coyuntura. Son sus integrantes los responsables del momento de debilidad que atraviesa. Tienen la obligación de mejorar, es el espacio donde el pueblo delibera y gobierna, deben recuperar centralidad a fuerza de trabajo transparente. Volver por lo que perdieron o entregaron. La historia irá aclarando. La crítica, fundada, honesta, es una manera de reclamar por ese cambio necesario que vuelva a prestigiar las Cámaras Legislativas. Lo que hace Kohan está muy alejado: es una hijaputez que debe ser repudiada. Está haciendo un mandado. Porque desde hace bastante algunos encuestadores contratados por integrantes del partido que gobierna a nivel nacional, consultan si a cambio de una supuesta estabilidad económica, la población estaría dispuesta a sacrificar democracia. No es casual esta irrupción. ¿De qué cueva salió? ¿Estuvo buscando litio en los confines de la tierra y sufrió la falta de oxígeno? Problemas de geólogo tal vez. De manera tardía pone en la superficie errores de los que fue hacedor. Le faltó ínfula tal vez para convencer al prócer riojano, del que fue mano activa, de no cometer errores con la industria frigorífica o en la reforma de 1994. Ahora dice que está triste. Como los niños ricos de los noventa. Es evidente que no ha perdido sus dotes de mandadero. Al servicio de quien lo hace ahora es la pregunta. Este hombre estudioso de las cavernas, devenido en analista de la historia política, nos pone en conocimiento que en Inglaterra hace 800 años que vienen perfeccionando su sistema y aún tienen problemas. Seguramente el capítulo de la piratería le habrá resultado de interés. ¿O soñó tal vez con poner a Menem como emperador eterno y fracasó al intentarlo? ¿Tendrá ahora algún candidato que lo seduzca ante la falta de líderes en su movimiento? Esperamos con ansiedad sus memorias. Seguramente serán de riqueza exuberante, plagadas de anécdotas surgidas en Anillaco o alrededor de la fábrica militar de Río Tercero. Contará sobre el poncho que quedó en Edimburgo y lo prolongado del reinado de Isabel II. Posibilidades que entrega alcanzar una edad madura sin sobresaltos. Advertencias necesarias Hemos escrito ya del tema en este digital y en la Revista Análisis. Sobre el peligro que entrañan algunas posturas sospechosas. Aparecen cada tanto, lo que indica que siempre están quienes las alimentan, las desean. El actual presidente comenzó, después de ser parte integrante, a llamar nido de ratas al Congreso Nacional. Cada tanto retoma y empieza a aparecer dentro de sus discursos de campaña. ¿Será casualidad que comparta el diagnóstico con el geólogo santafesino? Hay que estar atentos, sobre todo, cuando se están por terminar las facultades delegadas y se ha hecho una costumbre gobernar despreciando el intercambio democrático. Hace muy poco, en 1992, el entonces presidente de Perú, Alberto Fujimori, se apoyó en el ejército e hizo un autogolpe. Es que el parlamento de aquél país tuvo la desfachatez de rechazarle algunos decretos leyes. Fue la gota que rebalsó el vaso y ahí nomás, cerró el Congreso, como cualquier buen dictador que se precie de tal. En el contexto de las expresiones Kohan, es interesante recordar aquellos experimentos. No se puede hacer silencio ante la falta de respeto a la democracia. Ojalá reaccionen las instituciones, porque es preferible bancarse alguna fricción parlamentaria que soportar a un emperador caprichoso.
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