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  • Ultra fast fashion y crisis textil en Argentina: el impacto de Shein y el debate sobre el consumo

    Parana » Vorterix

    Fecha: 03/07/2025 16:00

    Durante su paso por el programa Temprano y al Palo en Vorterix Litoral, Dina Duré propuso un análisis profundo sobre el fenómeno del ultra fast fashion, tomando como ejemplo el crecimiento exponencial de Shein, la plataforma china que revoluciona la industria de la moda con miles de productos nuevos por día, precios muy bajos y entrega internacional. Según Duré, este tipo de consumo está provocando efectos concretos en la economía local: “Estamos viendo tiendas que cierran, liquidaciones en pleno invierno y emprendedores que no pueden sostener sus negocios”, señaló. Un informe reciente de Fundación ProTejer confirma esta preocupación: cinco de cada diez empresas textiles vendieron menos que el año anterior, la mitad redujo su producción y seis de cada diez achicaron su planta de empleados. Shein, creada en 2008 y popularizada globalmente durante la pandemia, representa la versión más acelerada de la moda rápida. Se estima que lanza unos 7.200 productos nuevos por día, detectando microtendencias en redes como TikTok y replicándolas casi instantáneamente. “Es una industria que produce a una velocidad impresionante, y eso tiene consecuencias laborales y ambientales muy graves”, advirtió. Además de la precarización laboral en fábricas extranjeras —donde se han reportado jornadas de 14 a 18 horas diarias y sueldos miserables—, Duré destacó que la industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo después del petróleo. Para fabricar una sola remera se requieren casi 3.000 litros de agua, y muchas prendas contienen poliéster, un plástico que tarda hasta 200 años en degradarse. Se viralizaron incluso etiquetas con mensajes como “Help me” encontradas en productos de Shein, lo que generó investigaciones periodísticas sobre las condiciones reales en las fábricas. “Shein intentó limpiar su imagen llevando influencers a supuestas fábricas perfectas, que después se demostró que no eran representativas”, relató la periodista. En Europa, particularmente en Francia, ya comenzó un intento de frenar esta ola. En junio se aprobó una ley que prohíbe la publicidad de marcas ultra fast fashion, impone un impuesto ecológico por prenda, obliga a etiquetar con el impacto ambiental y sanciona a influencers que fomenten su consumo. Duré también señaló el lavado de imagen que muchas de estas empresas practican, con compromisos ambientales a largo plazo como “ser carbono neutrales para 2030” o fabricar con fibras “ecológicas” como la viscosa. “Pero estudios recientes muestran que la producción de viscosa conlleva el uso de químicos altamente tóxicos que enferman comunidades enteras en India”, explicó, citando el documental Moda Rápida: el verdadero precio de la moda low cost, disponible en YouTube. Como contrapartida, destacó el crecimiento de la moda circular y las tiendas vintage, que promueven la reutilización de prendas como forma de reducir el consumo innecesario. “Es ropa de excelente calidad que dura muchos años, al contrario de la fast fashion, que se desecha antes de gastarse porque ya pasó de moda”, reflexionó. Finalmente, planteó una pregunta clave: “¿Qué dice de nosotros usar ropa que dura una semana y se tira? Tal vez sea momento de revisar qué queremos comunicar con lo que vestimos”. El debate, aseguró, recién empieza: “Vivimos una crisis económica fuerte, y es entendible que la gente busque precios bajos. Pero también es urgente que hablemos del costo real detrás de esas prendas baratas”.

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