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CABA » Plazademayo
Fecha: 03/07/2025 13:51
La Corte Interamericana de Derechos Humanos deberá decidir si ordena medidas provisionales a favor del exvicepresidente ecuatoriano, en un caso que pone en jaque al Estado de derecho en Ecuador. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) solicitó este martes a la Corte Interamericana la adopción de medidas provisionales a favor del exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glas, al considerar que se encuentra en una situación de extrema gravedad, urgencia y riesgo de daño irreparable a sus derechos fundamentales. Glas, condenado en dos causas por presunta corrupción, permanece detenido en la cárcel de máxima seguridad «La Roca», a pesar de su delicado estado de salud y de las múltiples alertas emitidas por organismos internacionales. En 2025 debía haber cumplido una de sus condenas —de ocho años— por contratos que nunca firmó y con pruebas consideradas “insuficientes” por sus defensores. A esto se sumó recientemente una nueva sentencia de 13 años por “haber impulsado” obras públicas en la provincia de Manabí tras el terremoto del 16 de abril de 2016, sin evidencia directa que lo vincule con irregularidades. “Le han acabado la vida a Jorge Glas, esto es una sentencia de muerte. Fue condenado por haber dado atención al pueblo manabita”, denunció Luisa González, presidenta del movimiento Revolución Ciudadana. La CIDH exige acciones inmediatas El pronunciamiento de la CIDH se produce tras constatar el deterioro físico y mental del exvicepresidente, incluyendo un intento de suicidio en abril de 2024, reportado por la misma Comisión, y condiciones de detención que agravan su salud. En febrero de 2025, el organismo ya había emitido una resolución de seguimiento y ampliación de las medidas cautelares otorgadas en 2019, que el Estado ecuatoriano nunca cumplió. Ahora, al elevar el caso a la Corte Interamericana, la CIDH solicita que se adopten medidas de cumplimiento obligatorio para el Estado ecuatoriano. Entre ellas: Traslado inmediato de Glas a un centro médico para evaluación integral. Cambio de centro de detención, fuera de “La Roca”. Respeto de estándares médicos y acceso a información sanitaria. Reinstalación de la “Mesa Técnica” con médicos independientes. Investigación judicial de los hechos que motivaron las medidas cautelares. Asilo diplomático y conflicto con México En 2024, Jorge Glas había solicitado asilo político en la Embajada de México en Quito, donde permanecía cuando el 5 de abril fue forzadamente extraído por la policía ecuatoriana en una intervención autorizada por el presidente Daniel Noboa. El hecho fue duramente condenado por el gobierno mexicano, que esta semana volvió a exigir un salvoconducto para trasladar a Glas fuera del país, alegando fundamentos humanitarios, y respaldándose en la Convención de Caracas de 1954 sobre Asilo Diplomático. “Justicia selectiva” y persecución política Tanto el expresidente Rafael Correa como abogados y figuras políticas sostienen que Glas es víctima de una persecución judicial sistemática, por haber sido una figura clave del correísmo. Subrayan que las obras públicas por las que fue condenado fueron ejecutadas bajo el marco legal de la Ley de Solidaridad, tras el sismo de 2016, y que incluso fueron inauguradas por gobiernos posteriores sin consecuencias judiciales. “Si a Jorge Glas lo culpan por incidir en el uso de fondos públicos, ¿por qué no se procesa al presidente Daniel Noboa, que subió el IVA en 2024 con fines de seguridad y no ha demostrado en qué se invirtió ese dinero?”, cuestionó Luisa González. La paradoja —añaden— es que alcaldes que solicitaron esas mismas obras, como el entonces jefe municipal de Portoviejo, nunca fueron llamados a declarar, y que otros mandatarios han utilizado los mismos instrumentos legales sin enfrentar imputaciones. ¿Un punto de quiebre para el sistema interamericano? La Corte Interamericana deberá decidir si acoge la solicitud de la CIDH. De hacerlo, el Estado ecuatoriano estaría obligado jurídicamente a implementar las medidas. El caso se ha convertido en un símbolo de la fragilidad institucional en Ecuador y una prueba crucial para la protección de los derechos humanos en la región. Mientras tanto, la salud de Jorge Glas se deteriora en una celda de máxima seguridad. “La justicia se ha convertido en un instrumento de venganza política. Esto no es una sentencia: es una condena a muerte”, denuncian desde Revolución Ciudadana.
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