02/07/2025 10:31
02/07/2025 10:31
02/07/2025 10:30
02/07/2025 10:30
02/07/2025 10:30
02/07/2025 10:30
02/07/2025 10:30
02/07/2025 10:30
02/07/2025 10:30
02/07/2025 10:30
» Diario Cordoba
Fecha: 01/07/2025 23:52
A las diez de la noche, el termómetro marcaba aún 34 grados en el Teatro de la Axerquía. El aire era espeso, casi inmóvil. Las gradas, sin sombra, llevaban horas acumulando el calor del día. Pero nadie se movía. Nadie se quejaba. Un público fiel esperaba, muchos con abanico en mano, a que se encendieran las luces del escenario. Y de pronto ocurrió: Texas apareció en el escenario. Y la noche, calurosa, de pronto empezó a respirar distinto. Desde el primer momento, el concierto tuvo algo de catarsis. Como si el calor acumulado durante días -ese calor de julio que no da tregua ni de noche- encontrara en la música una forma de escape, un canal donde liberarse en forma de voz, ritmo y piel erizada. Sharleen Spiteri y el resto de la banda aprecieron entre luces suaves y una ovación atronadora. Bastaron unos segundos de presencia y carisma para que el ambiente pasar del bochorno a la euforia. El pop rock de Texas abre el Festival de la Guitarra / Manuel Murillo Y empezaron a lo grande “I Don´t Want a Lover” encendió al público, un público entregado que lo dio todo en todo momento. Como si cada nota formara parte de su propia memoria emocional. Desde el primer acorde de guitarra, ese que abre la canción como una declaración de intenciones, la energia se desató. La Axerquía, que hasta entonces aguantaba estoicamente el calor, se convirtió en un coro unísono, vibrante, diferente, especial. Cada estribillo era un grito de liberación, una celebración colectiva de nostalgia y celebración. No faltaron las palmas, los vítores e incluso los bailes en las canciones que así lo requerían. Sonido inconfundible Y durante el transcurso de la noche, se fue confirmando lo que ya se podía intuir desde los primeros compases: el sonido de Texas es impecable, cirstalino, contundente. Cada instrumento encontraba su lugar con precisión quirurgica, sin estridencias, sin excesos. Lo de anoche no solo se trataba de técnica o fidelidad sonora. Lo que se vivó fue una alienación perfecta entre emocíón, oficio y entrega. Texas, demostró que la veteranía no signifca rutina, sino saber cuándo dejar que la canción hable, cuádo apretar el ritmo, o cuándo dejarlo respirar. Y además, Córdoba vibró junto al grupo, acompañando como solo el público corodbés sabe hacerlo. Con todo ello, es más que justo afrimar que la banda suena increíblemente bien, y es que las decadas de trayectoria a sus espaldas se notan, respaldando una carrera más que sólida que, anoche, fue capaz de prácticamente llenar la Axerquia en el pistoletazo de salida de la 44 edición del ya mítico Festival de la Guitarra. Público en la Axerquía / Manuel Murillo Además, entre canción y canción, Sharleen no solo aprovechaba para respirar o beber agua: sino que conectaba con el público, de verdad, de manera sincera. Se reía, improvisaba, y jugaba con los asistentes como si de sus amigos se tratara. Cómo no, bromeó con el protagonista invisible de la noche: el calor. Con unas chapetas que no se le fueron en toda la noche, se reía de cómo no estaban acostumbrados a este calor, o de que nunca había experimentado unas temperaturas así. Hubo tiempo incluso de hablar con el público directamente, y de que este le devolviera las bromas coreándole al guitarrista, que iba incluso con chaqueta: “Que se la quite, que se la quite”. Y cuando la última nota se desvaneció, lo que quedó no fue solo el eco de un repertorio brillante, sino la sensación de haber vivido algo profundamente brillante a la vez que muy humano. La voz de Sharleen Spiteri, esa mezcla de calidez, fuerza y vulnerabilidad, había sido muhco más que un instrumento afinado, había sido el puente entre el escenario y el corazón del público. Y así, entre canciones que han marcado generaciones y bromas que rompían la barrera del idioma, Texas no solo ofreció un concierto, regaló una experiencia. Una de esas noches en que la música deja de ser espectáculo para convertirse en memoria viva. En emoción compartida. Una noche perfecta para inaugurar el Festival de la Guitarra.
Ver noticia original