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  • La fuente del barrio cordobés de San Lorenzo recupera su cervatillo

    » Diario Cordoba

    Fecha: 01/07/2025 16:23

    La fuente del barrio de San Lorenzo, instalada justo delante de la iglesia fernandina, en la pequeña zona ajardinada, vuelve a estar presidida por la icónica imagen del cervatillo. Una réplica anterior adornó la fuente dedicada al poeta Ibn Hazán desde el centenario, en los años 60, hasta que dejó de hacerlo por mano del vandalismo hace ahora unos 40 años. La que se acaba de instalar es también una réplica del famoso cervatillo hallado en el yacimiento de Medina Azahara. El original es una escultura de bronce que servía como surtidor de agua y el que se ha instalado en San Lorenzo, gracias a la iniciativa del restaurante El pórtico de San Lorenzo, y a la colaboración de la Delegación de Infraestructuras del Ayuntamiento de Córdoba, es obra del artista cordobés Juan Manuel Belmonte, que tiene en este mismo barrio otras esculturas como la dedicada a los cuidadores de los patios en la plaza Juan Bernier. El artista la ha realizado en base a una copia de escayola que hizo Miguel Ángel Mora Morita, profesor de la Escuela de Artes Oficios y conservador de Medina Azahara, antes de su traslado al museo. Imagen de la fuente de San Lorenzo, con su cervatillo. / CÓRDOBA Para crear el nuevo cervatillo, Belmonte hizo un molde a la copia de escayola, y sobre ella, sacó la cera de fundición. Una vez repasada, se ha fundido en bronce y vuelto a repasar y patinar para hacer una réplica exacta del original de Medina Azahara, que se ha colocado sobre una peana de acero cortén para fijarlo a la base para evitar posibles robos. "Ha pasado demasiado tiempo sin tener en la fuente de la plaza al cervatillo que durante años se convirtió en icono del barrio y hoy queremos devolver ese patrimonio perdido regalando al barrio de San Lorenzo y por ende a la Ciudad de Córdoba otra replica del cervatillo que vuelva a presidir la fuente de nuestra plaza como antiguamente lo hiciera", apuntan los propietarios de la taberna de San Lorenzo Agustín Berrocal y Fran Carmona. Agradecimiento a los vecinos Los encargados del establecimiento hostelero, que ha cumplido ya dos años desde su apertura, explican que han donado esta escultura como muestra de agradecimiento al barrio y a sus vecinos "por la maravillosa acogida que recibimos y el cariño que a diario nos demuestran". "Siempre hemos pensado que de alguna forma queríamos devolver todo eso que recibimos de nuestro barrio y su gente con algún regalo al barrio del que somos parte y a todos aquellos que nos visitan", explican. "Como siempre hemos reivindicado la vinculación que tradicionalmente ha existido entre la cultura y las tabernas cordobesas, creemos que la mejor forma de agradecimiento debía ser la recuperación de parte de su patrimonio". Para el delegado de Infraestructuras, Miguel Ruiz Madruga, “recuperar esta obra es devolverle al barrio de San Lorenzo y sus vecinos parte de su historia. Desde nuestra delegración, y también desde la de Fiestas y Tradiciones, agradecemos la generosidad de los dueños de la histórica taberna, que han querido recuperar parte de su patrimonio haciendo una reivindicación de la vinculación que tradicionalmente ha existido entre las tabernas cordobesas y nuestra cultura”. El cervatillo original Aunque el cervatillo original se encontró en Medina Azahara, cuenta el cronista Ambrosio de Morales, que se trasladó al monasterio de San Jerónimo de Valparaíso, donde estuvo hasta la desamortización. En su obra Antigüedades de España, Ambrosio de Morales cuenta cómo encontraron dos cervatillos, uno se quedó en Córdoba (tras la desamortización pasó a manos del Estado y es la primera pieza catalogada del Museo de Bellas Artes de la ciudad) y el otro lo regalaron al monasterio de Guadalupe, de la misma orden como el del Escorial o el de Yuste. Ese segundo cervatillo cruzó la frontera francesa junto a otras obras de arte en las sacas de un militar francés, terminó siendo subastado por Christie’s en los 90 de este siglo y comprado por un jeque que lo donó al Museo de Doha en Qatar. Ese cervatillo regresó temporalmente a la ciudad donde se hizo, Córdoba, en la exposición El esplendor de los Omeyas en 2001.

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