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Concordia » Despertar Entrerriano
Fecha: 01/07/2025 05:53
Rosa María “Mauci” Reissenweber, gran historiadora de la ciudad de Concordia cuenta, en la edición N° 126 de “Entrevistados”, cómo nació su vocación, la pasión que sostiene cada búsqueda, los desafíos del oficio y el valor irremplazable de tocar los documentos originales. ¿Cómo y cuándo arranca tu historia? ¿Cuál fue ese primer contacto que te marcó? “El contacto con la historia fue desde niñita, con mi padre. Mi padre era descendiente de alemanes, hijo de alemanes, pero además le apasionaba la historia argentina y me conectó mucho con toda la historia local. Yo nací en Colonia Alemana del Volga y ahí se conservaba mucho la historia del pueblo guaraní; siempre me hablaba de grandes figuras guaraníes. Además mi padre era muy sanmartiniano. Cuando yo era chica, en el campo, no había televisión, teníamos radio, y me acuerdo que cada 17 de agosto, a las tres de la tarde, mi padre nos hacía hacer seis minutos de silencio por la muerte de San Martín. Eso lo tengo incorporado desde que soy chiquita, desde que tengo memoria. Siempre me hablaba de la historia argentina, era un gran lector… y me contagió ese amor.” ¿Y cómo elegiste dedicarte a la historia profesionalmente? “Cuando tuve que elegir una carrera superior, yo quise estudiar historia. Justo Monseñor Ricardo Rosch había abierto el profesorado con algunas carreras, entre ellas historia. Tuve gran oposición de mi madre, porque ella no quería que fuera docente… pero mi padre me apoyó y gracias a él estudié, él estaba feliz. Desde que llegué a Concordia me integré mucho a la sociedad; encontré un ambiente muy parecido al de mi colonia: mucha cultura, biblioteca popular, mi padre sacaba libros en alemán y a mí me traía en castellano porque yo no sabía alemán… así que crecí en contacto con la lectura y con la historia. Estudié historia y latín, increíblemente me sentí como pez en el agua con el latín; me gustó mucho porque había estudiado otros idiomas también, estudié italiano… y después empecé a dar clases, primero latín y después historia.” Hoy con la experiencia de tantos años, ¿cómo es la metodología de trabajo para investigar y reconstruir la historia local, como hicieron con los libros sobre Concordia? “Nosotros tuvimos que ir muchas veces al Archivo General de la Nación, al archivo histórico de Entre Ríos en Paraná, a Montevideo, al archivo histórico de San José… porque algo de la época de Urquiza también se conserva allá. En el Archivo General de la Nación hay un reglamento muy estricto: no podés entrar con nada en la mano, solo papel y lápiz, no se pueden fotocopiar los documentos… entonces armamos un equipo para viajar y digitalizar: seleccionábamos los documentos y una compañera sacaba fotos para digitalizarlos. No es algo económico: entre pasajes, estadía, todo… era costoso, pero valía la pena. Porque no es lo mismo pedir por internet que estar ahí: ver la letra original, la firma, el papel que tocó esa persona… hay un placer enorme en encontrarte con los manuscritos de los grandes de nuestra historia. Es irreemplazable.” ¿Cómo describirías tu día a día como historiadora? ¿Cómo se vive esa pasión? “Nosotros no tenemos recreo… si esto es realmente lo que vos sentís, lo que te apasiona, lo que te da placer, no lo sentís como un trabajo pesado. El historiador tiene que tener método: la primera etapa es de recolección y análisis de documentos; y siempre con la idea de que el conocimiento es provisorio. Puede aparecer otro documento que cambie o complemente lo que sabemos. Después viene la etapa hermenéutica: interpretar, y ahí hay que hacer un verdadero ejercicio de ubicarse en la época. Porque cuando miramos al pasado, lo hacemos con nuestros preconceptos de hoy… pero para interpretar correctamente hay que tratar de meterse en la mentalidad de aquella época. Por eso siempre digo que juzgar el pasado con valores de hoy es peligroso.” ¿Cuáles son los mayores desafíos o cuidados que tiene el historiador? “El más importante es la honestidad: primero con uno mismo, y después con los demás. No engañarse, tener claro que esto exige entrega total: mucho tiempo, horarios flexibles, y no esperar una gran remuneración económica, porque esto no es rentable. Es un trabajo de paciencia, constancia y pasión. Y saber que no escribimos para vender masivamente, sino por la búsqueda de la verdad. Siempre hay que cuidarse de no ser tendencioso. Yo, por ejemplo, fui docente toda la vida y no puedo evitar mirar el pasado con sensibilidad docente… pero el compromiso ético es no imponer mi mirada, sino tratar de entender el contexto de cada época.” ¿Qué consejo le darías a alguien que hoy quiere ser historiador o estudiar historia? “Primero, estar seguro de que realmente eso es lo que quiere, porque requiere entrega total. Después: honestidad, paciencia, pasión y constancia. Hay que saber que vas a gastar tiempo y recursos, y que no siempre será reconocido. Pero si realmente te apasiona, cada hallazgo es un premio. Y muy importante: la curiosidad. La curiosidad es fundamental. Muchas veces buscás una cosa y encontrás otra. Como cuando buscaba datos del hospital de Concordia y, de casualidad, encontré en un expediente judicial la confirmación del lugar exacto donde estuvo el hospital de las Damas de Beneficencia. Fue un momento maravilloso.” ¿Volverías a elegir esta carrera y dedicarte a la historia? “Sin ninguna duda. Lo que me hace sentir una enorme satisfacción es que sé que nunca termina… siempre puede aparecer algo nuevo que cambie lo que sabemos. Como digo siempre: “Yo me casé con la historia”. Y hasta hoy sigo y seguiré aprendiendo, investigando, dudando, buscando… porque el conocimiento siempre es provisorio. Y eso es lo que hace que la historia sea tan apasionante.” Te invitamos a ver lo más destacado de la entrevista a través de los reels en redes sociales, buscanos como: Despertar Entrerriano.
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