Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • La fiesta que los productores financian: una tradición en peligro de desaparecer

    Parana » Informe Digital

    Fecha: 30/06/2025 13:30

    El gobierno libertario del presidente Javier Milei ha oficializado, a través del decreto 439/2025, la decisión de no prorrogar la reducción de la alícuota de derechos de exportación que recaen sobre la soja, el maíz, el girasol y el sorgo. Como resultado, se producirá un incremento del 27% en estas retenciones, restableciendo así el nivel que tributaban antes del 27 de enero, cuando se implementó la rebaja temporal. De esta manera, la retención para la soja aumentará del 26% al 33%, para el maíz y el sorgo del 9,5% al 12%, y para el girasol del 5,5% al 7%. El actual contexto económico en el que debe desarrollarse la actividad agrícola en nuestro país está marcado por precios internacionales de commodities en niveles históricamente bajos, una altísima presión fiscal, aumento de los costos de producción debido a cambios en las variables macroeconómicas, un pronóstico climático poco alentador, y un país que aún busca superar las secuelas de una sequía que pareció interminable. Todo esto crea un escenario previsible de crisis para las producciones agrícolas, en un momento crítico en que Argentina requiere urgentemente ingresos genuinos de divisas, cuya obtención se ve notablemente condicionada y limitada bajo estas circunstancias. En este panorama, la prolongación de los Derechos de Exportación, lejos de desaparecer, se incrementará. Según el último informe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), se estima que la porción del resultado neto de una hectárea agrícola promedio destinada al pago de impuestos volverá a superar el 67%, alcanzando picos del 70% en el caso de la soja. Resulta difícil entender cómo un gobierno de discurso liberal repite el mismo error que los gobiernos populistas que lo precedieron, errores que llevaron a Argentina a la actual situación ruinoso. Mientras tanto, el vodevil decadente de la política argentina nos golpea con imágenes provocadoras de la expresidenta, condenada a seis años de prisión por corrupción, bailando burlonamente en el balcón de su departamento convertido en una celda VIP. Al mismo tiempo, algunos dirigentes de la oposición realizan malabarismos para intentar colgarse de alguna candidatura de La Libertad Avanza, convencidos de que de esta manera podrán mantener sus cargos políticos en el Estado. A ninguno de ellos parece preocuparles la situación de los productores agropecuarios, verdadera especie en extinción en el país, como puede interpretarse de los datos del último censo agropecuario, que revela la pérdida de 83.870 explotaciones agropecuarias desde 2002. Un factor económico común a lo largo de esos años ha sido el castigo ininterrumpido de los Derechos de Exportación, que nuevamente se incrementarán a partir de mañana. El robo sistemático por parte del Estado no es inocuo. El campo, sin importar el color político del gobierno o el tenor de las promesas electorales, parece estar siempre condenado a ser considerado como una simple caja de recursos fiscales a la que se debe exprimir hasta el saqueo total, ya sea en nombre de la redistribución de riquezas o para asegurar el equilibrio fiscal. Al final, siempre somos los productores agropecuarios quienes pagamos la fiesta. Por ello, los productores que hace menos de dos años apoyaron los aires de cambio político, llenos de esperanza por el cumplimiento de esos grandilocuentes discursos de campaña, observan incrédulos esta inesperada realidad y se preguntan, casi rescatando la célebre expresión de Cicerón: “¿Quo usque tandem abutere, Catilina, patientia nostra?” “¿Hasta cuándo, Javier, abusarás de nuestra paciencia?” Sin embargo, el presidente Javier Milei, decidido a jugar al límite, se presenta como la mejor opción ante la escuálida oferta de dirigentes políticos que representa toda la oposición. No deberíamos olvidar que hace apenas seis años, otro presidente también creyó que podía especular con la paciencia de un electorado supuestamente dispuesto a ocultar cualquier error para evitar el regreso del temor. Pero, ante la falta de ideas, el temor resurgió y nuevamente asumió el poder. El resto es historia conocida. Es de esperar que en esta ocasión no se juegue con la paciencia y la resistencia de los productores agropecuarios y que se cumpla de manera contundente con la promesa de campaña de eliminar definitivamente los derechos de exportación. Antes de que la desesperanza y el desencanto se conviertan en el caldo de cultivo de protestas y manifestaciones de un descontento creciente, y que, frente a tanta indiferencia, se generen las condiciones para el regreso de lo peor. Porque el saqueo al campo también significa el saqueo a todo el interior productivo del país, donde reside y lucha por crecer un segmento social que también vota, elige y a menudo decide cambiar el rumbo cuando se siente traicionado. En un país normal, la crítica constructiva no debe ser vista como un acto de oposición, así como el acompañamiento ciego y servil no debe confundirse con una ayuda efectiva para fortalecer las bases de un crecimiento sustentable. De lo contrario, ante la creación de tantos enemigos, el enemigo de mi enemigo puede ser confundido con mi amigo y aparecer como el “menos peor” capaz de seducir al electorado con mentiras y promesas que tampoco cumplirá. El autor es productor agropecuario.

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por