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  • Este domingo electoral, la imagen se repitió: pasarelas clandestinas, "chespis" y el desfile incesante desde Paraguay en la frontera de Clo

    » Diariopinion

    Fecha: 29/06/2025 18:11

    FORMOSA (enviada especial).- En los más de tres kilómetros de costanera de Clorinda, las pasarelas clandestinas entre Paraguay y la Argentina son parte del paisaje. Son tablones precarios apoyados sobre lo que queda del Río Pilcomayo, caminos improvisados que permiten cruzar a pie entre Nanawa y la segunda ciudad más poblada de Formosa. En los tramos más vigilados, hay una cada 100 metros. Donde el control de Gendarmería es más laxo, la cantidad se duplica. Por allí circulan a diario personas sin documentos y mercadería ilegal. Este domingo electoral, la imagen se repitió: una mujer con una nena en brazos avanzó con cautela sobre los pallets, apenas separados del barro y la vegetación salvaje por medio metro de agua. Del otro lado, en territorio paraguayo, la esperaba una calle de tierra. En la provincia argentina se votaban 15 legisladores provinciales, 30 convencionales constituyentes y la renovación parcial de los concejos deliberantes. Hace dos meses, Clorinda celebró elecciones municipales marcadas por una contundente victoria del peronismo, que cosechó el 83,28% de los votos. El ganador fue Ariel Caniza, quien ya ejercía como intendente interino tras la repentina muerte de Manuel Celauro. Caniza se impuso con el 46,61% de los sufragios, consolidando la hegemonía oficialista en un bastión clave del norte argentino. Donde no hay presencia estatal, el tránsito fronterizo se mezcla con escenas de consumo de droga. "Son chespis", dice la gendarme Vergara al señalar a dos personas en la orilla paraguaya. Es el término con el que identifican a los consumidores de crack, una droga de efecto rápido que se fuma y deja secuelas físicas notorias. "Si cruzan, los frenamos. Pero no podemos hacer nada del otro lado", aclara. Junto a ella, otra agente observa. A pocos metros, un gendarme con escopeta vigila en silencio, con la mirada fija hacia el país vecino. La misma costanera desemboca en la Pasarela de la Fraternidad, el cruce habilitado para transitar legalmente entre ambos países. Por ese puente angosto desfilan hombres y mujeres con bolsas cargadas de alimentos básicos. En algunos casos, el cargamento es considerable: packs de coca cola, cerveza, papel higiénico y pañales. "VAMOS A HACER UN ASADO" Perla Martínez y Brian Paredes, ciudadanos argentino-paraguayos, cruzan con carne: "Vamos a hacer un asado", dicen a LA NACION. También van a votar. Los recibe una feria municipal con mercadería de todo tipo. En esa zona, la custodia de Gendarmería es más visible. En la entrada al puente, una pizarra anuncia el valor del estacionamiento para motos -$2000-, que se acumulan en fila sobre la costanera. A la par de ese movimiento constante, otros vehículos recorren las calles de Clorinda con votantes a bordo. Son autos identificados con números y, en algunos casos, insignias partidarias. Entre ellas, el sol amarillo de una agrupación oficialista. Clorinda funciona como un punto neurálgico del tránsito fronterizo: además del cruce peatonal, también está conectada con el país vecino a través del Puente Internacional San Ignacio de Loyola, habilitado para vehículos. Clorinda cuenta con poco más de 94.000 habitantes, según el censo de 2022 y se ubica sobre la margen derecha del río Pilcomayo, a solo cuatro kilómetros de Paraguay. De este enclave fronterizo es oriundo el senador nacional José Mayans, jefe del bloque de Unión por la Patria en la Cámara alta y uno de los dirigentes más influyentes del oficialismo en el Congreso.

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