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Parana » AnalisisDigital
Fecha: 29/06/2025 23:28
Por Néstor Banega - Especial para ANÁLISIS La realidad carece de filtros. Resulta infranqueable para los que intentan sobrellevarla a las atropelladas o dudando. Adaptarse reclama inteligencia y valentía, las que no deben ser circunstanciales, porque eso favorece siempre, sobre todo en política, al que administra el poder. Salir del enredo La situación financiera de los estados provinciales demostró lo inconveniente que resulta gobernar sin contrapesos. Hubo que improvisar sobre la marcha para tratar de romper el cerco en el que, voluntariamente, se habían instalado la mayoría de los gobernadores. Bajo diversas denominaciones, todas grises, se adaptaron a las necesidades del Gobierno Nacional, que fue avanzando implacable con objetivos que, sin ocultarlo, nunca tuvieron en cuenta los territorios y con eso, las necesidades de sus habitantes. Un enredo novedoso del que resulta imposible salir. Directamente o a través de sus legisladores aliados, los mandatarios, fueron apoyando todas y cada una de las medidas impulsadas por la administración de Javier Milei, a la espera de algo que nunca apareció: reciprocidad. Divide y triunfarás fue el eje de una política que aplicó a rajatabla La Libertad Avanza (LLA). De reunión en reunión evitó reacomodamientos o conformación de nuevos espacios que le pudieran disputar el sentido de las decisiones. Esa situación pone hoy en aprietos a las provincias. La falta de recursos de origen nacional y la caída de la recaudación propia, en una economía que no arranca y la cercanía de compromisos importantes (medio aguinaldo), impulsaron en las últimas horas un temeroso reclamo que ya tuvo una respuesta del jefe de gabinete de ministros, Guillermo Francos: No. El sensible funcionario que huyo de una exposición a la que está obligado en el Congreso, dio una entrevista radial y no dudó, al momento de tomar posición frente al reclamo: “los gobernadores han hecho una propuesta que no podemos aceptar en aras del equilibrio fiscal”. Dejó en claro su prioridad, en un país que no tiene presupuesto nacional desde hace dos años. Añadió, con reconocido énfasis: “no vamos a hipotecar el orden fiscal por presiones políticas”. Está de más explicarle al ex funcionario de Daniel Scioli y de Alberto Fernández que detrás del reclamo de los gobernadores hay necesidades concretas. Un enredo al que muchos entraron por propia voluntad y del que ahora no pueden salir. El que avisa no traiciona Mientras daba el no a las provincias Francos recordó el Pacto de Mayo. En ese documento suscripto en una fría noche tucumana, los gobernadores, tiritando, se comprometieron a desarrollar algunas acciones. Por ejemplo, poner en discusión la coparticipación federal de impuestos. El jefe de gabinete, sin tener demasiado en cuenta las urgencias que puedan tener aquí y ahora las provincias recordó que el atraso del tema anda en los 30 años y que en definitiva es una atribución del Congreso Nacional. Los gobernadores firmaron por un equilibrio fiscal innegociable, por lo que la firmeza de Francos ya había sido anticipada y compartida. Podría decirse que el que avisa no traiciona. Aunque duelan las consecuencias. En un acto partidario, la semana anterior, el propio Milei desempolvó el documento y afirmó sacudiendo la memoria de muchos que “hace un año, gran parte de los gobernadores firmaron el Pacto de Mayo, donde acordamos reducir el gasto público a 25 puntos del PBI, pero ninguno de ellos hizo el ajuste pertinente en su jurisdicción, faltándole el respeto a la sociedad que dicen representar”. En noviembre del año pasado escribimos que la confusión opositora consolida a Milei. Parece que eso sigue siendo así. Se puede no coincidir con el mandatario, pero es innegable que no da puntada sin hilo y se mueve en un terreno donde siempre se queda con la última palabra. Destaca su accionar por los recortes en la administración pública nacional, no duda en achacar al mismo tiempo a provincias y municipios como responsables de presiones asfixiantes para el sector privado. Podría decirse que el único derrame que llega a cada rincón del país es el de los reproches. Lo estatuido en Tucumán apuntaba a construir reformas tributarias, previsionales y laborales. Lo importante era el comercio internacional y la desregulación de la economía, junto a la necesaria eliminación de impuestos distorsivos para fomentar la inversión privada. Educación y seguridad también andaban por ahí, pero sobre todo la protección de la propiedad privada. Aprovechando el desbande Lo leve y nervioso de la reacción de las provincias es una muestra del estrés institucional. Se siente la tibieza del reclamo nacido de la baja de ingresos que dificulta mes a mes hacer frente a los compromisos. Un poco tarde, un grito sobre la hora. Sigue sin aparecer la oposición sostenida en alternativas a la política de la motosierra. Una situación que se acentúa y le permite al presidente ganar tiempo mientras resquebraja las estructuras aliadas y confunde sus opositores más furibundos. Aprovecha al máximo el desbande. Siguen los reclamos de los Jubilados. Las universidades están más debilitadas cada día. Las provincias aparecen fuera del radar y deben enfrentar compromisos salariales importantes. El Congreso Nacional no encuentra el camino para, aunque más no sea, cumplir con sus funciones básicas. Dispersión y confusión junto a la apatía ciudadana que viene soportando un ajuste impiadoso. Miles de despidos en organismos nacionales sin mayores protestas. Un dominó negativo de recursos. Es que aquello que viene en disminución para la provincia, lo será también para los municipios. Hay y habrá tensión en todos los niveles de gobierno. Cuando el año anterior se habló que el gasto público no podrá superar el 25 por ciento del Producto Bruto Interno, muchos se hicieron los distraídos. Entre Ríos, hay que rescatarlo, no cerró organismos ni aplicó despidos masivos, pero en los últimos dos meses aparecen acciones administrativas que hacen ruido. Disminución de horas extras y congelamiento de los sueldos de los funcionarios. Esta última medida, simbólica quizá en términos presupuestarios, hace que el próximo mes el funcionariado político perciba el mismo haber que el mes anterior. No fue así para muchos empleados, que por tener sus ingresos flojos de papeles (por malas políticas de administraciones anteriores) cobran mucho menos. Tal vez estamos asistiendo al inicio de un conjunto de acciones que se verán reflejadas en la construcción del nuevo presupuesto provincial. La provincia podría acelerar el reclamo iniciado por la vía judicial para contar con recursos que la Nación viene adeudando desde hace años: Salto Grande, aporte para la Caja de Jubilaciones y Pensiones. Las acreencias son importantes y quizá se pueda llegar a un acuerdo, más allá de la inflexibilidad de Francos. Hay que alzar la voz pidiendo reciprocidad. Pero que sea real. Hasta ahora todo es a favor del Estado nacional. No es bueno gobernar sin contrapesos. Se puede trabajar en conjunto sin perder identidad a la hora de reclamar lo que corresponde a Entre Ríos. Cierro con un párrafo dedicado a la oposición escrito el año anterior: no logran conformar el músculo suficiente para ganarse respeto o consideración social, por lo que no pueden poner freno al desenfreno del Topo Libertario, que goza de su presente y acelera. Lo hace con tanta vehemencia que ya empezó a llevar por delante a sus aliados.
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