28/06/2025 05:07
28/06/2025 05:06
28/06/2025 05:06
28/06/2025 05:05
28/06/2025 05:04
28/06/2025 05:04
28/06/2025 05:04
28/06/2025 05:04
28/06/2025 05:03
28/06/2025 05:03
Concordia » Diario Del Sur Digital
Fecha: 28/06/2025 00:13
Por Rubén Bonelli – (Requiem) Las redes sociales se colmaron de frases y palabras por la trágica muerte de Federico “Tukán” Ramírez. Un tipo agradable, solidario como pocos, siempre tendiendo su mano al que la necesitaba. Tukán estaba hecho de buena madera, de esas que no se doblan. En su vida, dejó ese halo de personas que, como él, transitan en varias disciplinas. Podemos recordarlo como un joven que comenzó junto a Eduardo Díaz, a Jorge Burgui, a Ricardo Arrijuría, a Diego Miño, haciendo el programa Los Halcones de la Noche por Radio Lourdes. Como buen comunicador. Como buen compañero y amigo. Como un murguero de alma en la Tururú, que terminó desplegando su arte dentro de un disfraz en el Atanasio Bonfiglio. Sus extravagantes personajes que desfilaron en las fiestas carnestolendas de Concordia. Y si seguimos enumerando, también podemos hablar de un Tukán haciendo docencia con la ciencia del ajedrez en los establecimientos, en el barrio. De ese personaje que aparece y enciende el interés no solo de niños, sino también de hombres y mujeres de la tercera edad. En fin, un multifacético personaje. Pero de esos personajes lindos. De esos personajes queridos, que no vienen en paquete. De esos personajes, que como el misterioso Fulcanelli del libro “El Retorno de los Brujos” de Louis Pawells y Jacques Bergier, aparece y desaparece en cuestión de segundos o en cuestión de siglos, para volver a aparecer. Todos y cada uno de nosotros que lo conocimos, lo despedimos a nuestra manera. Y la mía no escapa a esa cosa que acostumbramos a hacer los mortales y que traemos arraigado a nuestra cultura, cuando alguien querido se va de este mundo físico. Yo lo voy a despedir tal vez como él hubiese querido que lo recuerden. Lo voy a despedir como se despide a un militante político. Un militante de la vida, pero sobre todo una persona íntegra, comprometida, solidaria. Un compañero que vivió en forma coherente hasta su fin. No de aquellos que se golpean el pecho, para después traicionar lo más sagrado que es la justicia social y la felicidad del Pueblo. Tukán no solo se merece un digno lugar en eso que algunos denominamos el cielo. Tukán tiene ganado un lugar en esta comunidad que se llama Concordia y en cada uno de aquellos barrios que frecuentó. Tukán tiene un lugar en nuestros corazones que hoy lo lloran, pero que lo recuerdan con cariño y lo recordarán hasta el final de nuestros días. Porque insisto, Tukán era de esas personas celestiales, que cuando te rozan, encienden como por arte de magia, la llama de la eterna amistad. Buen viaje en el tiempo. Este militante peronista, despide a un compañero.
Ver noticia original