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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 26/06/2025 04:31
En el país no existe otro hospital equino con sus características y de alta complejidad (Caballos de Quilmes) La desesperación ronda por estos días en las mentes de las mujeres que hace más de una década comenzaron a levantar del barro a caballos exhaustos, heridos, y muchas veces al borde de la muerte. Aquellas que, con el tiempo, fundaron un hospital en el predio donde funciona el refugio que alberga a esos animales antes usados para tirar de carros por las calles de Quilmes. El trabajo de la actual ONG Caballos de Quilmes inició luego de que en mayo de 2012 se prohibiera la tracción a sangre en el municipio. La ley no se cumplía y los caballos seguían siendo explotados. Ante la ausencia del Estado, el grupo de mujeres decidió actuar. Sin agua ni infraestructura, y con ayuda de vecinos y donaciones, levantaron desde cero un refugio. Recién en 2019, ya constituidas como Asociación Civil, lograron que la Justicia dictara una medida cautelar para obligar al municipio a cumplirla. En 2020, en plena pandemia y nuevos desafíos, levantaron un hospital con un quirófano de alta complejidad para atender urgencias que ya no podían esperar. Hoy, ese espacio —que también funciona como hospital escuela para estudiantes de Veterinaria de la UBA y de la Universidad de La Plata y que se convirtió en un hospital único en el país porque funciona dentro de un refugio para caballos rescatados judicializados— está en riesgo. Es que el campo donde funciona fue donado “de palabra” por su dueño original, que falleció hace unos años. Ahora, dos de sus herederos quieren venderlo. “No tenemos cómo comprarlo. Pero si 209 mil personas donaran 10 mil pesos, podríamos juntar el monto que nos piden”, dice Karina Dotto, al frente de la organización. Funciona en un predio prestado por una persona que ya falleció (Caballos de Quilmes) De basural a refugio En 2012, aquellas mujeres que decidieron no mirar para otro lado, tomaron la decisión que cambió sus vidas y la de cientos de animales. Se instalaron con una mesa en la peatonal Rivadavia de Quilmes para contarle a quien quisiera escuchar lo que la mayoría no quería ver: la tracción a sangre seguía vigente pese a la ordenanza municipal que la prohibía. Y los caballos explotados en la calle, muchas veces hambrientos, heridos o enfermos, quedaban abandonados sin que nadie los atendiera. Así nació la ONG Caballos de Quilmes. Primero fueron rescates, a pulmón. Alquilaban guarderías y usaban lo que recaudaban en ferias o rifas para pagar comida, atención veterinaria y traslados. Hasta que un día, una amiga de Karina, también proteccionista, recibió una propuesta: un hombre le ofrecía prestarle un campo pelado. “No tenía nada: ni alambrado, ni agua, ni instalaciones. Solo basura sobre basura, literalmente. Durante años, había sido un sitio donde los camiones descargaban desechos, pero ahí fuimos”, cuenta Karina. La ONG Caballos de Quilmes, que cada mes rescata al menos 20 caballos víctimas de la tracción a sangre “Nos sangraban las manos sacando basura, limpiando junto a nuestras familias, con la ayuda de voluntarios y con los primeros vecinos que se acercaron”, recuerda del lugar donde no había pozos ni tanques. El agua la conseguían cruzando una manguera desde la casa de un vecino del otro lado de la calle. Frente a los obstáculos, nunca se detuvieron. Con el tiempo, el campo comenzó a tener más caballos y en estados lamentables. Todos estaba judicializados y la ONG hizo de guarda. En el “mientras tanto” de cada caso, atendieron la urgencia en común: cuidar a todos los habitantes del predio y los que llegarían. Levantaron alambrados dobles en todo el perímetro como método de resguardo. A fuerza de ganas y mucha empatía con los caballos que peleaban para sobrevivir llegaron hasta a hacerles bebederos automáticos, pusieron un sistema de alarma perimetral, cámaras de seguridad y lo más anhelado: boxes para internación. Lo que era un basural se transformó en un refugio soñado y poco después, en un hospital para caballos rescatados de la tracción a sangre, único en su tipo en la Argentina. Hay una campaña para comprar el terreno y evitar su pérdida caballos de Quilmes (Caballos de Quilmes) La importancia de mantenerlo en pie En 2020, la pandemia los enfrentó con otra urgencia. “Los caballos llegaban con cólicos obstructivos por comer basura en algunos de los barrios más vulnerables. Y los quirófanos que había, como los de la Universidad de La Plata, estaban cerrados por la situación que atravesaba el mundo, pero las urgencias no se detenían y ante tamaña situación, no podíamos esperar. No era capricho: era comenzar a hacer algo por esos animales o dejarlos morir”, revive Karina. Fue cuando decidieron usar los fondos que recibían en donaciones —aun en plena crisis— para empezar a construir un quirófano propio. La idea del hospital fue tomando forma con la ayuda de vecinos que se quedaron sin trabajo por el contexto sanitario. En esa situación desesperante, cuando las personas apenas podían mirar un poco más allá del presente que vivían, comenzaba a escribirse otra historia en ese predio de Quilmes: la solidaridad decía presente. Recibieron una camilla quirúrgica, valuada en dólares, de manos de un proveedor que había ido a adoptar un caballo rescatado. “Nos la dejó a pagar en cuotas y siguió una rueda de voluntades. Colaboró la gente del barrio, se hizo con aportes de personas que entendieron que esto era una causa colectiva”, explica Karina. Hoy, ese hospital tiene quirófano, área de internación, espacio neonatal y funciona como hospital escuela, con convenios con las facultades de Veterinaria de la UBA y de la Universidad Nacional de La Plata. Estudiantes de los últimos años hacen allí sus prácticas preprofesionales. “Los casos que ven acá no los ven en la facultad. Es experiencia real, con caballos reales en estado crítico”, explica la rescatista. Desde su creación, ya salvó a más de 1.500 animales (Caballos de Quilmes) No hay otro hospital veterinario para caballos en el país que funcione con esta estructura, que atienda a caballos rescatados por otras ONG (no de particulares) sin cobrarles un peso. Y desde su creación, ya salvó a más de 1.500 animales. “Nosotros no somos un hospital público. En Argentina hay hospitales veterinarios privados donde atienden de manera particular a los caballos. Nosotros atendemos a los rescatados. Somos la única ONG que tiene su propio hospital, con quirófano, internación y atención continua, no existe otra con estas características en Argentina. Por ejemplo, una operación por cólico obstructivo —que es una de las patologías más comunes entre los caballos que rescatamos de los barrios populares— cuesta entre cinco y seis millones de pesos en un centro privado. A nosotras nos cuesta $ 1 millón, porque solo pagamos al anestesista y al cirujano. El resto —las guardias de 24 horas, los diez días de internación, los cuidados postoperatorios— los hacemos nosotras en el hospital. Por eso insistimos: no se trata solo del predio. Es todo esto lo que se pierde". El nivel de actividad que tienen es constante y abrumador. Solo en Quilmes, la organización está colapsada: rescatan entre once y veinte caballos por mes. “Es muchísimo. Y la mayoría viene en condiciones críticas, después de tirar carros durante años”, dice Karina. Cuando tienen espacio, también reciben animales derivados por otras organizaciones, muchas veces desde lugares lejanos como Pacheco, José C. Paz, Berazategui, Florencio Varela, Pilar, Moreno, Merlo. “Cuando son casos extremos, los traen hasta acá. Los internamos, los operamos, los cuidamos. Y jamás cobramos un peso. Nunca. Hemos tenido caballos con cólicos derivados por otras ONG y cubrimos absolutamente todos los gastos. El caballo queda acá, se recupera y muchas veces se queda para siempre”, afirma. La alta complejidad es una característica que lo hace único en el país (Caballos de Quilmes) El trabajo cotidiano En el predio actualmente viven 82 caballos rescatados, de los cuales 30 requieren medicación diaria, curaciones o vendajes. Casi todos llegaron judicializados, con causas penales por maltrato animal a causa de la tracción a sangre y fueron rescatados en la vía pública. “Nosotras no somos un santuario. Somos un refugio que recibe animales con causas judiciales. Cuando la Fiscalía autoriza, los damos en adopción. Mientras tanto, los cuidamos en guarda”, explica Karina. Por el hospital pasan entre 11 y 20 caballos nuevos por mes. Algunos llegan desde Quilmes. Otros desde José C. Paz, Pilar, Florencio Varela, Berazategui, Moreno, incluso Pacheco y muchas ONG derivan allí sus casos más graves para que sean atendidos. “Nunca le cobramos nada a nadie. Si tenemos espacio, los recibimos, los operamos, los internamos y los mantenemos acá. Muchas veces se quedan para siempre”, cuenta. El equipo fijo de trabajo está integrado por entre ocho y diez personas, sumado a estudiantes de veterinaria que hacen rotaciones de guardia. Las 24 horas, los 7 días de la semana. señala la rescatista. Eso no es todo: la seguridad de los habitantes y voluntarios es parte del día a día. Por razones que Karina prefiere mantener en reserva la ubicación del refugio y cuenta que, por el mismo motivo no se permiten visitas. “No podemos arriesgar a los caballos. Ya hemos sido amenazadas. Los robos de animales son una realidad y abigeato es uno de los mayores delitos del país. Por eso, tenemos un sistema de alarmas en el corral y cámaras en todo el campo”, señala. “Reubicar a los animales sería casi imposible. Reconstruir el hospital, directamente impensado”, dice Karina. La ONG no reciben ayuda estatal y dependen exclusivamente de la sociedad civil (Caballos de Quilmes) Por qué el hospital está en peligro Todo ese esfuerzo —el quirófano, los boxes, las guardias, los caballos, el trabajo comunitario— está hoy en riesgo. El campo fue prestado, de palabra, por su dueño original, quien falleció hace algunos años, y sus herederos legales, pese a haber respetado la voluntad del padre, hoy tomaron otra decisión: vender el campo. El valor fijado es de 2.160 millones de pesos. “Nos dicen que por esa plata nos mudemos, pero no es solamente la mudanza y otro campo: es el hospital lo que se pierde. No podríamos volver a levantarlo”, reconoce. Con ayuda de activistas y referentes, lanzaron una colecta pública. En las primeras 72 horas lograron juntar 63 millones de pesos, una cifra inédita para la organización. “La respuesta fue increíble, pero igual falta mucho”, dice. El cálculo es concreto: si 209 mil personas donan 10 mil pesos cada una, llegarán al monto necesario. El plazo para reunir el dinero es de dos meses. El pedido de la activista Liz Solari por el hospital de la ONG Caballos de Quilmes “Si se mantiene esta cifra diaria de donaciones, llegamos a tiempo al objetivo: ¡Tenemos dos meses! ¡A donar, por favor! Pedile a tu familia, amigos, conocidos y desconocidos que donen $10.000 para sumar su pequeño gran aporte y cambiar esta historia. Que se mantenga firme y crezca esta cadena de amor y solidaridad para que juntos hagamos posible este milagro", pidió en sus redes la actriz y activista animalista Liz Solari, que una vez más se pone una causa al hombro. *Quienes deseen colaborar con la causa #SalvemosElHospital, el alias es hospital.campo (CCE $ N° 0021-26715/0, CBU : 2990002400212671500017, CUIT 30-71814443-0, BANCO COMAFI. Titular: Asociación Civil Libertad para los Caballos de Quilmes). Además tienen un link donación: https://link.mercadopago.com.ar/caballosquilmes. Desde el exterior el alias es save.hospital (CCE U$$ 0021-26716/7, CBU 2990002400212671670219, titular: Asociación Civil Libertad para los Caballos de Quilmes) y Paypal: https://paypal.me/caballosquilmes
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