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Gualeguay » Debate Pregon
Fecha: 25/06/2025 01:01
Aunque la problemática suele asociarse a grandes conglomerados urbanos como el conurbano bonaerense o Rosario, la realidad de muchas ciudades intermedias del interior del país, como la nuestra, demuestra que el desafío de la integración sociourbana es nacional, transversal y urgente. Las políticas de integración sociourbana, impulsadas por el Estado nacional y ejecutadas en conjunto con provincias y municipios, apuntan a resolver una deuda histórica: garantizar el derecho a la ciudad. No se trata solo de abrir calles o colocar luminarias. Se trata de tender puentes entre el “adentro” y el “afuera” de la ciudad, de reconocer derechos, promover la justicia social y democratizar el espacio urbano. En definitiva, de incluir plenamente a las familias que durante años quedaron relegadas a los márgenes, tanto físicos como simbólicos. Una ciudad partida. Gualeguay es una ciudad de aproximadamente 50000 habitantes. En los últimos años, su crecimiento demográfico y urbanístico ha sido desigual, como ocurre en buena parte del país. Mientras algunas zonas, por ejemplo, gozan de pavimento, gas, internet y buenas luminarias, otras carecen de elementos esenciales. En muchos barrios se evidencian condiciones de vulnerabilidad estructural: construcciones precarias, calles de tierra que se tornan intransitables con cada lluvia, familias que viven sin conexión formal a la electricidad o sin acceso seguro a un centro de salud cercano. A esto se suman problemáticas sociales como el desempleo o la informalidad laboral. Aquí es donde las políticas de integración sociourbana cobran especial relevancia. La equidad territorial no puede ser una promesa abstracta. Debe materializarse en el terreno, con planificación, inversión sostenida y participación de las comunidades. Obra pública con mirada social. En la práctica, una política de integración sociourbana se traduce en obras de infraestructura comunitaria, apertura de calles, instalación de redes de agua potable, cloacas, tendido eléctrico, mejoramiento de espacios verdes, construcción de plazas, playones deportivos, centros comunitarios, entre otros. Pero también implica una mirada integral que abarca el acceso a la educación, la salud, la cultura y el trabajo. Por eso, muchas veces estas políticas se articulan con otros programas que fomentan la terminalidad educativa, la formación profesional o la economía popular. En el caso de Gualeguay, el potencial existe en encontrar y fomentar aquellas relaciones valiosas de articulación entre el Estado local y organizaciones intermedias para que trabajen en conjunto. Estas organizaciones cumplen un rol clave no solo en la detección de necesidades, sino también en el acompañamiento a las familias, la contención social y la generación de propuestas desde abajo. Participación: sin los vecinos, no hay integración. Uno de los principios fundamentales de estas políticas es la participación comunitaria. Lejos de plantear una intervención desde arriba, los programas de integración sociourbana promueven el diálogo con los vecinos y vecinas, quienes mejor conocen la historia, las necesidades y los problemas cotidianos de su barrio. El desafío, en municipios como Gualeguay, es construir políticas sostenidas en el tiempo, más allá del signo político de cada gestión. Las transformaciones profundas no se logran en pocos meses, requieren planificación de largo plazo, financiamiento estable y, sobre todo, voluntad política. Nuevamente: sin importar tintes políticos. La urbanización de barrios populares no debe ser entendida como un gasto, sino como una inversión en democracia, en paz social y en desarrollo humano. Una ciudad que corra el peligro de marginar a una parte de sus habitantes no puede ser plena, ni sostenible, ni justa. La ciudad que viene. En momentos donde el discurso público tiende a polarizarse entre ajuste y gasto, entre eficiencia y derechos, resulta vital recuperar una idea central: la ciudad es un derecho colectivo. Y como tal, debe garantizar condiciones mínimas de habitabilidad, seguridad y acceso a todos sus ciudadanos, sin importar en qué zona de la ciudad se ubiquen. Gualeguay, como muchas ciudades medianas del interior argentino, enfrenta un dilema: profundizar la fragmentación territorial o apostar a la integración. Las políticas de integración sociourbana ofrecen un camino posible, basado en la justicia espacial, la participación social y la inclusión activa. Porque no se trata solo de urbanizar barrios. Se trata de reconocer a sus habitantes como sujetos de derecho, como protagonistas de su historia, como parte viva y fundamental del tejido urbano. Julián Lazo Stegeman
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