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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 24/06/2025 04:33
La decisión del juez sueco Nyberg que terminó con un escándalo en Argentina-Marruecos en los Juegos Olímpicos 2024 Esta tarde, cuando Boca Juniors enfrente a Auckland City en un duelo decisivo por el Grupo C del Mundial de Clubes, no solo estará en juego el pase a octavos: también se pondrá a prueba el temple de un árbitro que genera respeto en Europa y desconfianza en Sudamérica. El sueco Glenn Nyberg, de reconocida proyección internacional, será el encargado de impartir justicia en Nashville. Su designación no pasa desapercibida: a su experiencia en torneos UEFA se suman antecedentes con equipos argentinos que aún resuenan con fuerza. De Sundsvall al escenario mundial: un ascenso con luces y sombras Nacido el 12 de octubre de 1988 en Sundsvall, Suecia, Glenn Nyberg lleva el arbitraje en la sangre. Su padre fue juez asistente en la Primera División sueca, y esa herencia familiar marcó su camino. En 2016 se integró al panel FIFA y desde entonces ha escalado hasta el grupo de élite de la UEFA. Pero su historia no comenzó en los estadios: antes de vestir el uniforme de árbitro profesional, trabajó como mozo de almacén y profesor suplente, experiencias que moldearon un perfil humano, austero y empático, aunque no siempre firme cuando el partido exige liderazgo. Lo acompañarán en este encuentro como asistentes 1 y 2 sus compatriotas Mahbod Beigi y Andreas Söderkvist, mientras que el cuarto árbitro el congoleño Jean Jacques Ndala. En cuanto a su perfil técnico y disciplinario, Nyberg tiene un promedio de 4.8 tarjetas amarillas por partido y de 0.25 tarjetas rojas por encuentro. Asimismo, sanciona un promedio de 22.3 faltas por partido y registra 53 minutos de juego neto por partido. Su ficha dice que recorre unos 11,1 kilómetros por match. Nyberg es un árbitro que fluye con el juego técnico y ordenado. Su rendimiento mejora notablemente cuando el balón circula con limpieza y las emociones están bajo control. Pero en contextos de alta fricción, presiones tácticas o tensión emocional, suele evidenciar dudas, demorar decisiones clave y volverse excesivamente dependiente del VAR. En partidos donde el ritmo es físico y las disputas se intensifican, pierde capacidad de conducción. Otamendi y Echeverri le piden explicaciones al sueco Glenn Nyberg, de bochornosa tarea en Argentina-Marruecos (Foto REUTERS/Thaier Al-Sudani) Antecedentes que encienden alarmas: Argentina no lo olvida Una de las actuaciones más insólitas y polémicas del arbitraje moderno lleva su firma. En partido debut en los Juegos Olímpicos de París 2024 de la Selección Argentina Sub-23 terminó con un escándalo, con Nyberg como protagonista de un episodio que aún se discute en los pasillos de la FIFA. El partido concluyó 2 a 2, pero Nyberg anuló el gol del empate de Cristian Medina dos horas después de terminado el partido, por una supuesta interferencia de Amione en posición adelantada. Hizo reingresar a los equipos al campo, ya sin público, para jugar tres minutos adicionales, en lo que fue una resolución que todavía se recuerda y despierta preocupación. Además, ignoró una mano evidente en el área marroquí, tras un disparo de Otamendi. El partido terminó 2-1 a favor de Marruecos y la imagen del árbitro sueco quedó asociada a una ejecución mecánica del reglamento, desprovista de sensibilidad y sentido del contexto. Kevin Zenón disputó ese encuentro para la Selección y ahora estará otra vez frente al juez sueco, esta vez con los colores de Boca. Otro antecedente preocupante se dio en el encuentro por los cuartos de final de Champions League 2024 entre Arsenal y Bayern Munich, cuando Nyberg desestimó un penal clarísimo por mano de Gabriel Magalhaes, tras un error insólito con su arquero David Raya. La jugada recorrió el mundo, y ni el VAR intervino. Otro caso que refuerza la tesis: cuando la presión se multiplica, sus decisiones tienden a fallar. El sueco Glenn Nyberg (Foto REUTERS/Luisa González) Con equipos argentinos: nunca fue favorable Cada vez que Nyberg estuvo al frente de partidos con presencia argentina —sea a nivel de selecciones o clubes—, el saldo fue negativo. Decisiones tardías, omisiones groseras y un estilo de conducción que no conecta con la idiosincrasia sudamericana. En los círculos arbitrales de Conmebol, no es considerado confiable para este tipo de compromisos. Conclusión: un árbitro que necesita que el partido lo proteja Para Boca Juniors, el desafío no es solo ganar por amplia diferencia. El verdadero juego también se librará en el terreno invisible del arbitraje. Si el partido se define por la técnica, el orden táctico y el dominio emocional, Nyberg podrá conducir con eficiencia. Pero si la disputa se vuelve física, con choques, reclamos y transiciones intensas, volverá a quedar en deuda. Un árbitro de élite, con prestigio en los papeles pero cicatrices en el campo. Esta vez, el destino lo cruza otra vez con un equipo argentino. La historia —hasta ahora— no juega a su favor, pero la debilidad futbolística del Auckland seguramente favorezca su tarea.
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